La huella de los pasos
se pierde entre la yerba
por la senda invisible
que siempre lleva al norte,
reniega la memoria
de pasados de musgo,
con escarcha se visten las pisadas,
traspasada la barrera
de los hemisferios
Las briznas secas vuelan
persiguiendo azules
reclamando suelos,
el suelo es de hielo
aliento moribundo de auroras boreales
magma transparente
de un volcán de frío
Por el cielo asoman amenazas
de atardeceres grises,
promesas de noches navajeras
de silencios dormidos
de solsticio despiadado
El norte llega, poseyendo
al primer temblor de un repentino
escalofrío
©Eugenio Mateo
Visto y leído con atención. Gracias.
ResponderEliminarMariano Ibeas