Hoy, domingo 26 de Septiembre, ha tenido lugar en Ayerbe, la XV Feria de Alternativas Rurales del Prepirineo, en las dos plazas de la Villa, tal y como se ha venido haciendo tradicionalmente en otras épocas. En esta edición se muestran diversas actividades que se relacionan con los antiguos oficios y faenas que en esta comarca se practicaban. Esta Feria tiene cómo máximo objetivo la recuperación y el mantenimiento de una parte de nuestro patrimonio cultural.
Con una gran afluencia de público, venidos de muy diversas partesa a tenor de sus acentos, Ayerbe ofrecía un animado aspecto, acompañado de un día especialmente luminoso, en el que el cierzo andaba suelto.
En el trancurrir de la gente yendo y viniendo, tenderetes y puestos se han convertido en escenarios, en los que la memoria y los recuerdos nos han traido recados sobre quién sómos. Artesanía, oficios, juegos, labores, ecología, arte, alimentación tradicional, exposicion de fotografias etnográficas del pasado de Ayebe. Un gran bazar de la sorpresa, como la del artesano que todavía hace abarcas de suela de neumático y que ya creía extinguidas. O la del constructor de cañizos, con diversas técnicas y resultados, que hasta hace no demasiado, eran imprescindibles en muchas constucciones. Sorpresas por ver a esas mujeres de Almudevar cardando la lana e hilándola a mano, con la misma parsimonia que emplearían sus abuelas y con las mismas ropas negras.Sorpresa por la subasta de cebollas de Ayerbe, que un conocido comerciante ha montado, convocando a los restaurantes de la zona y de Huesca capital.
En la carpa cubierta, manjares y delicatessen de la región y de provincias vecinas, llamaban la atención de la mayoría. Y a modo de vermú, un plato de migas con longaniza, muy ricas, y un vasito de vino al módico precio de 1,5€, gentileza de la organización.
Celebramos la iniciativa del Ayuntamiento, que ha devuelto a la población, al menos por un día, el aspecto de sus mejores tiempos, el de aquellos de la primera mitad del siglo XX, en los que las ferias de Ayerbe eran el polo dinamizador de toda la comarca y por tanto, para esta villa, su importancia como cabecera del Prepirineo Aragonés más al Oeste, significaba el mantenimiento de la población rural en torno a unos servicios que nutrían las necesidades de los pobladores de una comarca que hoy día se debate entre la despoblación y las nuevas actividades turisticas que vengan a paliar esa tendencia.
fotos y texto.
Eugenio Mateo
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