jueves, 21 de agosto de 2014

RAFTING POR EL GÁLLEGO, DIVERSIÓN ASEGURADA


Desde hace casi veinte años, cada vez que subimos al Pantano de la Peña los fines de semana, vemos descender por el cauce del Gállego embarcaciones de rafting desde la primavera hasta casi el invierno. Por la proximidad era una asignatura pendiente que nunca se resolvía. Han sido necesarios años y también por un lado la nostalgia de la navegación por el pantano con la zodiac de potente motor, que tantos ratos inolvidables nos procuró, junto con la morriña del descenso de barrancos, que nuestro amigo Julio Porta nos metió en el cuerpo en forma de adicción al riesgo hace ya unos años. Sea como sea, propusimos el reto a nuestro buen amigo Victor Herraiz, compañero de fatigas desde el Instituto Goya y ahora compadre en la revista Crisis y este aceptó el reto.

Murillo de Gállego ha crecido exponencialmente en su oferta de turismo de aventura dentro del territorio pirenaico y un buen catálogo de empresas compiten sanamente en llevársenos al río. Elegimos ALCORCE RAFTING & KAYAK por azar y no nos arrepentimos. Su trato profesional y de colegas esconde una atención muy depurada. Es posible que el perfil de aventurero que viene hasta aquí para saborear la diversión de los rápidos no se ajustara exactamente con el nuestro, ya talluditos pero con mucha marcha todavía. Lo cierto es que percibí cierta precaución en el trato con nosotros tres pero estoy seguro que cumplimos con creces con el standard de los clientes más jóvenes y nos vieron capaces de  solventar los puntos más exigentes. Vimos volcar a varias lanchas y más de uno se alejaba llevado por la corriente para ser rescatado sin problemas por sus guías. Nosotros disfrutamos tanto que a pesar de llevar  nuestra barca  la mitad de su capacidad y tener menos peso  por lo tanto, afrontamos los rápidos con la sonrisa en la boca, sin temor al río. No renunciamos a probar con más caudal, avisamos. En la próxima primavera, cuando el Galligo venga bravo de verdad.

Lo cierto es que el mérito fue de Haritz, el guía, un vasco que lleva 12 años por estos andurriales, quien nos condujo con seguridad y experiencia. A mi colega Victor lo vi disfrutar como un chico con zapatos nuevos. A Sofía, que se sentaba detrás, no pude oírla por el fragor del agua pero ahora que veo las fotos que realizó Monica, gritaba de entusiasmo cada vez que el agua nos sepultaba y nos engullía para devolvernos vivos a la corriente, un poco más mojados. Toda una panda de yayos con neopreno. Haritz gritaba rock roll cada vez que el torbellino aconsejaba dejar el asiento sobre el borde de la lancha y buscar la seguridad limitada del interior neumático. Debió ser por aquello de que los viejos rockeros nunca mueren. No lo sabemos. Pero recomendamos esta vital actividad a todos aquellos que anden estresados. Al fin y al cabo, si caes al agua pueden pasar dos cosas: una, que con sangre fría busques la posición de seguridad con los pies por delante y no pasará nada o que vayas directamente a saludar a las sirenas del río que esperan en el fondo, aunque este extremo no está confirmado y todos llegan sanos y salvos con la adrenalina a tope. Otro detalle para los indecisos: ver los Mallos de Riglos desde el cauce del río es como tener asiento para el palco real.

                                                                   
                 
                                                                   
           
                                                                                

Victor Herraiz





















Con Jorge, uno de los responsables de Alcorce Rafting&Kayak de Murillo
                                                                             
     

                                                                             
 Fotos: Mónica
 Alcorce Rafting & Kayak. Murillo de Gállego
 16.08.2014

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