Bajo el escalofrío de tu ausencia
se doblan mis rodillas, incapaces
de ser las sendas de los pasos desiertos
que recorrimos juntas cada tarde,
cuando en el cauce seco del estío
me dabas de beber
gotas de miel en tu mirada
con galletas de cálidas caricias
y el frescor de tus besos en mi frente
El peso de tu hueco desbarata mi espalda
se quiebra la esperanza,
como la caña de la orilla
en la que me bañabas
los veranos gozosos de la infancia
Me rebelo con grito dolorido
y agito las manos en señales sin destino
el adiós es una cita
la espera, sólo paréntesis de vida
dedicado a Sofía y Felisa
E.Mateo
17 diciembre 2010
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