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En días pasados ha salido la edición 21 de la Revista El Clik!, una aventura fotográfica desde la ilusión, que lleva camino de convertirse en un referente en el mundo de las publicaciones digitales de fotografía de nuestra región. En esta entrega el artista invitado es Paco Simón. El maestro invitado es José Juan Verón. Les acompañan con sus reportajes doce fotógrafos que sorprenden por su manera de entender la fotografía.
Si el verano te trae tiempo, déjate llevar por las páginas virtuales de El Clik!. Se puede viajar sin moverse de la silla
Texto de mi reportaje sobre Tamara de Lempicka
El Art decó
y su musa
Como leal aficionado al Arte, obtener imágenes con mi cámara
de las propias que vienen contenidas en una obra plástica me aporta acercarme
al impulso que guio la mano del artista, descubrir su desconcierto cuando un
color se le descubrió como nuevo. He tenido la posibilidad de fotografiar
muchas obras de arte y la suerte de encontrar esos detalles que hacen grande o
pequeño a un artista. Confieso decepciones y entusiasmos, pero también un
placer desconocido vedado a una simple observación. No obtengo una copia, es
algo más, mucho más, es encontrar la veladura, el movimiento, el espíritu que
resume la pintura.
Al Art decó se le exiló del arte moderno para referirlo en
las artes decorativas y aplicadas. Cuestión de ideologías. Como movimiento de
entre guerras (1915-1935) representa la sofisticación y el glamour, la belleza y el lujo. Y hablando de belleza, una mujer
polaca de nombre Tamara de Lempicka, representa el ideal de ese movimiento
artístico. Su pintura es un fiel reflejo de su personalidad y de su modo de
vida privilegiado. Fue ambigua, libre y un mito.
En la secuencia de imágenes de este reportaje se debe
destacar: “Autorretrato (Tamara en Bugatti verde”). 1925. En este óleo, la
artista formula: “yo estaba vestida como
el coche, y el coche como yo”. Simbolismo en la emancipación de la mujer, y
a la vez la mujer convertida en objeto, y el automóvil en proyección viril.
Su condición bisexual le hace pintar a las mujeres con un
rotundo erotismo cargado de sensibilidad. Su técnica hace hablar a las miradas,
cuenta de historias de amores en peligro, se recrea en sus contornos
voluptuosos y las hace imposibles para el común mortal. Mi obra favorita es el
retrato de su hija: “Kizette en el balcón”, de 1927; en ella, con el fondo de un
paisaje urbano cubista, la niña se asoma a ese exterior y subyacen varias
impresiones, la carnal y en cierto modo perversa, la tierna serenidad en su expresión
y la armoniosa captura del instante. Otro retrato de Kizette es: “Durmiente” de
1935. En mi opinión, esta madona esplendorosa aún en el reposo del sueño podría
haber sido pintada por alguno de los grandes del Renacimiento. En el
espectacular “Retrato de la duquesa de La Salle”. 1925, Lempicka acomete la
imagen de la aristócrata con un modelo claramente masculino y rompedor, en un
alarde de definición de su tendencia sexual[
En definitiva, el contenido de El Clik! permite viajar sin
movernos de la silla. Podemos volver a una época a la que se llamó decadente, y
que para aquellos que pudieron hacerlo, significó escapar de la angustia de las
carencias, y se lanzaron a vivir con desmesura sin importar las consecuencias.
Tamara de Lempicka hizo que sus retratos pudieran ser vistos de otra forma,
porque los dotó de una elegancia que sabía cruzar los límites de la piel y de
lo etéreo.
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