miércoles, 24 de noviembre de 2010

ELLOS SE ANTICIPAN. NOSOTROS NOS ANTICIPAMOS.


Algo debe de ir mal, rematadamente mal, pensé, a la vista de todos los precoces signos prenavideños que se nos echan encima, con una anticipación sospechosa y tangible, que ya en la primera quincena de noviembre asomaban la patita, sin pudor, por debajo de cualquiera de las muchas puertas que conducen directamente a la antesala de nuestras emociones.

Confieso sin remilgos que reniego, desde casi siempre, de tanta estupidez que, indefectiblemente, año tras año, se empeña en cubrirnos de una capa edulcorada e indecente, de lucecitas, lacitos, arbolitos, papel couché, reclamos de pacotilla, deseos carentes de verdad, hermanamientos contra natura, corazones de “blandiblu”, orgías con resaca de ácido úrico y todas las parafernalias que tanto parecen gustar a la mayoría de mis congéneres. ¡No! No me gusta esta Navidad neo liberal y ecuménica. Prefería la de antes, la que se practicaba en las casas, creyentes o no, que anteponía el valor de la tradición al valor de las cosas. Por eso, cuando llegan estos días, intento refugiarme en la caverna, como el oso que hiberna, hasta que llegue la cuesta de enero, con las finanzas deshechas, panorama habitual, pero sin cargos de American Express o Visa hipotecándome el aliento. Aunque, ante la evolución que todo lo precipita, me temo que el voluntario ostracismo, incluso el destierro emocional, van a ser más largos cada vez, pudiendo llegar a disfrutar de una forzada, que no forzosa, hibernación en torno al medio año teniendo en cuenta que todo depende del estratega de turno.

Ayer, 23 de Noviembre, mi contumaz tendencia a la exageración se vió reconfortada porque mis suspicacias estaban fundadas. Todos sabemos, porque se nos lo repite hasta la náusea, que estamos en crisis; “siniestra” podríamos añadir. No es este un foro apropiado para dilucidar quién nos la ha impuesto. Aceptemos, pues no nos queda otra, que hay crisis. Somos nosotros, los ciudasúbditos, los que la padecemos, por tanto sólo podemos decir que asistimos horrorizados a ver cómo se nos lleva la corriente. Pero aún quedan compañeros de viaje que ignoran que algunos saben más de nosotros que nosotros mismos y utilizan, con mucho éxito, la estrategia de la distracción o lo que es lo mismo: Mantener la atención del público distraída lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin tiempo para pensar. No hace falta ser Noam Chomsky para detectar el “tufillo” que emana del Sistema. En cualquier escuela de marketing se enseña las prácticas del control de masas; cómo predecir y conducir las tendencias; cuál es la estrategia a aplicar en función de la situación.

En base a la autosugestibilidad del individuo, si nos inculcan por todos los medios el consumo desmedido cuando convenga, olvidaremos que no estamos en situación de consumir. Cuánto más gastemos más pobres seremos si los ingresos no se corresponden, más nos autoinculparemos, más nos endeudaremos, más dependeremos y finalmente más necesitaremos que “alguien” nos ayude. ¡Voilá! La ecuación está despejada.

Por eso, repito, ayer, 23 del once, París, haciendo honor a lo de Ciudad de la Luz, engañó a los despistados con la falsa “grandeur” de millones de bombillas que trajeron por decreto la Navidad anticipada. Probablemente el resto del mundo encogió de envidia contemplando el poderío de los gabachos; probablemente pocos caigan en la cuenta de qué va el juego. Abierto el casino de la manipulación me inclino a pensar que desde anoche la consigna es: “maricón el último”. Ahora que a los ayuntamientos no les dejan refinanciar su deuda; ahora que se les cierra el grifo ( ya lo veremos) para sus insensatas “inversiones”, con lo que han conseguido no pagar ni a dios y de paso arruinar a los pobres proveedores; ahora que nos dicen que nos apretemos el cinturón, aun que se nos vea el culo; ahora que deberían ser consecuentes con lo que predican; ahora, vamos a ver la navidad más fastuosa de la historia, la más larga seguro, hasta la que venga el año próximo si Jesus de Nazareth no lo remedia. Puede que también la más pedorra. ¡Al tiempo!!! El que avisa no es traidor, sólo madrugador.

Es difícil que nadie se libre de la trepanación colectiva. Las consignas, hace tiempo que están dadas. Por mi parte, para no desmerecer, me voy a anticipar deseando felicidad a “tutom”, “to everybody” a “toos”, hasta al cabrón de mi vecino que me tiene en vela con el surround “estratosférico” pero al que le quedan breves porque le he pedido a Papá Noel un mega ciber desk prologic de 2000 watios rms. super bass y wifi. con un disco de La Bullonera, dado que él se harta de bachatas en la madrugada.


© Eugenio Mateo Otto


1 comentario:

  1. Buenas tardes Mateo.
    Veo con satisfacción que no soy el único que detesta las Navidades, invento comercial de primer orden y además inevitable. ¿Como le dices a un niño que este año no hay juguetes, por la tremenda crisis en que los cuarenta o cincuenta hijos de puta que se reunen en lugares ocultos y que ni su padre conoce nos han traído?. A los Reyes Magos no les hace falta nada, pues sacan los juguetes por obra y gracia de la magia, como hace nuestro bien amado Zapatero que mejor estaría en sus zapatos.
    Continuo encajando datos de la vida de Cristo segun el calendario Juliano vigente cuando iba resucitando muertos y, estoy ya completamente convencido de que todo fué un mito creado en el siglo V de nuestro calendario Gregoriano, occidentalmente usado desde finales del siglo XVIII si bien algunos paises no catolicos lo han hecha mas recientemente; ¿sabías que la Cruz latina no se consideró signo religioso hasta el siglo VI?.; que casualidad si Cristo nacio en el V, era lógico que en los anteriores no se conociera. En fin, si quereis comentamos algo mas en la cena del día 2 de diciembre de la que por cierto, aun tengo de convocarla.
    Ya sabes pués que: a comprar pastores, a comprar obreros, a comprar parados, a comprar amas de casa, a comprar papas, a comprar mamas, abuelas, tios y demás familia; sigamos alimentando a esos cuarenta o cincuenta hijos de puta a los que no conoce ni su padre y que a ellos les traigan una buena polla que les de por el culo.
    Un abrazo.
    Jose Luis Aramendía
    D.N.I. 17.247.571-D

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