En los alrededores de la iglesia mudejar de San Miguel de los Navarros existen unas calles que no llegan a la categoría de procelosas pero que no son de tránsito habitual salvo en días de jarana y esparcimiento juvenil en los que se hace recomendable su evitación pedrestre
En esta ocasión faltaron dos cofrades habituales, no por miedo sino por obligaciones contrastadas.
Arrudí estaba en la capital del Reyno
descifrando los nuevos codices de los artistas allí convocados. Maese Pacheco tenía una importante prueba atletica por la que podía optar a estar en el Berlín Olimpico.
El resto de los uncidos no faltamos a nuestro juramento.
Maese Javier, de jota presta pero comedida. Maese Aramendía con escapulario sin obediencia. Maese Longas, de mente abierta como un plano. Maese Mateo, vehemente justiciero sin remedio.
Los cuatro comimos y bebimos con templanza pues no es misión de los conspicuos abusar de los placeres terrenales cuando están en juego valores superiores. Fijadas quedaron las consignas y no hizo falta de firmas ni notarios a fuer que la palabra recoge las ideas sin más envoltorios.
Entre tanto feo una cara linda lució con luz propia y Tatiana, de lejanas tierras venida, quiso posar para confirmar las crónicas de la noche fría,
quizá para hacerse perdonar la falta del vodka caramelizado con que habitualmente nos obsequia.
Febrero 2010.
Eugenio Mateo
Febrero 2010.
Eugenio Mateo
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