José Luis Cano, la levedad del somardismo
14/06/2015
Dentro de los actos conmemorativos del 25 aniversario de la Biblioteca de Aragón, la Asociación Aragonesa de Amigos del Libro invitó el pasado martes al sin duda predilecto hijo de Zaragoza con más chispa y gracejo que hubo y habrá por estos lares. José Luis Cano, inmenso genio "de profesión incierta" que dialogó con sordos en La Lonja al son de carteles de fiestas toreras y pilaristas, artefactos y xordiquetas, de murales al abrigo de Fortea y Gargallo, de magistrales viñetas en Andalán y este nuestro periódico, acudió a la llamada del presidente de la asociación, Eugenio Mateo Otto, para desvelarnos pildoritas y pildorazos de su próximo libro Breve antología universal del humor aragonés, un recorrido anecdótico y reflexivo por circuitos tabernarios y de extrarradio autobusero, delirante, sagaz e irónico recogiendo el inherente espíritu somarda que nos caracteriza como pueblo justo, breve y discreto mucho más allá del aragonés obvio, dilatado y fanfarrón que, como etnia centrípeta, sabe proyectarse también a la caza de fichajes extracomunitarios. Ser captador fino de personajes es lo que tiene, y Cano, tras deambular antaño por Paletonia al calor y olor de fablesos, andalinios y mudicios, ha decidido otorgar pasaporte aragonés y sin embargo somarda a todo aquel que reivindique el ácido valor del escueto y gestual tontotontomierdismo, nacido en Jamaica o en el Tíbet, haya filosofado hace siglos como Diógenes o Avempace, abuñuelando a Oscar Wilde o goyificando a un periodista de Ohio como Bierce. Escritores como Carmen Bandrés, otrora cronista parlamentaria, Hernandez Mostajo, pintores como Rosa Luesma y José Luis Tomás, Ana Martínez del grupo teatral Juglarías , y tantos que disfrutaron junto a Eugenio Mateo, de la atracción del somardismo más atávico que Cano nos instala en el olimpo de los excelsos humores.
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