viernes, 14 de mayo de 2010

LA PLAGA SIN RESPUESTAS

























TAMBIEN LOS GRANDES PINOS CARRASCOS












Los pinares de nuestra Comunidad Autónoma, al igual que la mayoría de las otras Comunidades, están enfermos o muy graves, si por gravedad se toma que la plaga de orugas procesionarias está fuera de control y practicamente las plantaciones de reforestación de años atrás, que son las más afectadas, se han convertido en unas masas boscosas sin verdor ni vida, cubiertas de las asquerosas bolsas algodonosas que cobijan a las desagradables, urticantes y voraces orugas, que además presentan un peligro añadido como son la violenta reacción alergica que sus 500.000 tricomas o pelos urticantes que posee cada insecto, pueden presentar a cualquier individuo que camine cerca entre un pinar afectado, ya que lanzan al aire estos tricomas,que son como dardos que por su forma se clavan en la piel haciendo muu difícil su extracción.

Uno, en su ignorancia, sabe ya de muchas plagas que esta oruga, Thaumetopea Pytiocampa, ha recorrido de norte a sur de Aragón, sembrando de esas bolsas sospechosas los pinares de las tres provincias y siempre, a pesar de todo, la naturaleza ejercía su sabia regla para que el equilibrio fuese mantenido y si el problema se extendía más de lo aceptable, se echaba mano de las avionetas que fumigaban las zonas afectadas y asunto resuelto. Bien es cierto que su utilizaba DDT en las fumigaciones aéreas y aunque la mortandad era practicamente absoluta, el producto químico afectaba a las propias especies depredadoras de la oruga y la plaga rebrotaba con más fuerza a los cuatro años. Por tanto se dejó de usar este metodo, pero la invertigación sobre esta plaga, la más importante en efectos sociales, medioambientales y económicos de los pinares mediterráneos, continuó dando como resultados diversos tratamientos que se han demostrado inocuos para el habitat pero demoledores contra las procesionarias, que actuan por ingestión en los ejemplares en estado larvario. Hablamos, por un lado del Bacillus Thuringiensis y por otro del Diflubenzuron, ambos productos biologicos y que estan utilizando en fumigaciones aéreas en Comunidades como La Rioja, Valencia, Andalucia y en paises como Marruecos, entre otros.

Como son muchas horas de contacto con la montaña y el aire libre, a mis ojos no se les puede engañar, porque he ido viendo estación tras estación, como la masa forestal enfermaba sin que ningún médico la visitase y sin tratamiento alguno y todo esto me llena de inquietud porque incluso y a pesar de mis cuidados, mi propia y diminuta masa boscosa, pero con espigados ejemplares de pinos silvestres y carrascos, se está viendo afectada por la marea incontenible de las temidas procesionarias que llegan a todos los rincones, sin enemigos naturales ni quimicos, como si supiesen que tienen campo libre.

En las fotos que presento, tomadas hace seis días, todos los bosques de reforestación que nacen en el Pantano de la Peña y se enriscan hacia Ena y Lagé, que incluso se prolongan hacia San Juan de la Peña y Oroel, presentan el aspecto de un bosque de caducifolios en invierno en lugar del verdor perenne de las coníferas. En estas fotos no hay trampas sino avisos de males mayores.¿Para qué nos gastamos el dinero de todos en reforestar hectáreas devastadas por el fuego si luego dejamos a los jovenes plantíos acabar de alimento de las orugas? ¿para qué sirven las campañas de prevención de incendios y tantos medios (absolutamente necesarios, por supuesto) para controlar nuestros montes y a nuestros montañeses, si los árboles a proteger están condenados a las plagas? ¿ Para que sirven esas corporaciones que se alían con empresas privadas para vallar los montes y dejar libre al ganado caballar pastando en ellos, con la excusa de que sirven para mantener limpio el bosque, si nadie mueve un dedo por el protagonista de esos bosques, que no son otros que los pinos?

Veo patrullar camiones cisterna, subir por la empinada pista a los todo terreno de la D.G.A, saber que me están observando con sus prismáticos desde atalayas al efecto. Se me hace difícil asumir que entre todos esos profesionales, que no dudo que lo son y a los que agradezco su tutela, no haya uno que se haga las mismas preguntas que yo y que todos los que vean lo que a la vista está. Supongo un debate interno, pero para el común de los mortales, quizá los matices se nos escapen y se mire por donde se mire, parece prevalecer la estrategia de dejar que las cosas pasen, esperando de este modo solucionar los problemas con hechos consumados o la más peligrosa de confiar que la plaga no sea definitiva.
Sabemos que la plaga no significa la muerte del árbol. Cuando la procesionaria baja del pino en primavera para enterrarse en el suelo y metamorfosearse en mariposa, deja que las acículas de los nuevos brotes se hagan fuertes para luego en otoño volver a devorarlos y de esta manera, en función de la edad del pino,su altura y su grado de defoliación, la muerte del ejemplar es irreversible. A la vista del deterioro de grandes plantaciones reforestadas e incluso de ejemplares adultos de alto porte, la hora de actuar se está pasando; mañana será tarde pero muchos no lo sabrán si no salen al monte, porque asusta más un incendio a la opinión pública, que una muerte lenta y silenciosa que convertirá grandes extensiones en terreno prohibido. Claro que a lo mejor se puede aprovechar la madera, que entonces no valdrá nada, y volver a reforestar, que paga la casa.
Texto y fotos E. Mateo
mayo 2010.
Comarcas de la Hoya de Huesca y Jacetania.


















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