Por fin luce el sol en Asturias. El mar ha recobrado su azul sereno y los contornos los miles de perfiles en que se materializan. En el Concejo de Gozo, la cúspide es el Cabo de Peñas pero la costa se arremansa en Candás y Luanco, dos puertos y dos poblaciones importantes. En la lonja de Candás vemos poderosos rapes, bravos centollos, un patriarcal mero, agresivos bogavantes y varios peces que reconocemos no distinguir. En el muelle reposan las nasas donde quedaran atrapados los crustáceos y más allá del entorno del puerto, la ciudad bulle y ronronean los vehículos. Un café y salimos hacia Luanco para posteriormente cruzar los pastizales que llegan hasta donde la tierra termina. Es el Cabo de Peñas.
En el edificio del faro existe un Centro del Medio Marino de Peñas como espacio expositivo donde se muestran a los visitantes los aspectos más interesantes sobre la Naturaleza del entorno marino en torno al faro con información gráfica, así como efectos especiales o medios audiovisuales. Es una agradable experiencia que muestra la furia incontenible del mar y la vida que contiene. Pero la experiencia auténtica es acercarse a los acantilados del Cabo que semejan una proa ciclópea que resiste los embates incansables de las olas. La vista es inabarcable y la torre guía de navegantes nos guarda la espalda. La sensación de pequeñez se filtra en nuestros poros con la acción del viento y no podemos evitar imaginar a este mismo viento desbocado.
Estamos en el septentrión del Principado.
fotos E.Mateo
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