miércoles, 16 de octubre de 2013

EXPOSICION "SPECULUM. MARIA, ESPEJO DE LA FE" EN EL MUSEO DIOCESANO DE ZARAGOZA


MARIA, SPECULUM FIDEI.
Una gran muestra con un espectacular montaje expositivo que clausura el Año de la Fe y que recorre todas las etapas de la vida de la Virgen a través de la visión que de ella han tenido los pintores y escultores románicos, góticos, renacentistas, barrocos, neoclásicos y modernos La muestra reúne un total de 60 obras del patrimonio artístico religioso aragonés. Se articulan en dos bloques temáticos. Por un lado La historia de María y, por otro, María en la historia.

La primera se compone de pintura gótica, barroca, renacentista y neoclásica, además de una obra de 1944, firmada por Alejandro Cañada, María al pie de la cruz; En la segunda se muestran numerosas imágenes de la Virgen, muchas de ellas nunca antes habían salido de sus iglesias, como la Virgen de Cogullada, la Virgen Ral de la Aljafería, de Jaime Primero, la Virgen del Portillo o la del Burgo de Ebro. En total la exposición reúne obras de una veintena de localidades aragonesas. 
Es un importante conjunto de imágenes y obras que nos acercan a la dimensión cultual y cultural de lugares como Zuera, Gallocanta, Movera, Daroca, Longares, Ejea de los Caballeros, Fuentes, Pedrola, Sobradiel, Figueruelas, Alcañiz, Tauste, Encinacorba, Villafeliche, El Burgo de Ebro, Cariñena, Villarreal de Huerva y Zaragoza.

                                                       



MARÍA EN LA HISTORIA

María es una humilde israelita, hija de san Joaquín y santa Ana, que nació a finales del siglo I antes de Cristo y murió en torno al año 50, a la que los evangelistas mencionan solamente cinco veces explicando que era la Madre de Dios. Su vida la conocemos por las tradiciones que se escribieron ya en torno al año 150, sus primeras imágenes se conservan en las pinturas de las catacumbas, del siglo II, y en el siglo III se escribe la primera plegaria mariana “Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios. El crecimiento de la piedad popular provocó las primeras procesiones a la basílica de Santa María la Mayor de Roma, en el siglo VII, para celebrar la fiesta de su Natividad (8 de septiembre), la Presentación (2 de febrero), la Anunciación (25 de marzo) y su Asunción a los cielos (15 de agosto). En la Europa medieval los benedictinos extienden la imagen de María como trono de Dios, los franciscanos el pesebre ideado por san Francisco de Asís en 1223, y los literatos difunden los milagros realizados por la Virgen en libros como las Cántigas de Santa María, obra del rey Alfonso X el Sabio.

La mortalidad por la Peste Negra de 1348 incrementó la necesidad de asegurar la salvación, generando devociones como la Virgen de la Misericordia -protegiendo a sus hijos bajo su amplio manto-; el rezo del Rosario que potenciaron los dominicos en el siglo XV, y la difusión de la dramática imagen de la Piedad, con su Hijo muerto en brazos, que se mantendrá hasta el mundo del barroco en el que triunfan las procesiones presididas por la Dolorosa. En los inicios del mundo moderno, en el siglo XVIII, la Virgen se consolida como símbolo de la Paz (en 1724 se extiende el rezo medieval del Ángelus de la Paz al amanecer, mediodía y atardecer) .y en el siglo XIX se produce la definición dogmática de la Inmaculada Concepción (1854), antes del nacimiento de los grandes santuarios de peregrinación, consecuencia de las apariciones de la Virgen en Lourdes (1858) y Fátima (1917). El Concilio Vaticano II recuperará la dimensión humana de María y los papas escribirán importantes documentos sobre la Virgen a la que Benedicto XVI llamó “Madre del Señor y espejo de toda santidad”.

LA HISTORIA DE MARIA

No sabemos cómo era María de Nazaret, aunque san Epifanio –el año 404- explica que san Lucas le hizo un retrato de la Virgen, mostrando que no era muy alta, tenía "rubios los cabellos, vivos los ojos, un tanto aceitunada la pupila. Las cejas arqueadas y negras; la nariz un poco alargada; los labios, rojos y llenos de suavidad al hablar”. A partir de estos datos los artistas, desde el siglo II hasta nuestros días, han reconstruido las escenas de la vida de María desde la Natividad de la Virgen y sus Desposorios con san José, varón de la Casa de David con su bastón de almendro florido tras tocar el altar del templo de Jerusalén. Las más antiguas representaciones de la Virgen que conocemos son las pinturas del siglo III, en las catacumbas romanas de Priscila, que nos sugieren el momento de la Anunciación, cuando el ángel comunica a María que va a ser madre de Jesús, tema tratado ya en homilías del año 233. Este momento, representado en un espacio abierto (en el que María antes del siglo XI está trabajando en el huerto y después leyendo en el jardín), ha sido considerado uno de los más importantes en la historia de la Humanidad pues abre una nueva Era con el Nacimiento de Jesús, al que irán a adorar los magos de Oriente, siguiendo una estrella documentada en el año 7 antes de Cristo (en realidad una conjunción planetaria de Júpiter y Saturno especialmente brillante). La Virgen acompaña a su Hijo durante su vida, en la Huida a Egipto, para librarse de la furia de Herodes, momento en el que los pintores la representan como la Virgen de la Humildad, sentada en el suelo alimentando a Jesús, o en los momentos de la Pasión convertida en la Dolorosa con las lágrimas en sus mejillas camino del Calvario y al pie de la Cruz junto a san Juan, con los brazos levantados. A partir del siglo XIII cobra fuerza la imagen de María con su hijo muerto en su regazo, la Piedad, que cierra el itinerario dramático de la Virgen como Corredentora. Concluye la vida de María, según los autores del siglo V, con la Dormición de la Virgen y su posterior Asunción al Cielo, asunto declarado dogma en 1950, donde se la representa –desde los mosaicos del siglo VI- en el momento de su Coronación. Desde el cielo bajando hacia la tierra, se crea la iconografía de la Inmaculada Concepción, definida por los pintores del XVII con la corona de las doce estrellas y convertida en dogma el 8 de diciembre de 1854, un siglo después de ser declarada Patrona del Reino de España en 1760.

SALA 1.
ENCUENTRO EN EL CAMINO CON MARÍA.

Mientras accedemos por los peldaños de la vida, a través de la escalera neoclásica, nos recibe la f amilia de Nazaret al completo a través de un gran lienzo pintado por Merklein en el siglo XVIII.

SALA 2.

LA HISTORIA DE MARÍA.

El nacimiento de la Virgen, grupo realizado en el siglo XVI, abre un recorrido por las escenas de su vida, realizadas por artistas aragoneses desde el gótico hasta nuestros días, que se cierran con las iconografías de la Inmaculada y de la Virgen del Rosario.

SALA 3

CAMINANDO HACIA EL GRAN MOMENTO

Bajo la oscuridad de la noche de los tiempos llegamos al gran momento de la Anunciación, que ha cautivado a todos los artistas. La potente luz que nos envuelve, recuerda a Juan XXIII cuando escribía que la Anunciación es “el punto más luminoso, el que une el cielo con la tierra, el más grandioso acontecimiento de los siglos”.

SALA 4

DIOS ENTRA EN LA HISTORIA HUMANA

Comenzamos un itinerario a través de las grandes imágenes devocionales de la Virgen en la diócesis de Zaragoza. En esta sala están las tallas del siglo XII y de comienzos del XIII, en unos espacios con colores y olores vinculados teológicamente a María de Nazaret. El pasillo nos abre las puertas a la Naturaleza con ese campo de lirios, símbolo de la pureza, que nos llena de luz.

SALA 5

MARÍA EN LA HISTORIA DE LA CIVILIZACIÓN

Las imágenes góticas del siglo XIII y XIV, en las que el afecto de María se convierte en símbolo de la espiritualidad cisterciense. La Virgen se convierte en la Madre de todo el género humano, protagonizando la eclosión de los relatos literarios que hablaban de los milagros de María.

SALA 6.

LA BELLEZA DE MARIA

Las delicadas tallas hispano-flamencas, símbolo del mundo bajo medieval del siglo XV, va preparando el camino renacentista de entender a María como testimonio de esa belleza que produce una religiosidad íntima, presidida por las pequeñas tallas de Nuestra Señora que invitan a la oración y a la peregrinación como las imágenes de Cogullada y Portillo.

SALA 7.

MARÍA EN NUESTRA CASA. MARÍA DEL PILAR

Concluido el recorrido, que se puede vivir como una experiencia emocional desde el punto de vista cultural y cultual, la exposición se cierra con la imagen de la Virgen del Pilar, en torno a la cual se construye la realidad diocesana de Zaragoza, desde su llegada a orillas del Ebro en la noche del 2 de enero del año 40. En esta ocasión, su presencia está materializada en una talla excepcional realizada por el escultor Burriel a mediados del siglo XX.


SPECULUM
MARÍA, ESPEJO DE LA FE
ARZOBISPADO DE ZARAGOZA
10 OCTUBRE 2013 – 12 ENERO 2014
ORGANIZA
DELEGACIÓN EPISCOPAL de PATRIMONIO CULTURAL
MUSEO DIOCESANO de ZARAGOZA
COMITÉ ORGANIZADOR
Excmo. y Rvdmo. don Manuel UREÑA PASTOR, ARZOBISPO de ZARAGOZA
Ernesto MELÉNDEZ PÉREZ, ECÓNOMO DIOCESANO
Mario GÁLLEGO BERCERO, DELEGADO EPISCOPAL de PATRIMONIO CULTURAL
María URIOL MARTÍNEZ, GERENTE del MUSEO DIOCESANO
COMISARIO
Domingo BUESA CONDE, DIRECTOR del MUSEO DIOCESANO
COMITÉ CIENTÍFICO
María del Carmen LACARRA DUCAY, COMISIÓN de PATRIMONIO CULTURAL
Juan Carlos LOZANO LÓPEZ, COMISIÓN de PATRIMONIO CULTURAL
COORDINACIÓN
Mari Carmen AGUILAR AYERBE
Rosa ARNAL BERNIZ
DISEÑO EXPOSITIVO
BAU. Borobio Arquitectura
COLABORAN
AYUNTAMIENTO de ZARAGOZA. VOLUNTARIOS por ZARAGOZA
DIPUTACIÓN PROVINCIAL de ZARAGOZA
(SIMBOLO DEL AÑO DE LA FE DE ZARAGOZA)

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