En uno de los encinares de nuestro Pirineo, el pasado sábado pudimos recolectar unos cuántos ejemplares de Cantarellus Cibarius, comúnmente llamados Rebozuelos o seta de San Juan, así como cabrillas o girolas. Posiblemente las temperaturas tirando a cálidas de esta primavera hayan acelerado su aparición pues es desde Junio cuando aparece en los bosques.
Esta especie crece en cualquier habitat; desde la llanura hasta la alta montaña, ya sea debajo de planifolios como de coníferas, en suelo ácido y en suelo básico. Su época de desarrollo es desde Junio a Noviembre.En nuestro caso las encontramos en un tupido encinar con humedad de las recientes lluvias, a mitad de mayo.
Después del boletus edulis y la amanita cesárea, puede decirse que el Cibarius es una de las setas más apreciadas y conocidas. Su color amarillo, presente en todas sus partes y el himenio, o cara interior del sombrero, formado por nervaduras o venas gruesas, a menudo bifurcadas o sinuosas, hacen muy fácil su identificación. Solamente la Hygrophoropsis aurantiaca se presta a la confusión, poco peligrosa en este caso pues no es tóxica, y ya con mayor peligro la Omphalotus olearius, o seta de olivo, puede ser confundida sobre todo por el color amarillo anaranjado, aunque las caracteristicas del himenio son muy distintas y crecen sobre tocones de árboles en descomposición. A esta especie se le daba como mortal hasta hace poco pero su intoxicación es muy grave, o sea que cuidado.
El fin principal de la recogida de setas es el culinario. Se puede preparar con el rebozuelo infinidad de platos y guisos, incluso se puede secar, como sus hermanas la Lutescens y Cornucopioides. Nosotros en este caso y aprovechando que nos quedaban trompetas de los muertos del otoño anterior en Aran, preparamos un risotto con éstas rehidratadas y rebozuelos, que francamente era dificil de superar, habida cuenta de la experimentada mano de la cocinera.
21.05.2011. texto y fotos E.Mateo
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