lunes, 11 de abril de 2011

YACIMIENTO DE LOS BAÑALES. ROMA EN LAS CINCO VILLAS













                                                     sarcófago romano de Bañales

                                            Ermita de Nuestra Sra de los Bañales.

                                          Mausoleo de los Atilios



El yacimiento arqueológico de los Bañales es uno de los principales yacimientos arqueológicos de Aragón, se halla en el término municipal de Uncastillo, Zaragoza, rodeado por las localidades Layana, Sádaba y Biota. Las primeras excavaciones datan de 1942, bajo la dirección de José Galiay Sarañana, en el yacimiento se han realizado varias campañas arqueológicas, siendo la más importante la realizada por el catedrático Antonio Beltrán Martínez en 1979. En 1931 fue declarado Tesoro Artístico Nacional y Bien de Interés Cultural por la Ley de Patrimonio Histórico Español de 1985.

Los Bañales fue una zona muy romanizada, como se desprende de los numerosos restos encontrados en la Comarca, como son: restos de las construcciones hidráulicas a lo largo del río Riguel; las villae en un radio inferior a 5 km. Los mausoleos de los Atilios y el de la Sinagoga en Sádaba; una vía que debió discurrir por la zona comunicando Caesaraugusta y Pompaelo y cuya presencia la atestigua los miliarios hallados; el bustum de Biota; el sarcófago romano-cristiano encontrado en las proximidades de la ermita de San Román de Castiliscar y los numerosos vestigios encontrados en Sofuentes, en especial los del cerro Ladrero, entre otros. No se conoce su nombre, aunque se han barajado los de Clarina, Muscaria, Atiliana, la Munda… A la ciudad actualmente se la conoce como Bañales, por la ermita del S. XVIII construida en el yacimiento y dedicada a “Nuestra Señora de los Bañales”. Se cree que “Bañales” era una ciudad residencial de época imperial, siglos I- IV, asentada sobre un posible poblamiento anterior.

Dentro del núcleo urbano, se pueden distinguir dos zonas: la zona monumental o pública, donde se encuentran el foro, las termas, el acueducto y el templo; y la zona residencial, asentada sobre el pequeño cerro conocido como Pueyo de los Bañales.

EL FORO- De él son las dos columnas toscanas, que dan la bienvenida al visitante, compuestas por 7 tambores. Se cree que estas formarían parte de un pórtico del que todavía se puede apreciar el basamento de otras 5 columnas y que podría ser una de las entradas al foro o plaza porticada, ya que junto a ellas se encuentra una escalera de 12 peldaños de piedra labrada. Al lado de las columnas, durante las excavaciones se hallaron los restos de una calle con aceras y los cimientos de las casas adyacentes.

LAS TERMAS. Posiblemente se al el edificio que presenta un interés mayor, ya que es uno de los mejores conservados. Su construcción se ha datado a mediados del siglo I, poseía capacidad para albergar a más de cincuenta usuarios que, por las agujas de hueso para el cabello encontradas en las excavaciones, pudieron ser tanto hombres como mujeres. Las excavaciones han sacado a la luz la estructura prácticamente la totalidad de su planta pudiendo adivinarse el uso de cada estancia y su recorrido por las diferentes salas.
A el se accede por el lado Este del edificio, por la entrada monumental formada por un pórtico de tres arcos, que da acceso a un primer vestíbulo, descendiendo los cinco escalones siguientes llegamos a una pequeña sala de espera para los criados con bancos corridos. Tras atravesar un pequeño pasillo abovedado se accede al apodyterium, en el que todavía se conservan los loculi, hornacinas para dejar la ropa y los objetos personales. Desde aquí continuaríamos el recorrido hacia las diferentes salas de baño: el frigidarium; el tepidarium, y el caldarium. El resto de estancias serían el destrictorium, para los masajes y las unciones, el laconicum o sauna y dependencias para realizar ejercicios físicos. En las excavaciones se encontraron los restos del del praefurnium y del hypocaustum, además de lucernas, abundantes fragmentos de recipientes de vidrio para ungüentos y aceites, tubos de cerámica y plomo para la conducción de las aguas... Los baños estaban en uso cuando Pedro II los donó al convento de Cambrón en 1212.

EL ACUEDUCTO. De este singular acueducto se conservan 32 pilastras, posiblemente menos de la mitad de las que debió tener. Se ha datado en la misma fecha que las termas. Las denominadas pilastras se hallan dispuestas formando un trazado curvo adaptándose a la orografía del terreno donde se encuentran asentadas.  Los sillares de las pilastras son un poco toscos y están colocados en seco. Las pilastras están rematadas por un sillar en forma U como una caja labrada en la piedra donde se situaría el specus, probablemente de madera breada y sujetado por tirantes, por donde discurría el agua. Todo parece indicar que el agua era captada de un pequeño dique cercano, al Norte de Puy Foradado, de unos 50m de largo, que recogería las aguas de un manantial hoy desaparecido. El recorrido hasta la ciudad era salvado por canales excavados en la roca que todavía pueden apreciarse en algunos puntos y conducían el agua hasta las dos cisternas situadas una bajo la ermita y la otra muy próxima a ella. El acueducto proporcionaba agua al edificio termal, al poblado a la villas de la zona.

EL TEMPLO. Se halla a la izquierda del camino que da entrada al poblado. De él se conservan un muro formando un ángulo y un graderío con la misma disposición que el muro. Ambos están realizados con grandes sillares perfectamente labrados. Entre ambos se hallan unos bloques de piedra de 1 metro por 2 que tienen en sus lados mayores dos fragmentos de columna e intercaladas con ellos, otros sillares cuadrada que presentan huellas de haber soportado columnas.

EL POBLADO. Se divide en 3 terrazas por su frente Este donde se asienta la ciudad romana, ocupando las dos inferiores y culminando en la cima en un edificio de grandes sillares, todavía en estudio. A las terrazas se accede por una calle parcialmente enlosada, que parte de las inmediaciones del templo. Las numerosas casas encontradas se levantan a ambos lados de las calles trazadas, adaptándose al terreno para mejorar el desagüe de las aguas de lluvia. Las casas son de grandes dimensiones, lo que nos indicaría la riqueza de sus pobladores. Los muros que dan a la calle están construidos con sillares mejor escuadrados y de mayor tamaño que los de las paredes interiores realizados con toscos sillarejos. Aparecen también losas grandes colocadas de forma perpendicular a las hiladas horizontales de los muros y flanqueando las puertas. Al Oeste a unos 300m se localizo la necrópolis, con estelas y lapidas funerarias. Cercana a esta se halló una villa con un mosaico geométrico y gran cantidad de restos cerámicos de distintas épocas. También se describió una escultura de mármol y un bajo relieve de un toro. Tenemos noticias de un arco monumental, gracias al cosmógrafo portugués Juan Bautista Labaña que se cree estaría en la puerta de acceso de la ermita.

texto: tarraconensis.com
fotos  Eugenio Mateo




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