enlaces a la revista el Clik nº7
Editorial
–¡Ha salido El Clik! ¡El Clik nº 7! — Para lo no tan jóvenes, quizás alguno recuerde
el sonsonete con melodía familiar que las voces dinámicas de los chavales cantaban los
domingos, a la salida de los cines, con los resultados del fútbol de la jornada. — Ha salido
la Hoja…la Hoja Depórtiva — con el acento mal entonado, pero que era lo que hacía
diferentes a aquellos salmodios impetuosos que viajan desde la memoria de mi infancia.
Ya tenemos otro Clik, como si apenas hubiéramos terminado de degustar el imaginario
visual del número 6. — Tempus Fugit — decían los romanos, y qué razón tenían. El
tiempo vuela, y a revueltas con turrones, guirnaldas y oropeles, mansedumbre pastoril
y tantos buenos deseos que empalagan, sus páginas sirven de telón involuntario a la
realidad, pero no a esa que ven los ojos, sino la que presiente el obturador mágico de
nuestras emociones. Estamos en Navidad, que para muchos significa paga extraordinaria,
cenas con extraños cercanos, envío sistemático de horteradas por Whatsapp, y para
otros, la señal inequívoca de que nada cambia a pesar de todo, incluso que año tras
año nos seguimos engañando por amor a la mercadotecnia. Es ahora cuando se
ponen a prueba las convicciones del que no puede satisfacer la media establecida en
la estadística de consumo por habitante. Son horas de templanza o de dejarse llevar.
— ¡Vosotros mismos! —
Hablábamos de fotografía, pero no puedo resistir mi lado iconoclasta, ése que me
permite soñar con las imágenes como remedo a las carencias obligadas. Nuestro amigo
Miguelón se ha vestido con un gran gorro rojo, pues realmente no necesita más para
ser una réplica baturra de Nikolaus, ese obispo teutón que a mí me gusta más que el
gordo escandinavo, y nos trae un saco lleno de ilusión óptica. Fotos, señoras y señores,
fotos, buenas fotos, espléndidas, enigmas del instante, puertas de anclaje ante la deriva
del tsunami mediático. El Clik es un viaje al infinito, espacio medible sólo por los locos o
inocentes, que viene a ser lo mismo. Viaje al otoño de belleza decadente y prevista; viaje
a lo exótico de nuevo — como nos atrae lo desconocido — que siempre sazona la razón
con la especia más fragante. La India, Angkor, Marruecos, Toro, la vieja Toro de los vinos de leyenda. Un mundo a nuestros pies, disponible al encanto inmediato de la sorpresa.La naturaleza de un Moncayo a medio naufragar en sus torrenteras imprevistas que traza el cambio climático; el rigor del blanco y negro en contrapunto con la belleza del color; Naturalario, Animalario, desvaríos tras el visor fabulador de un fabulista; lo nocturno como constancia de la diferencia; el nuevo reto de la fotografía con los teléfonos móviles.
— Fotos, fotos, fotos…más fotos por favor — podría haber cantado Aute, aunque
se refirió al cine. Nuestro fotógrafo invitado, Julio Lopez Morata, se podría haber
dedicado al cine si no hubiera preferido ser fotógrafo. Lo suyo es oficio, libertad,
técnica laureada y donada generosamente a través de la enseñanza. Maestro de la
sencillez en un más difícil todavía. En su popurrí nos trae descubrimiento, recato y
atrevimiento, retratos de retazos de historias inconclusas, sentimiento, soledad yalegoría, concepto, filosofía. Nos deja evocar la caricia de unas manos nervudas sobre
la piel de pétalo floral de una hembra en flor, como si nos escociera el roce, o medir
la magnificencia de paisajes urbanos que trascienden al transeúnte de carne y hueso.
Lujo, lujo en la lujuriante diversidad de un contenido que nos pide pensar a solas, mano
a mano con tantos deseos que, una vez al año, ceden ante la insistencia de ser mejores…
lo que dura un deseo.
¡Ha salido El Clik! ¡El Clik número sieeete!
Eugenio Mateo
Galerista y escritor
Gracias Eugenio. Preciosa Editorial
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