EL VALLE DE ECHO. La cuna del Reyno

La Bal d`Echo, en aragonés, el Valle de Echo, es la cuna del Reyno de Aragón. En su origen, condado Carlolingio de Aragonum que formaban Echo y Canfranc, se anexionó los valles próximos, extendiendose por la Jacetania y unido con los condados del Sobrarbe y Ribagorza, dió lugar al Reyno de Aragón. En el año 833, el conde Galindo I Aznarez, fundó el monasterio de Siresa y posteriormente donó las rentas condales de la villa de Echo al citado monasterio.

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Existe controversia con su nombre ya que el origen de la palabra no tiene H y debería escribirse Echo en aragonés y castellano. Es uno los lugares donde sigue viva la lengua aragonesa en su variante dialectal conocida como cheso, igual que el gentilicio de los habitantes del valle.

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Se encuentra a la orilla del río Aragón Subordán y es paso obligado de las rutas, que en plena época romana, a través de la calzada Summo Pyreneo, unía la Galia con Cesaraugusta, por el Puerto del Palo. Esta misma ruta fue recorrida por los peregrinos de la Ruta Jacobea, antes que tomara pujanza el Puerto de Somport. A lo largo del río y en la selva de Oza, se encuentran vestigios de que ya hace más de 3.000 años, estos parajes fueron territorio de caza o de pastos de sus rebaños. Sus restos megalíticos, como dolmenes y cromlech, son los más numerosos en toda la Cordillera Pirenaica. Hablaremos de la Corona de los Muertos, con sus 120 círculos de piedra.

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La personalidad de esta Villa invita a un paseo reposado y atento, puesto que en cualquier rincón de sus calles y casonas, puede aparecer un detalle que nos sorprenda, como las airosas chimeneas que les dan carácter. Más tarde, tomaremos el camino que trapasa la estrecha garganta que el Río ha excavado durante miles de años, llamada la Boca del Inferno para recorrer la Selva de Oza y Guarrinza, camino del Puerto del Palo. Por estos hayedos profundos todavía habita el último oso autóctono del Pirineo, igual que el que atacó al Rey Alfonso I el Batallador, criado en Siresa y amante de la caza, el cual, como agradecimiento hacia los que le salvaron, concedió privilegios especiales a los chesos.

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En el mismo valle, a pocos kilometros, se encuentra la Villa de Urdues, que une por pistas con Aragüés del Puerto, camino muy transitado por los contrabadistas en la posguerra civil y por los maquis antifranquistas.

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EL VALLE DE ECHO. la cuna del Reyno

fotos y texto de Eugenio Mateo

agosto 2010