Han proclamado toque de queda
allí donde la arena sueña con ser prado
Se oyen en la noche gritos encendidos,
oleadas de manos que se crispan
semejan una gran marea
¡Nadie se esconda!
¡Todos a la calle!
De pronto un golpe rompe las costillas,
la vida explota con esquirlas de plomo
huyendo de sí misma,
sobre la tierra sedienta la sangre se coagula
Hay toque de queda,
pero detrás de las ventanas nadie espera,
es en la calle donde la muerte hace trampas
con sus cartas marcadas.
Eugenio Mateo
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