fotos Agencia EFE
El cielo se volvió loco de repente, sin aviso; todo cuanto estaba por debajo sufrió el mayor castigo que recuerdan sus gentes.
El paraiso se convirtió en un infierno y la tierra se ahogó después de tanto tiempo de permanecer a salvo, sóla en mitad del océano, guardando sus mareas, como una barca de faena.
Ante el horror de los supervivientes y el asombro fugaz de las victimas he querido recordar el paraiso tal y como era y este infierno que es hoy, para comprobar que por sus calles ruedan el horror de las riadas y que el mar se sale de sus cauces y hace a la tierra imposible. No hace tanto, el desorden natural de crestas y barrancos me enseñó su equilibrio de isla continente. No hace tanto, probé el paraíso que es Madeira y siempre he querido volver.
http://eugeniomateo.blogspot.com.es/2010/02/madeira-el-paraiso.html
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No puede ser que el dia se haga noche sin ocaso. Ni que la lluvia sea catarata de nubes de espanto.
Olvidamos que la Naturaleza es cruelmente caprichosa.
Olvidamos que la Naturaleza es cruelmente caprichosa.
Descansen en paz los nuevos inocentes, que esta vez fueron más de cuarenta.
Eugenio Mateo.
21 de febrero 2010
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