domingo, 6 de octubre de 2013

SETAS DEL ALTO PIRINEO EN EL OTOÑO RECIÉN LLEGADO 2O13 (I)


Toda adicción necesita ser satisfecha, bien claro que la nuestra se conforma con aire puro y naturaleza. Podríamos decir que forma parte de esas adicciones que enriquecen el espíritu, por tanto nos confesamos adictos a ese mundo que emerge del suelo con tantas formas como la imaginación abarque: las setas.

Ha llegado el otoño. En esta parte del Pirineo cayeron ayer más de 80 litros. El sendero que asciende entre el tupido bosque mixto es un arroyuelo que embarra nuestras botas y las babosas trepan por las hojas húmedas. Acudimos a este encuentro con el fervor del primer otoño, la cesta preparada por si acaso. Sobre nuestras cabezas pinceladas de un azul cristalino juegan al escondite entre las ramas de abetos, de hayas, de castaños, de pinos, de álamos, en la mágica penumbra del bosque.

Saludan en hilera los cortinarios con un intenso color morado. Son una de las setas más fotógenicas. En un claro cercano brujulean los corros de los picantes lactarios vellereus, tan abundantes quizá por no tener depredadores como le ocurre a sus primos los salmonicolor, el rebollón de montaña, tan apetecido, que unos pasos más allá nos muestra como les gusta su sombrero a las babosas. Los boletos nos hacen guiños esponjados, varios aereus se dejan atrapar sin emitir un grito y acariciamos el terciopelo oscuro de su cabeza mientras los fotografiamos. Nos vienen a la boca sabores reconocidos y estamos pensando ya en croquetas crujientes con su carne envolviendo el bocado. Un tocón se ve inundado por penachos de armillarias, como si acaso su resina rezumase miel de la madera. Infinidad de russulas de todos los colores campan por laderas y umbrías. Asomando con su esbelto porte las macro lepiotas reinan con su anillo en equilibrio. El rojo de fuego de las amanitas muscarias se enciende bajo la humedad de sus destellos. El bosque vive en los micelios enterrados de la novena maravilla. La temporada que empieza irrumpe desde el sustrato vegetal para empezar de nuevo el juego del ratón y el gato.























Fotos  Eugenio Mateo
4 de octubre 2013

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