Siete colores llegan hasta mi,
casi al alcance de unas manos que presienten
la energía de la luz que se refracta.
De repente, sobre la borrasca,
en mitad de las siluetas de unas sierras amigas,
emerges desde el prima de un destello en millones de gotas
que amenazan con llegar irremediables.
Quiero formar parte de la estela
de los siete colores,
de esa plenitud que avanza
al encuentro de unas manos mojadas,
listas para convertirse en arco iris.
fotos de Eugenio Mateo
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