miércoles, 24 de febrero de 2010

LA CONJURA DE LOS CURIOSOS


la noche, suficientemente fría, es ideal para conspiraciones y conjuras, no en vano la nocturnidad es una agravante, pero lejos de amilanarnos, hemos repartido las consignas de reunión bajo aparentes mensajes inofensivos que dificulten nuestro rastro y el rastreo consecuente.


En los alrededores de la iglesia mudejar de San Miguel de los Navarros existen unas calles que no llegan a la categoría de procelosas pero que no son de tránsito habitual salvo en días de jarana y esparcimiento juvenil en los que se hace recomendable su evitación pedrestre
Así que elegida una noche poco concurrida nos vamos deslizando en la penumbra de las pobres farolas, uno tras otro, para llegar al punto de reunión en el que estaremos a salvo de miradas o contactos no queridos, siempre dejando al albur posibles encuentros que nos pongan al descubierto y con ello den al traste con el sagrado ritual de los neo cátaros, pues ese el el último motivo de nuestros cónclaves.


En esta ocasión faltaron dos cofrades habituales, no por miedo sino por obligaciones contrastadas.
Arrudí estaba en la capital del Reyno
descifrando los nuevos codices de los artistas allí convocados. Maese Pacheco tenía una importante prueba atletica por la que podía optar a estar en el Berlín Olimpico.

El resto de los uncidos no faltamos a nuestro juramento.
Maese Javier, de jota presta pero comedida. Maese Aramendía con escapulario sin obediencia. Maese Longas, de mente abierta como un plano. Maese Mateo, vehemente justiciero sin remedio.

Los cuatro comimos y bebimos con templanza pues no es misión de los conspicuos abusar de los placeres terrenales cuando están en juego valores superiores. Fijadas quedaron las consignas y no hizo falta de firmas ni notarios a fuer que la palabra recoge las ideas sin más envoltorios.
Entre tanto feo una cara linda lució con luz propia y Tatiana, de lejanas tierras venida, quiso posar para confirmar las crónicas de la noche fría,
quizá para hacerse perdonar la falta del vodka caramelizado con que habitualmente nos obsequia.

Febrero 2010.
Eugenio Mateo



















































































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