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miércoles, 21 de diciembre de 2016

POR SIN ACASO, FELIZ AÑO


Director: Dionisio Sánchez Rodríguez. El Pollo Urbano. Desde 1977 la primera revista de sátira política, información, ocio y cultura . Zaragoza. España. Nº 167. Diciembre – Enero 17.



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Por si acaso, Feliz Año / Eugenio Mateo


Por Eugenio Mateo
http://eugeniomateo.blogspot.com.es/   

   Se  despide  un año al que su perspectiva final le concedería, sin duda, el término de intenso. El reloj de la vida trascurre demasiado deprisa como para darse cuenta de que nos quedamos atrás, que los hechos son inapelables y afectan de un modo que incapacitan nuestra voluntad de llevar las riendas de las situaciones.
    A comparsas nos relegan los acontecimientos a pesar que de algunos se nos diga que somos los protagonistas. Llegó un día, no hace mucho, en el que  la sociedad se hartó de tantas cosas que cuando tuvo la ocasión de hacer oír su voz en las urnas, el mapa político saltó en mil pedazos. Durante este año que se va han ocurrido demasiadas cosas, por citar algunas: la clase política tiró por la borda sus disfraces y sus vergüenzas quedaron al aire en un ridículo desabillé;  que el descontento social al final sigue descontento. No está claro que el movimiento que surgió desde una ciudadanía hastiada  (no tanta por lo visto) sea tan fiel a sus principios como pregona. Por tanto, pareciera que el año no fuera más que un déja vú. Vendría a ser aquello que decía el castizo:como mear y no echar gota. Aunque por  estas tierras algo se mueve en la partida de guiñote y hasta se redactan solemnes documentos de prácticas de honradez de los que  comprobaremos  sus efectos el año que viene. No podremos volver a maldecir en plena carretera como cuando nos rebasaba una comitiva oficial a toda leche porque se va a poner coto a los coches oficiales. No podremos enviar una caja de Cohibas al primo que anda medrando por La Aljaferia. No les venderemos más los carísimos perfumes para sus amantes/as con la tarjeta black. Por cierto y a propósito, olvidaba  que el año trajo una buena noticia: por fin se derroca  la generalidad semántica del neutro y a partir de ahora los géneros serán especificados en su propia definición. Los políticos y las políticas, las guardias y los guardianes, el soldado y la soldada; todas y todos por fin se ven reconocidas/os, liberadas/os  del machismo lingüístico opresor. Sólo por esto, esta mierda de año habrá merecido la pena.
   Pero volvamos al asunto de las conductas. No hay más que leer nuestra Literatura más cimera para comprobar que somos un país de pillos y de golfos, una nación mestiza y tramposa, superviviente de su propia historia plagada de heroísmo irracional, de desmanes caudillistas y de chanchullos, también de excesos de ortodoxia. En lo atávico seguimos, y aunque ahora nos machaquen con Viernes Negros — curiosa definición de estos yanquis no exenta de teatralidad gótica:Black Friday  y que según dicen tiene connotaciones esclavistas— para que nos gastemos los ahorros que duermen bajo el colchón y volvamos a pensar que esto funciona,lo cierto es que los habitantes de Iberia somos capaces de mover el ying y el yang con una deliciosa ambigüedad, no en vano somos descendientes de los que vivieron casi siempre en guerra. Toda una impronta, como para que digan que el avisado no lo es menos aunque no se dé por aludido.
   El año también trajo la sublimación  del eslogan en " extranjero", cuya eclosión venimos padeciendo tiempo ha. Tuve suerte de elegir inglés en mis estudios, porque si no, ahora andaría todo el día con el  traductor del móvil. Hasta la iglesia Católica apeló al eufemismo del Holly Wings frente al no menos estridente Halloween. Conozco a un comerciante que con su nombre y apellidos compuso una rimbombante marca  italiana. La cuestión es hablar de mentira, decir cosas que no significan nada, salvo una rendición incondicional ante una cultura que se me antoja intrigante. Acabaremos hablando el castellano, o el catalá, euskera, galego y la fabla en la intimidad (como ejercía aquel sesudo dirigente) cuando esté apagada la tele. Me temo que el valor de todas las estrategias, políticas, económicas y sociales se resume, utilizando el lenguaje publicitario,  a conseguir los máximos impactos en la atención del público objetivo, los ansiados OTS que llevan al triunfo. El que crea que es inmune a este bombardeo que vaya siendo sincero.
   Ha llegado el tiempo de los charlatanes, cada vez más peligrosos, eso sí. Es momento de escuchar lo que se quiere oír, porque piove, piove, porco governo.  Así, este año aportará a la Historia el inefable mérito de ver aupada al Populismo a la mayor potencia del Globo. El nuevo César, inquilino del blanco Palatino Imperial viene pisando huevos y lo que se le ponga por delante. Para rematar, va y se muere el único que le hubiera dicho las cosas a la cara sin temblarle un pelo de la barba. No es justo este sindiós. Va a parecer que los miedicas no fueran del todo descaminados con aquella  plegaria:
    Virgencita, Virgencita, que me quede como estoy.
    Por si acaso, Feliz Año a casi todos.


www.elpollourbano.es



domingo, 8 de mayo de 2016

BAILANDO CON LA MÚSICA DESAFINADA




Director: Dionisio Sánchez Rodríguez. El Pollo Urbano. Desde 1977 la primera revista de sátira política, información, ocio y cultura . Zaragoza. España. Nº 162. Mayo 16.

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Bailando con la música desafinada / Eugenio Mateo


Por Eugenio Mateo
http://eugeniomateo.blogspot.com.es/
   
     Cuando  se dice de alguien que sus intenciones están claras, se emplea un eufemismo popular: se le ve el plumero.
    Al  Secretario General del PSOE se le ve el plumero. No lo puede remediar, su cara denota una intensa ansiedad conforme pasan los días y ve alejarse un sueño al que ni despierto hubiera podido aspirar: convertirse en Presidente de Gobierno con su partido en horas bajas por la presión de otras formaciones de izquierdas.  Sabe que una segunda vuelta, como se le llama ahora a una nueva convocatoria de elecciones, sería mala para él, tanto por los resultados como por las navajas afiladas de ciertos conmilitones. Dejar pasar la oportunidad aboca al Sr. Sanchez al exilio desde las portadas. Es duro. Es muy duro saberse tan cerca y a la vez tan lejos. En ocasiones como esta, apelar al patriotismo, al interés general, no sirve de nada porque los gestos faciales  delatan que no lleva jugada. No son tiempos de ejemplaridad, más bien de constatación de lo endebles de las convicciones, si es que todavía alguien las guarda bajo llave.
   La alternancia del viejo y según se ha demostrado, ineficaz bipartidismo, necesita de protagonistas con más temple, y con más cintura, no solamente para driblar los ataques de los defensas  contrarios, sino para tener altura de miras al reconocer que la política es el arte de hacer posible lo imposible y que el propio estatus no es más que una disposición de servicio transitoria. Por cierto, el multipartidismo resulta igualmente ineficaz si no logra comprender los motivos de los que lo alumbraron.
   Hoy, en la recta final del galimatías legislativo, aparece una propuesta que más parece un brindis al sol. El pacto del Prado al que el PSOE ha dicho no. Todo esto ya se había manejado, las matemáticas son muy crudas por lo exactas y al final, un partido local, salta al ruedo cuando casi ha terminado la corrida. Quieren apurar los minutos, y eso está bien, además de ser una obligación para con los ciudadanos, pero han tenido tiempo suficiente  de  posicionar cada legítima aspiración partidaria y negociar, en mayúsculas, al margen de protagonismos. — ¡Ay, con el caudillismo!, uno de nuestros atavismos—. No puedo evitar pensar en la Ilustración y su  lema: “Todo por el pueblo, pero sin el pueblo”.  Decir esto ahora puede ser malentendido,  y sin embargo es lo que parece  practicarse todos los días desde el poder y desde los que lo pretenden. ¿Hasta cuándo vamos a seguir con la  hipocresía?
    No piensan en nosotros aunque repitan que sí como en un mantra. No lo hacen. Todo se resume a estar instalado en las posiciones de retaguardia  en una guerra que se puede dirigir para que las víctimas se la crean. Cada vez que un político habla del contrario, esconde sus propias carencias con el — “Y tú más”.  Si no fuera por lo que nos jugamos como sociedad, daría risa tanto insensato con ganas de medrar. No dan risa, dan pena, y nosotros también, por conceder a la ideología la pureza de ideas según desde dónde se mire. Si aceptamos que la derecha es una opción tan legítima como la izquierda, no deberían otorgarse los recíprocos tanta importancia. Ser de derechas o de izquierdas es cuestión de una decisión personal. Me dan miedo aquellos que se burlan del contrario por pensar diferente, pero,  ¿acaso lo hacemos? —Pensar, digo— que reírse o provocar o desautorizar o discriminar, incluso denostar, nos sale fácil.
    Así, a la derecha del país no puede afectar tanto como para mudar de bando que los suyos estén corrompidos hasta el tuétano; por el contrario, a los votantes socialdemócratas  les duele que en sus cocinas  también cuezan habas de vez en cuando y buscan el morado de la expiación o  más severas penitencias. Aprovecharse de un cargo  es humano.  He mantenido y mantengo, desgraciadamente, que mangar es cuestión de circunstancias, no de principios. No importa derechoso que izquierdoso, siempre aparecerán los atavismos de la especie y a la primera, algunos miraran  para otro lado mientas unos  meten mano, o enchufarán al hermano.  Al socaire del momento es lo que acontece. Excepciones las hay, soñadores o pragmáticos, íntegros ilusionados e ilusionantes. Forman parte de una minoría que tiene  marchamo de obsolescencia, pero que deben constatar  que no todo está perdido fuera de la política. Una parte importante del país piensa en derecha sin ser en sí misma miembro de las clases dominantes, es una cuestión más sutil: educación, prejuicios, tradición, conveniencia. Pero es una sola derecha, no sé si sólida, pero sí convencida. La otra parte, la de izquierdas, que en síntesis  es todavía más importante  a tenor de las urnas, olvida los principios de clase y está dividida en taifas e internacionales. Les resulta tan difícil ponerse de acuerdo entre sí como de intentar escuchar al contrario. Es su talón de Aquiles. El asamblearismo tiene de bueno que todos opinan, el oportunismo tiene de malo que acaba convertido en jaula de grillos.
    Volveremos a votar y se comprobará de nuevo que la derecha sólo vota a los suyos, y que los de progreso —curioso término impreciso que hace propios los afanes de todo el mundo: ¡progresar!—  tendrán que entender por una vez  que los modernos proletarios no se olvidan que lo son y desconfían cuando les cuentan  que dejaran de serlo desde uno u otro lado de ese tercio. Quieren otra cosa.  Ni lucha de clases ni asalto al Palacio de Invierno, para llegar a fin de mes no debería adornarse tanto la cosa. Una nueva pérdida de tiempo bailando con la música desafinada que  nos lleva  al paroxismo con un  ataque de “urnitis”.

domingo, 3 de abril de 2016

LA GUERRA DE LAS OPINIONES. ARTÍCULO EN LA REVISTA EL POLLO URBANO 161

Director: Dionisio Sánchez Rodríguez. El Pollo Urbano. Desde 1977 la primera revista de sátira política, información, ocio y cultura . Zaragoza. España. Nº 161. Abril 16.



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La guerra de las opiniones / Eugenio Mateo







Por Eugenio Mateo
http://eugeniomateo.blogspot.com.es/
    
   En el momento de ponerme a escribir esta  miscelánea  me avisa el reloj biológico de que ha llegado la primavera. Sirva el eufemismo para relatar que no ha sido ningún reloj, si acaso un mensaje  en el muro de Facebook, aunque he recordado haber sentido renacer la sangre  desde hace un mes, por eso, la constancia oficial de su llegada  me ha producido gran efecto.
  — ¿Qué sería de nosotros sin las redes sociales?  — Gracias a ellas la comunicación  ya no existe como la entendíamos. Igual que la primavera es inmediata, el resto de las cosas  están enrolladas  de inmediatez, como un bucle súbito que nos absorbe en sus capas de sucedáneo.  Las cosas son contadas  con la misma rapidez que se producen  aunque eso no suponga que se cuenten como son, pero  de eso hablamos luego. Volviendo a la venida de la estación florida, ando yo perdido en mis disquisiciones; supongamos que no estuviera  en el  “Face”  y hubiera tenido que enterarme del acontecimiento después de más de medio día, o sea, comiendo y viendo las noticias en la tele. Habría estado horas ignorante de hecho tan notorio y perdido de paso la oportunidad de su contemplación. No quiero pensar en  las consecuencias,  pero sí  temo  en cómo me afecten, aunque nunca  lo sepa. Perder el paso de las estaciones es una aberración de la Naturaleza, perder el ritmo de los cambios es inapropiado.
   Decía el otro día un político que la Transición fue posible porque sus  autores  pudieron  negociar sin luz ni taquígrafos  y la comparaba con los tiempos actuales en los que todo es tan público e inmediato que resulta previsible. Supone un arriesgado ejercicio de reflexión  aventurar con el pasado porque se puede perder la perspectiva del  presente. Como es sabido que los tiempos cambian, estamos en otro tiempo. Uno en el que los protagonistas del poder  no lo son realmente, sino que lo son más bien aquellos  que los difunden. Cae la política de nuevo  al laberinto, siempre los mismos intereses. Los expertos en mass media  hace tiempo que tienen el control. Igual venden jabón que quitamanchas. Lo mismo recomiendan la carne como el pescado. Para ellos  vender  un líder es sólo mercadotecnia, de su morfología hacen algo subliminal, de su discurso, un titular para las portadas, de su currículo una sinopsis. En las redes, el efecto es democratizador: un conectado, una opinión. En las redes se publica lo que se le ocurra a cualquier hijo de vecino, cabe todo con algunas excepciones.  La recompensa de saber que tienes mil  “me gusta” es suficiente acicate. Digamos que eso es lo que anima el barullo; otros publican en un vano intento de que se les lea; algunos  quieren dar envidia con el viaje a Salou; unos quieren sentirse como en familia; y ésos,  ésos que se infiltran en la alcoba para dejar suelta la rata del libelo. La vieja táctica del hurón en la conejera. A partir de ahí, en función de la adscripción del personal, ya la tenemos montada. Las opiniones  acaban en  guirigay y se enfrentan los viejos bandos, que nunca desaparecieron aunque nos engañáramos, y a veces no puedo ignorar la sensación de que el Muro, no el de Pink Floyd sino el del “feiss”, se parece mucho al que sirve para las lapidaciones.  Estamos tan absortos en el ombligo que pareciera que la propaganda sea admitida sin cuestión. Hace falta poca agudeza  para no adivinar a la primera el tufo que nos quieren colar y por desgracia se comprueba hasta  dónde llega viendo tanto sesudo comentario de uno u otro perfil, que al final los extremos se tocan. Que se olviden esos bien pensantes de que somos un pueblo educado y que recuerden los escépticos que a ciertas tendencias políticas les gusta mucho el uso de la propaganda, mucho más que al resto, para ser explícitos. Un cazurro con retranca diría que antes se pegaban ostias de verdad. Ahora, que somos tan cibernéticos, nos insultamos en la red con ademan virtual  barriobajero —“que’te’meto”—  y no llega la sangre al río. Claro, para los insultados tampoco, pero les han mojado los zapatos y algunos ya piensan en colgar  sólo fotos del gato y de alguna maceta de vivero. Como maniobra para meter cizaña, es de manual; lo que debería parecer  mentira es que cada vez más bancos de besugos  piquen el anzuelo.
    En los medios, el método  de comunicar es distinto por la sencilla razón de que  ellos  venden los sucesos. Ser el  cuarto poder es por algo y detrás de las críticas feroces o de los halagos zalameros, dependiendo de la  ideología, se esconden intereses sobre los que conjeturar resulta inútil. Por extraño que parezca, en los últimos días se observa una ralentización de noticias sobre la formación de gobierno. Puede ser que en verdad no las haya, o que se ha decidido dejar a nuestros líderes hablar tranquilos, fuera de los focos. En cualquier caso los titulares sobre el tema han pasado a las páginas interiores  y la ciudadanía se conmueve o indigna con nuevos asuntos. Hay otras inmediateces que desplazan  la atención. Nada nuevo, es sólo otro ejemplo.  Las noticias y opiniones  en los medios y en las redes, incluso los silencios, tienen tantas interpretaciones como voceros. De su imparcialidad habría que empezar a protegerse.

martes, 2 de febrero de 2016

"MODERNIDAD" ARTICULO DE OPINIÓN EN EL POLLO URBANO 159

Director: Dionisio Sánchez Rodríguez. El Pollo Urbano.
 Desde 1977 la primera revista de sátira política, información, ocio y cultura . Zaragoza. España. Nº 159. Ene 16.



Modernidad / Eugenio Mateo



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Si a alguien le quedaban dudas sobre la modernidad de este país tendrá que ir despejándolas. Somos tan modernos como el que más.

En la vanguardia, nuestros líderes siempre dando ejemplo. El compañero, pero menos, Pedro Sanchez, y el camarada, pero más, Pablo Iglesias, se comunican usando el Twitter. El Presidente en funciones esboza una sonrisa de gaviota mientras juega al mus contra sí mismo ante las cámaras de televisión. La tecnología permite compartir con todos las jugadas de esta desquiciada negociación, y al ser tan públicas dan pábulo a todo tipo de tertulias, titulares o comentarios en la redes sociales, creando una situación que los americanos tildan de “complicated environment” y por aquí de “lío gordo”.

Lo malo de escribir sobre un presente que corre a toda velocidad es que cuando los lectores puedan leer esto, probablemente se haya resuelto los enigmas de este curioso país nuestro. No importa, pues en realidad de lo que quiero hablar es de la modernidad.

En política, ser moderno o carca depende del cristal por donde se mira. En la icónica etiqueta de la modernidad se disfrazan muchos antiguos que van de modernos y viceversa; la sopa de siglas partidistas es tan especiada como espesa, ideal para que el sabor del progreso se exteriorice boca afuera mientras que de boca adentro, el paladar tradicional siga creyendo no estar pasado de moda. Ocurre que pese a quien pese, la modernidad mal entendida obliga a la atención para no ser defraudados. ¡Qué digo defraudados! ¡Para no ser totalmente engañados!

No hace falta ser un lince para ver como el partido que se supone nace directamente como expresión popular, usa una depurada estrategia de comunicación, realmente inusual en cualquier circuito que se considere amateur, más bien al contrario, tal dominio del escenario parece provenir de una profesionalidad aquilatada en las técnicas de la interpretación política. Aplican con método el tempo; conocen bien el efecto de sus intervenciones en el cálculo electoral; son tan eficaces como modernos en aplicar las teorías de las ciencias políticas y van a por todas. Sería estupendo que un proyecto así demostrase que su modernidad puede ser indemne al caudillaje, pero de momento que nadie olvide que sus principios asamblearios no son precisamente cosa sólo de estos tiempos.

Los del capullo se tildan abiertamente de modernos y habría que acudir a las hemerotecas para comprobar hasta dónde es eso cierto. Cuando un moderno se pasa de moda suele ser el último en darse por enterado, como los cornudos, con perdón. Esgrimen mucho su progresismo pero han copiado los tics de la burguesía. Desde que la telegenia vino a instalarse en sus carteles, el ser moderno en ese partido curiosamente significó ignorar por donde iban las tendencias de la moda electoral, además de la engorrosa obligación de disponer de alfombras para tapar escándalos sonados. Muchos de los suyos no pudieron asociar capullo con chanchullo.

Luego están los de Hermes y Agua de Armani. Estos conciben la modernidad de modo más tangible. Incluso llevan en su muñeca alta tecnología, y sin embargo, su vanidad y prepotencia les ha quemado por los pies (aunque dudo, lamentablemente, de que eso de la corrupción interese de verdad a tanta gente como se dice, a tenor de los resultados electorales obtenidos por la derecha), y se ha demostrado que se les ha ido la mano en meter mano. Precisamente, como consecuencia de la detención de una nueva trama en el PP valenciano, su, al parecer, cerebro, ex´-presidente de la Diputación, etc., es el mismo al que traté hace años y con el que tuve negocios absolutamente legales y normales. Nunca he olvidado que el día que lo conocí vino a mi encuentro a bordo de un Ferrari Testarrosa. Empresario de éxito, acababa de ser elegido alcalde y durante su mandato, Xátiva tuvo un despegue urbanístico y cultural muy importante. La ciudad se hizo moderna y como corría el dinero, todos se hicieron modernos con Alfonso y le reeligieron incluso en varias legislaturas. Él mismo parecía moderno por su forma de vida hasta que le han detenido por no ser esta precisamente ejemplar. Tomando la escala de grises, su modernidad era macarra, que es otra forma de creerse moderno.

Él, y todos los que como él han entendido las cosas demasiado unilateralmente sin importar la ideología y filiación son los culpables del embrollo que nos ocupa, y si nos llegara a afectar negativamente podremos maldecir a todos estos modernos de pacotilla por ser en el fondo unos horteras corruptos que se han llevado por delante la paciencia de mucha gente, además de toda la pasta que han podido. O sea, unos chorizos tan antiguos como el hambre.

Se presiente otro grupo de modernos en esta pasarela política: Son los ultramodernos del populismo, que “haberlos, haylos”, no sé si camuflados o agazapados, pero si latentes como amenaza, tan solo por aquello del cálculo de probabilidades. Más allá de nuestra derecha hay que temer que aparezca otra más a la derecha si nuestra incapacidad para gobernarnos con la razón no remonta. Una derecha de modernidad paternalista que dice hacer todo para el pueblo, pero sin el pueblo, en un Neo Despotismo sin ilustrados.

En este laberinto de intereses de poder, la falta de visión realmente moderna de una sociedad más justa puede empujar al elector a recibir un golpe de efecto en algo nuevo que le impacte. Es tan moderno decir lo que se quiere oír que no vaya a ser que un día nos despertemos convertidos en modernos por decreto. Sólo faltaría que los poderes ocultos se decidieran a apoyar a un nuevo Cavaliere hispano, ¡Ostiaá! ¡Esos sí que son vanguardias…!

 http://www.elpollourbano.es/opinion/2016/01/modernidad-eugenio-mateo/                                                                                                    
    www.elpollourbano.net


jueves, 26 de noviembre de 2015

ALISTADOS EN LA GRAN CHAPUZA



Alistados en la gran chapuza
Eugenio Mateo

  De pronto, estamos en guerra. Miras el vaso vacío de vermú  y te pides otro, para que no decaiga. Puede que sea éste el último placer que quede, dadas las circunstancias, y miras las caras de los parroquianos y descubres en ellas las de todos los días. Te confías porque al menos podrás sorber  la oliva tranquilo, después, ya se verá.  De vuelta en la calle, ni rastros de la contienda, acaso, algún vigilante jurado ejerciendo de cowboy, nada importante. Como en toda guerra moderna, llevan el teatro  de operaciones a tu comedor en esas horas que por el hambre serías capaz de comerte hasta el televisor,  y  recuerdas  lo ingrato que tiene ser carne de cañón, a la vez que te vuelven a la mente las viñetas de Hazañas Bélicas  donde cada uno cultivaba su imaginación guerrera  en base a los uniformes, pero ahora el enemigo no lleva uniforme.  De repente, te sientes alistado en la gran chapuza como un recluta bisoño con ganas de huir y caes en la cuenta que el mundo es muy pequeño para llegar a ninguna parte. Te resistes y luego te acongojas por  no importar un bledo. Atesoras  términos como Equilibrio, Civilización, Valores,  aunque ya no tengan paridad en la apuesta que están jugando por ti.  En un momento dado hasta podrías preguntarle al pakistaní de la frutería  cercana si lo que escucha por la radio son arengas terroristas. Todo por la causa. Si hay que estar, se está. Siempre listo, como los boy scout, aunque nuestros  mandos  olviden que quien siembra vientos recoge tempestades o que no es bueno tropezar siempre  en la misma piedra.
  Psicosis.  De pronto, 50.000 combatientes de la Yihad,  iluminados, fanáticos y mercenarios  se ponen al mundo por montera;  todo se tambalea, incluidos los datos sobre el enemigo No parecen servir de nada los ingenios espaciales capaces de escudriñar la tierra  a ras de suelo,  ni los sagaces servicios secretos a los que el cine pone en evidencia, ni los grandes geopolíticos con sus mapas y estadísticas de pacotilla, ni por supuesto  las bombas que les tiran. Estamos solos, indefensos en medio de la multitud que siente como propios los muertos  de Paris y olvida los de otros lugares donde hay menos luz;  su miedo es el nuestro, convertidos en dianas móviles y compartiendo el  papel de inocentes, pero no  de ignorantes, invitados de piedra, como  en todas las contiendas, pero menos. Siempre fue así, tan solo victimas colaterales en el fuego cruzado de los intereses.  El  terror  nos busca por ser anónimos, no de otra manera podría entenderse su propio significado, y toca, de una vez, darse por enterados de qué va esta vaina. Existe la paradoja de que aún pudiendo asumir lo mal que lo han hecho los nuestros, el  factor suerte zanjaría tal cuestión en el fatal instante de volar por los aires por culpa de los otros. El agudo El Roto nos trae su viñeta en El País que define muy bien todo este lío: “Les vendimos las armas, formamos a sus soldados y organizamos su ejército…ahora estamos esperando a que nos ataquen para darles su merecido”
   Decides que ya basta de leña al fuego. Hay muchos Ciudadano Kane en el ambiente y pareciera que algún periodista tiene intereses en la primera línea. Así que como no eres “masoca”,  coges al hámster, cuatro ropas, algo pa’fumar y unas perras y te tiras al monte. Eliges un lugar en alto desde donde otear. Si volvieran  los camellos  los verías  llegar y te daría tiempo a montar el cinturón de explosivos para cuando te pasaran por encima.



lunes, 26 de octubre de 2015

LA MUERTE Y LA VIDA, ESQUIZOFRENIAS DE LO DIARIO.


Director: Dionisio Sánchez Rodríguez. El Pollo Urbano. Desde 1977 la primera revista de sátira política, información, ocio y cultura . Zaragoza. España. Nº 156. Octubre 2015.
portada: Eugenio Mateo


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La muerte y la vida, esquizofrenias de lo diario / Eugenio Mateo


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Por Eugenio Mateo
     Había preparado un texto titulado “Interpretaciones de la democracia” que iba sobre los sucesos de un plebiscito envuelto en unas elecciones autonómicas. La realidad impone sus reglas de manera inapelable aunque esa misma realidad cotidiana que nos circunda pueda ser tan cruel como inesperada, capaz de alterar cualquier propósito.  
    Esta mañana de resaca electoral en la que todos cuentan  más de lo que saben  y todos entienden menos de lo que presumen, iba yo camino de mi peluquero para rebajar un poco el aspecto de clochard que me envejece aún más si cabe. La persiana bajada de la peluquería me sorprendió dada la hora y el día. La vecina de un negocio contiguo me aclaró mis dudas: Pepe murió hace unos días, aclaró la moza con mirada triste. Fue un estilete frío  el que traspasó la sorpresa. Al final, resulta que mi amigo Pepe Bengoechea, reputado peluquero y estilista,  murió en acto de servicio,  trabajando en su peluquería, de un maldito infarto y yo no me había enterado, quizá por no leer las esquelas o por culpa de no haberme encontrado con amigos comunes, también por haber retrasado  demasiado el arreglo capilar. Han sido muchos años de conocimiento, no solamente de profesional y cliente, sino de amigo de la noche, con aficiones comunes por la pintura, de tantos amigos compartidos y afines,  de conversaciones al borde del efluvio, de compartimientos  éticos y estéticos. Su edad no merecía esta muerte prematura, este derroche de aislamiento para siempre,  pero forma parte ya del recuerdo imborrable de muchos como yo. Mi homenaje a un ser humano bueno  al que su soledad le llevó parejo con la mía a coleccionar telas con firma. ¡Pepe, suerte donde vayas! Si ves a tu admirado Mira, dale un abrazo de mi parte.
   La cadena de eslabones en la que somos transportados  asidos  manos con manos tiene estas cosas. Por un momento dejaron de importar nada que no fueran los recuerdos de nuestros momentos compartidos. A la mierda las caras de los sediciosos con sus sonrisas tenebrosas, a la mierda el artículo escrito hace unos días pendiente del retoque previsto para esta noche. Mañana será otro día, aunque no estoy tan seguro. Enciendo la tele y todo me habla sobre los perdedores que se creen ganadores y sobre los ganadores que no han ganado nada. Dejo a un lado el estupor de la muerte  y me emborracho de hartazgo de independientes con pedigrí y de independentistas burgueses que cortejan a los que otrora llamaron perro flautas. No he podido  escuchar voces imparciales, los bandos ocupan el espacio vacío que antes llenaba la indiferencia. En los balcones de esta ciudad ondean banderas nacionales, en muchos ojos brilla el odio;  imagino que en las tierras vecinas se habrán despertado con resaca, los unos de cava, los otros de sangría. La trinchera  omnipresente permite ver de cerca al enemigo. Otra vez la sangre que se sube a las sienes. Los de un lado han conseguido resaltar que es fácil ser dirigido hacia donde quiera la propaganda, los del otro han persistido en no darse por aludidos, sin embargo todo ha cambiado, y mientras tanto las matemáticas sufren la paliza de la interpretación según del cristal por el que se mire  el resultado.  Pepe se reiría conmigo de ciertas caras, porque el sillón del barbero es el mejor atril sobre lo humano y lo divino.  Los rostros son el espejo del alma y de caras va la cosa. A falta de descubrir que guardan realmente las palabras, las caras ayudan a conocer el enunciado.  Hay dos caras que me dan miedo y otra que me da risa. El President  Mas y  un tal Bosch, de la ERC, tienen cara de felón, no hay término medio. Felón es aquel dispuesto a traicionar a su santa madre, si se tercia, y su sonrisa trasmite la inexpresable sensación de no ser de fiar. Su sonrisa no engaña, sus ojos entornados y el rictus de sus labios planos vaticinan pocas bromas. Igual es un prejuicio mío y estos santos varones son en la intimidad seres entrañables. La otra cara, la de esfinge permanente sorprendida, me da risa. Junqueras  me da risa porque intenta bromear con exclamaciones que no tienen ninguna, con un humor payés que huele a butifarra, como si quisiera hacer amigos entre los que detesta, como el abuelo cebolleta que te pisa un callo  pidiéndote perdón. Ya sé que el rigor exige aplicarlo, perdonen los aludidos y perdonen los lectores  esta descalificación que nace de un mal día. Las posturas necesarias en estos momentos exigen mucha altura moral y no sé si la tienen todos los protagonistas. La política es el arte de hacer posible lo imposible y el enfrentamiento es el fracaso del diálogo entre sordos.

    Yo, que soy de letras, me hago muchas preguntas por lo poco que sé. Acepto mi ignorancia, qué le vamos a hacer, no todos somos sabios. La cuestión que más me quema es si el gobierno central habrá puesto encima de la mesa el valor de las inversiones ejecutadas en  aquel magno territorio que un día heredó todo el imperio de Carlomagno, en  un claro chalaneo cobarde  de dar para evitar que pidieran más. Obras como el AVE, el Puerto de Barcelona, Las Olimpiadas, la mano de obra barata que Franco —tan valiente según algunos— les llevó para acallarles, y tantas que han hecho del mapa patrio un lugar de agravio comparativo. En definitiva, ¿podremos saber que si se van por fin alguien pagará lo que deben?  ¡Hagan juego! Ellos, los catalanes, hermanos, dicen:Encima de puta poner la cama. Nosotros, los aragoneses, hermanos primos, decimos: éramos pocos y parió la abuela.