Con una temperatura más bien fresca, ayer 2 de junio, y junto con Javier y Jose Antonio, nos trasladamos hasta el espectacular entorno del Moncayo. Sus enormes masas boscosas tanto de encinares, robledales, pinares y abetales y hayedos cobijan sus frutos con esmero, como una madre a sus hijos.
Nuevamente el fenómeno de las larvas se hizo presente, sobre todo en los ejemplares de Russulas que tapizaban los montes del pino albar; aparentemente la climatología tiene gran parte de culpa. Culpo al tiempo porque creo que está cambiando los hábitos del bosque. Al igual que en los primeros días de mayo ya pudimos recolectar Cantarellus Cibarius, ayer pude cortar el primer rovellon, cosa nunca vista por mí en Junio. También estaba comido por las larvas.
Unas preciosas Russulas cianoxhantas nos regalaron los encinares, pero el regalo llevaba otros regalos dentro.Sin embargo los sanos y llamativos C. Cibarius aparecían moteando, de rabioso naranja, el musgo del soto bosque. Recibimos el mensaje de promesa de buena temporada. La próxima semana volveremos.
Fotos Eugenio Mateo
Hola Eugenio! Excelente entrada. Las fotos son verdaderamente espectaculares. Estuve parando en algunos hoteles en buenos aires en los que pude ver muy buenos documentales sobre setas, los recomiendo. Saludos!
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