domingo, 25 de enero de 2015

CUANDO LA ESCARCHA PARECIÓ NEVADA


 En el trayecto desde Zaragoza cayeron unas gotas, un chaparrón más bien, que dieron a las serranías sobre Huesca un aspecto fantasmal y brumoso. El tiempo que me costó visitar las dos librerías que distribuyen nuestro libro en la ciudad de Huesca supuso que las nubes fueron levantando. El ocaso se dejaba presentir sin disimulo y en el camino hacia la gasolinera del Sotón, en Esquedas, la figura piramidal del esbelto Gratal emergía entre la niebla a la que el atardecer pintaba de pan de oro. Descendí del coche y un viento gélido me desbarató el entusiasmo del cazador de imágenes pero no consiguió asustarme.  Las fotos que acompañan llevan el verdadero color del instante, mágica coincidencia de anochecida y algodón dorado de las nubes. Es un homenaje más a esta tierra que forma parte de mi imaginario

Sierra Caballera y Pico Gratal, dorado atardecer
Panorámica de Bolea y Sierra Caballera
Pico Gratal con niebla
Nubes sobre Esquedas, últimos rayos de sol
Riscos del Gratal

Al día siguiente el escenario era otro. Apenas el sol asomó por encima de la Sierra de Loarre, salté de la cama y un manto de hielo destapó un amanecer gélido de luz azul. El aliento de la escarcha me atosigó en los bronquios y el monte todavía temblaba indefenso. En la cumbre poderosa del Pusilibro, la nieve de ayer me hizo guiños y los rayos del sol volaban en planeos rasos. La cámara se llenó de luz y helada. El detalle del gélido rebozo de las hojas, de las ramas, del bosque, apenas sonidos en mi despertar a ese mundo blanco. Son imágenes de calma y espera, a mediodía la escarcha sirvió de riego a los árboles dormidos. Galliguera, mosaico y contraste.



Escarcha en la Galliguera



Quejico temblón




Terciopelo de hielo en el boj




Altivo y nevado Pusilibro




Fotos Eugenio Mateo

No hay comentarios:

Publicar un comentario