Hace 125 años, el 30 de julio de 1891, cambió la vida de Ayerbe.
Cuando la locomotora 405 se detuvo en la estación que acababa de ser construida, trajo consigo el progreso. Y fue tal, que la Villa creció y el ferrocarril la vertebró con todo el país. Para ubicar mejor al año 1891, podemos recordar las elecciones que se celebraron en febrero de ese año y en las que obtuvo la mayoría el conservador Antonio Cánovas del Castillo, asesinado 6 años mas tarde. Eran tiempos convulsos, pero el proyecto de ferrocarril de vía internacional que uniría Madrid con la frontera francesa incluyó a Ayerbe en el trazado y aceleró su entrada en la modernidad.
Una idea de la magnitud del proyecto nos la da el hecho que el 18 de julio de 1928 fuera inaugurada la estación de Canfranc, 33 años más tarde. Una gran obra, que sin embargo, por la desidia de las administraciones o por los muchos intereses ocultos, duerme ahora un sueño catatónico. Ojalá, el sentido común y la grandeza de miras lleguen un día a las mentes que nos conducen, no sabemos bien hacia dónde, y les ilumine una nueva Ilustración, que dé vida otra vez a este trazado de ida y vuelta entre el Norte y el Sur.
Una idea de la magnitud del proyecto nos la da el hecho que el 18 de julio de 1928 fuera inaugurada la estación de Canfranc, 33 años más tarde. Una gran obra, que sin embargo, por la desidia de las administraciones o por los muchos intereses ocultos, duerme ahora un sueño catatónico. Ojalá, el sentido común y la grandeza de miras lleguen un día a las mentes que nos conducen, no sabemos bien hacia dónde, y les ilumine una nueva Ilustración, que dé vida otra vez a este trazado de ida y vuelta entre el Norte y el Sur.
Un despacho telegráfico del Diario de Huesca de aquella fecha, decía así:
Ha llegado a las 11 de esta mañana la tan deseada locomotora siendo saludada por los acordes de la banda de música y general repique de campanas, como precursora de incalculables beneficios futuros. Han presenciado tan solemne acto D. Vicente Sarasa, alcalde, con un distinguido séquito y numerosas gentes atraídas por la novedad del suceso.
Los viajeros y notables han sido obsequiados con un suculento lunch y la corporación municipal a dado un abundante almuerzo a los trabajadores de la vía.
Numerosa concurrencia perteneciente a todas las clases sociales
Entusiasmo indescriptible.
Llegada del tren Foto:Enrique Carbó |
Viajeros en el tiempo Foto: Enrique Carbó |
D. Paco, el párroco, y las elegantes damas Foto: Enrique Carbó |
El Alcalde, Antonio Biescas recibe a los viajeros Foto: Enrique Carbó |
Presentación del alcalde Antonio Biescas y Eugenio Mateo Foto:Enrique Carbó |
Antonio Biescas, Manuel Molina y Eugenio Mateo Foto: Enrique Carbó |
Grupo de Baile Santa Leticia y los gigantes Foto: Enrique Carbó |
Entrega de premios Certamen de relatos breves, con la escritora Rosario Raro. Foto Enrique Carbó |
Está claro que Ayerbe no descansa. Si hace unos días hablábamos de la clave en Renacimiento, el pasado 30 de julio fue la llegada del ferrocarril a esta villa hace 125 años la excusa acertada para vestirse de historia nuevamente. La efemérides, organizada por la Asociación Cultural Ayerbe
Estación fue un rotundo éxito de participación y de variedad de actos lúdico culturales.
Un andén atestado de gente esperó la llegada del tren con expectación, la misma que tuvieron los pasajeros a bordo cuando escucharon las lecturas de los relatos ganadores mientras viajaban por los llanos de la Hoya. La llegada fundió las dos en una festiva bienvenida. No se sabe quién lucía mejor sus galas decimonónicas, si los recién llegados o los que esperaban. Un variado repertorio de la moda de entonces. Con el discurso del alcalde y la presentación y glosa a cargo de Eugenio Mateo, el sol empezó a sacar pecho, demostrando la utilidad de las sutiles sombrillas que alguna dama portaba y alguien comentó que sería el día más caluroso del verano. Unas jotas bien bailadas por el grupo Santa Leticia y enseguida la lectura del fallo del jurado del Certamen de relatos cortos "El ferrocarril" y la entrega de premios. Dos gigantes inofensivos sirvieron de atrezzo para la ocasión. Dos invitados de lujo, la escritora Rosario Raro, una de las escritoras actuales de mayor proyección internacional y el fotógrafo Enrique Carbó, profesor y uno de los más prestigiosos creadores visuales. Rosario participó en la entrega de los premios y ofreció por la tarde una interesante charla sobre su última y exitosa novela "Volver a Canfranc". Enrique fue el notario del acto a través de sus fotografías, que reinventan las atmósferas del pasado en este bullicio de ausencias presentes.
Las tortas de Ayerbe se acabaron pronto. También el vino Edra. Sería cuestión de visitar la villa y para ello nada mejor que con guía. Chocaba el contraste del presente con el ayer, y algún niño le diría a su padre, que conducía el coche mientras cruzaba por Ramón y Cajal, que estaban rodando una película por la calle. Llegado el momento, con un bochorno inclemente, la comida esperaba. En la sala del SAMPA nos reunimos 96 hambrientos. Cipriano tenía casi listas dos suculentas paellas vegetales y Lucky unas sublimes migas con husones. No quedó nada, ni para el perro que dormitaba fuera a la sombra. Antes, a las 13.30 el local abrió sus puertas con la exposición de maquetas módulo ferroviarios, organizada por la Asociación de Amigos del Ferrocarril, con su presidente Javier Uriarte. Una amena sobremesa, rifa, música, algún café con hielo en la cafetería cercana... A las 18.30, la charla coloquio de Rosario Raro con su conocimiento de tantos detalles sobre la vía. Entre el público la reivindicación por la reapertura del Canfranc. Perfecto broche de oro. A las 19.53 partió el tren hacia el llano con aquellos que vinieron para festejar el acontecimiento con generosidad. Gracias, cómo no, al ADIF, en la persona de su representante Jaime Larruga. Gracias a todos en nombre de Ayerbe Estación y de su presidenta Carmen Tresaco. Especial agradecimiento al ayuntamiento, con su alcalde Antonio Biescas al frente.
Un andén atestado de gente esperó la llegada del tren con expectación, la misma que tuvieron los pasajeros a bordo cuando escucharon las lecturas de los relatos ganadores mientras viajaban por los llanos de la Hoya. La llegada fundió las dos en una festiva bienvenida. No se sabe quién lucía mejor sus galas decimonónicas, si los recién llegados o los que esperaban. Un variado repertorio de la moda de entonces. Con el discurso del alcalde y la presentación y glosa a cargo de Eugenio Mateo, el sol empezó a sacar pecho, demostrando la utilidad de las sutiles sombrillas que alguna dama portaba y alguien comentó que sería el día más caluroso del verano. Unas jotas bien bailadas por el grupo Santa Leticia y enseguida la lectura del fallo del jurado del Certamen de relatos cortos "El ferrocarril" y la entrega de premios. Dos gigantes inofensivos sirvieron de atrezzo para la ocasión. Dos invitados de lujo, la escritora Rosario Raro, una de las escritoras actuales de mayor proyección internacional y el fotógrafo Enrique Carbó, profesor y uno de los más prestigiosos creadores visuales. Rosario participó en la entrega de los premios y ofreció por la tarde una interesante charla sobre su última y exitosa novela "Volver a Canfranc". Enrique fue el notario del acto a través de sus fotografías, que reinventan las atmósferas del pasado en este bullicio de ausencias presentes.
Las tortas de Ayerbe se acabaron pronto. También el vino Edra. Sería cuestión de visitar la villa y para ello nada mejor que con guía. Chocaba el contraste del presente con el ayer, y algún niño le diría a su padre, que conducía el coche mientras cruzaba por Ramón y Cajal, que estaban rodando una película por la calle. Llegado el momento, con un bochorno inclemente, la comida esperaba. En la sala del SAMPA nos reunimos 96 hambrientos. Cipriano tenía casi listas dos suculentas paellas vegetales y Lucky unas sublimes migas con husones. No quedó nada, ni para el perro que dormitaba fuera a la sombra. Antes, a las 13.30 el local abrió sus puertas con la exposición de maquetas módulo ferroviarios, organizada por la Asociación de Amigos del Ferrocarril, con su presidente Javier Uriarte. Una amena sobremesa, rifa, música, algún café con hielo en la cafetería cercana... A las 18.30, la charla coloquio de Rosario Raro con su conocimiento de tantos detalles sobre la vía. Entre el público la reivindicación por la reapertura del Canfranc. Perfecto broche de oro. A las 19.53 partió el tren hacia el llano con aquellos que vinieron para festejar el acontecimiento con generosidad. Gracias, cómo no, al ADIF, en la persona de su representante Jaime Larruga. Gracias a todos en nombre de Ayerbe Estación y de su presidenta Carmen Tresaco. Especial agradecimiento al ayuntamiento, con su alcalde Antonio Biescas al frente.
Visita a la exposición del Premio de fotografía "El ferrocarril |
Maqueta de la estación de Riglos 1936, de Patrice Berthon Fotos en color: Darío Palacín |
"Vía al Norte" fotografía a concurso Eugenio Mateo |
Deseando que algún día pase por la estación de Ayerbe un tren procedente de Francia. Hay que seguir luchando por ello.
ResponderEliminarMuy emocionante este relato sobre todo para Santiago, hijo de Ayerbe...se le ocurre pedirte amigo Eugenío, nos des una charla como tu sueles hacerlo, el próximo curso. Gracias y enhorabuena por tu buen hacer...Un abrazo
ResponderEliminar¡Excelente crónica del acontecimiento, Eugenio! Lo dicho, a ver si te nombran cronista ofical de la Villa de Ayerbe de una vez por todas.
ResponderEliminarEnhorabuena y gracias por la parte que me toca.
Un fuerte abrazo.