jueves, 5 de julio de 2012

RIBADESELLA, DONDE EL SELLA SE HACE SALADO

El recibimiento con el que el clima nos agasajó, ya vaticinado en los partes metereológicos, obligó a protegernos de la lluvia y el viento. Realmente, uno de los motivos de venir hasta Ribadesella era participar en las XXVIII Jornadas gastronómicas del Mar que gozan de gran prestigio. Comprobar la oferta culinaria de los restaurantes de esta hermosa localidad es un plus que añadir a todas las actividades, lugares, tradiciones y descubrimientos que se pueden hacer aquí, donde el mítico Sella desemboca en el mar, después de que en sus aguas desoven los salmones y las canoas lo surquen con sus quillas. 
Estos parajes asturianos son igualmente descriptivos con el tono plateado de la borrasca o con los verdes y azules que refulgen al sol del anticiclón.




bajamar

En las jornadas gastronómicas se ofrece al público una relación de restaurantes de la zona con unos menús de precio cerrado y donde la imaginación de los chefs compite en un duelo en el que los vencedores son aquellos que se los comen. El día de la llegada probamos suerte en El Cueto, en el que el menú constaba de ensalada de salmón con eneldo, pulpo de prederu guisado, mero al horno con salsa marinera y de postre un brownie de chocolate y nueces. El precio cerrado de 20€ por lo servido da idea de su gancho. La única pega, que hemos podido comprobar también en otras sidrerias y restaurantes es que el pulpo no es tal, sino rejo, otro cefalópodo que no tiene ni de lejos las cualidades y textura del pulpo pero que por su precio se está convirtiendo en alternativa a éste. Realmente son las patas de la pota. Mi queja va en la dirección que no se debe engañar y si lo que dan, y por cierto muy abundante, es rejo, pues se dice. Probablemente algunos no se darán cuenta pero por si no lo saben, si un día les dan una ración de pulpo a feira que encima cuesta un ojo y ven que las porciones llevan un agujerito en el centro y les parece demasiado blandas, están pagando por una estafa, pequeña pero estafa. En estos días he podido quejarme en alguna ocasión y siempre he notado una mirada de inteligencia, como si dijeran: Éste se ha dado cuenta. Bueno, se empezó con el lenguado para acabar en el panga y el rejo. Oriental calling. ¿Por qué no se aplican los precios que realmente valen estos pescados, llamándolos por su nombre? Ah, la permanente mezquindad de algunos...

Rejo descongelado
                                                         

Rejo que venden como pulpo
                                                            


El establecimiento conocido como el Campanu es uno de los más prestigioso de la villa. La ensalada de pulpo (auténtico) con chipirones, berberechos y gambas aderezada de infusión de módena es para recordar. El chuletón de buey al punto, inenarrable. Fuera ya de las jornadas, el Campanu ofrece una carta de pescados y  mariscos de cuatro tenedores. Habíamos visto traer en los barcos un pez rojo que yo conocía como besugo rojo pero que aquí llaman virrey. Otro día volvimos al Campanu a por el virrey y nos lo hicieron al horno con patatas asadas en su jugo. Supremo este pescado blanco y diabólicamente rojo por fuera.

restaurante El Campanu
 Pero lo que distingue a Ribadesella es la animada vida social en sus sidrerías. Propios y ajenos compartimos las barras en espera de que el camarero vuelva para echarte un culín porque el protocolo de escanciar la sidra es todo un rito que no cualquiera sabe, so pena de ponerte perdidos los zapatos. Es una bebida que no por conocida es comprendida. He visto bailar en  los ojos la embriaguez después de unas botellinas y una euforia distinta a la del vino, más rotunda y alegre, ocupar el aire de las sidrerías. Bendita manzana.

Ribadesella desde Santa Marina
La orografía consigue que el río, después de ensancharse en el puerto, recupere su silueta fluvial a escasos metros de su unión eterna con las aguas bravas del Cantábrico. En otros sitios lo llamarían Ría pero aquí no. A su vera el Paseo de la Grúa, que desde el puerto lleva al promontorio sobre la Punta del Caballo, en el que se alza la ermita de Guía y el reducto defensivo usado en tantas invasiones. A naciente, la silueta de la Punta Borines contempla el horizonte con mal de amores. Desde aquí arriba la panorámica no esconde rincones. Abajo, en el dique del paseo nadan las lubinas voraces en busca de un bocado.
ruta de la Mitologia


puente del Sella


playa de Santa Marina

reducto de Guía


Punta Borines desde Guía

ermita y mirador de Guía

panorámica de Ribadesella



      En el mismo Paseo de la Grúa, en el 2006, se instalaron sendos murales nacidos de la mano del genial Antonio Mingote, recientemente fallecido, en los que en colaboración con un maestro ceramista, F. Muñiz, el dibujante hace un repaso desde su particular prisma de la historia de Ribadesella, desde la prehistoria hasta el presente. Es una lección amena e intuitiva capaz de resumir en seis murales todos los miles de años que por aquí transcurrieron. La ironía, educadamente irreverente, de Mingote  aplica a cada época su impronta mas real y fidedigna. Obras de arte y periódicos de cerámica al mismo tiempo.         

Otro buen motivo para venir a Ribadesella, donde el Rio Sella se hace salado.




                                                                                    






                                                                   

fotos Eugenio Mateo

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