Tumba de Colón |
vidrieras con Santa Justa y Rufina |
Rosetón central
custodia de Juan de Arfe
órgano
Coro. 1523
detalle del retablo
Capilla de la Antigua
Cristo de los Cálices
Santa Justa y Rufina de Pedro de Esquivel
la visión de San Antonio de Murillo
bóvedas de crucería
cúpula de la sacristía del Altar Mayor
patio de los Naranjos
Giralda desde el Patio de los Naranjos
"Hagamos una Iglesia que los que la vieren labrada nos tengan por locos”, así tradujo el pueblo lo que habían decidido en sus reuniones los canónigos de Sevilla en 1401. Estaban dando a luz, sin saberlo del todo, esta maravilla que hoy contemplamos y cuya historia resulta sorprendente.
Soñaban, por qué no, que un día fuera la mejor Cátedra del Arzobispo de Sevilla y futuro Patriarca de la Indias; que en ella se celebrara el más esplendoroso culto litúrgico de la metrópoli hispalense; que asombrara a sus visitantes al caminar bajo sus bóvedas góticas, al descubrir su multiforme iconografía, (pintura, escultura, orfebrería, tejidos, libros corales, vidrieras), llenando las más diversas capillas góticas y renacentistas, para llegar después a encontrarse, en el remanso del Patio de los Naranjos, con las joyas bibliográficas y documentales que se custodian en el Archivo y Biblioteca Capitular, pórtico de un singular sancta sanctorum: la Biblioteca Colombina. Piedra a piedra ven crecer esa impresionante “montaña hueca”, bajo la severa mirada de la Giralda, señora de Sevilla.
La Catedral de Santa María de la Sede de Sevilla es la catedral gótica cristiana más grande del mundo. La Unesco la declaró, en 1987, Patrimonio de la Humanidad y, el 25 de julio de 2010, Bien de Valor Universal Excepcional. Según la tradición, la construcción se inició en 1401, aunque no existe constancia documental del comienzo de los trabajos hasta 1433. La edificación se realizó en el solar que quedó tras la demolición de la antigua Mezquita Aljama de Sevilla.
La atracción de visitantes es permanente, siendo mayoría los turistas extranjeros que acuden ávidos de presenciar la magnificencia y el tesoro monumental y artístico de la catedral. Sus dimensiones justifican el dicho que abre este reportaje.
Fotos Eugenio Mateo
29.06.2011
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Realmente es preciosa, y pareciera que dentro de ella, ante tal majestuosidad, uno no pudiera replegarse en sí mismo y en su fe hasta encontrar el recogimiento, y sin embargo no es así, el alma, para los que creemos, se esponja y crece hasta formar parte de sus piedras como un todo. También en lo grande está Dios, de igual modo que en lo pequeño.
ResponderEliminarDesde el punto de vista arquitectónico, artístico y material, una maravilla en la que en cada visita descubres cosas nuevas.