Mi ruta favorita para viajar desde Zaragoza al Valle de Arán discurre por la carretera que desde Graus, y pasando por Beranuy y el monasterio de Obarra, con el congosto del mismo nombre, asciende el Puerto de Bonansa a 1200 m., y desciende paralela al pueblo del mismo nombre (en el que nació el que fuera Presidente del Gobierno de Aragón, Marcelino Iglesias) para llegar al cruce con la carretera nacional de Lleida a Vielha, un poco más arriba de Pont de Suert. Estamos en la Ribagorza, donde la muga de Aragón con Cataluña se va alternando en la ruta.
En esta ocasión, a finales de un junio que se despide extremadamente caluroso, he querido volver a visitar el Valle de Bohí, en cuyo pueblo del mismo nombre, guardo un especial recuerdo de la Pensión Capdevila. He girado en dirección sur en el cruce de la nacional y antes de llegar a Pont de Suert, a la izquierda se abre la entrada a ese valle, que también es una de las puertas al Parque de Aigües Tortes. Se trata de visitar de nuevo las maravillosas iglesias románicas del valle. En Taúll, Sant Climent es la joya. Todas las iglesias de los pueblos de este valle son Patrimonio Universal de la Humanidad por la UNESCO, especialmente por los frescos de sus muros y las torres de varios pisos, ejemplo de la arquitectura lombarda que se importó de la península itálica en el siglo XII, antes que el románico hispano evolucionara.
En Tahúll, el foco de atracción de Sant Climent es su torre de 6 pisos, que guarda una clara influencia lombarda bizantina y que las hace diferentes de las habituales construcciones del románico aragonés, por ejemplo, y las pinturas al fresco de sus ábsides, hoy día guardados en el Museo Nacional de Cataluña, en el que destaca el Pantocrator del altar mayor. Lo que vemos son reproducciones, pero que dan idea de la riqueza estética y cromática, y por si quedara alguna duda de como lucirían en la época en la que fueron pintadas, se ha montado un esclarecedor sistema de video mapping que ofrece al visitante el grandioso aspecto original que sobrecogería, sin duda, a los cristianos de la baja edad media, que se postrarían ante un Cristo todopoderoso. Merece la pena el espectáculo.
En Bohí, la iglesia de Sant Joan, muestra las reproducciones de los frescos sobre la puerta que por su temática y color son clara herencia bizantina. Su torre guarda sólo dos alturas originales y es posterior la cúpula que se ve hoy día. Un detalle especial es la simplicidad de sus ábsides y puertas, simples arcos de medio punto que contrastan con la ornamentación en piedra de un románico evolucionado y tardío. La fábrica de los templos es rústica, sin ventanas y muros sin pulir. Sin embargo, las torres y los frescos hacen de estas iglesias catalanas del Valle de Bohí, distintas, incluso con las cercanas del Valle de Arán, de un románico más tardío, del XIII. Su consagración al culto data de 1123, por la inscripción que relata la visita de Ramón, obispo de Barbastro, para bendecirlas.
La cercanía a uno de los accesos al Parque Nacional de Aigües Tortes y al balneario de Caldas de Bohí hacen del lugar uno de los más visitados de la provincia de Lleida.
Por mi parte, asciendo hacia la Presa dels Cavallers, uno de los lagos artificiales más grandes del Pirineo, que refleja en sus aguas las afiladas agujas de piedra de tres miles como los Besinerris, pero eso es otro reportaje.
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Puerto de Bonansa
Sant Climent, Tahúll, año 1213 |
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Pantocrator |
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Talla siglo XII |
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Proyección de video mapping |
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Pila bautismal |
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Sant Climent |
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Vista de Tahúll |
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ábsides lombardos de Sant Joan de Bohí |
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Sant Joan. frescos sobre puertas norte |
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Bohí |
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Besiberri |
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Torre de Sant Joan con sólo dos pisos originales |
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antigua muralla de Bohí
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25 de junio 2015
fotos Eugenio Mateo
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