Corre el rumor de que los escritores son gente engolada y displicente que se parapetan bajo historias ocurrentes y absurdas para vivir en una torre en la que sólo tienen cabida las musas.
-¡Ay!- No se deben creer los rumores porque son fuente de malicia que azuza sentidos y sentimientos. Los escritores son gente común, tendentes al recogimiento y a la melancolía. Sufren y su llanto se derrama en las palabras. Gozan y su alegría se desparrama en el compás de cada párrafo. Lo dicho, gente normal.
En los tiempos que corren se les está empezando a catalogar como especie en peligro de extinción y -¡Oh!, ¡Milagro!- en las catacumbas de las Letras, bulle una caterva de embriones que pican la intangible cáscara del huevo. Origen y principio. La Literatura tiene herederos. Viva la Literatura. Con el tiempo llegarán a los puestos de las ferias del libro para sentir como sus dedos se humedecen al firmar sus ejemplares, pero no por los nervios sino por el agobiante bochorno de esta primavera de calores premonitorios. Entonces se darán cuenta de lo mucho que cuesta la independencia del pensamiento. El pomo de la puerta a un mundo sin puertas es su última esperanza. Mientras, sudan encantados entre libros, entre gentes, entre manos tendidas. Sudan pensando en la próxima escritura, en la obra maestra que los evita, al menos de momento.
La Feria del Libro de Zaragoza de este año cumple 28 ediciones. 28 puentes a la comunión entre el escritor y el lector. Hasta el 10 de Junio, editoriales y librerías acercan a la calle los libros más actuales o los más prestigiosos o audaces. Libros para todos.
fotos. Eugenio Mateo
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