Este poema está dedicado a los amigos que se han ido parando por el camino y a los que les seguiremos guardando su lugar, por si regresan
En las otroras compactas oleadas
de aguerridos jinetes como fuimos,
el fuego graneado de la muerte
va dejando huecos sin relevo
y la esperada carga a galope
acabará condenada al épico desastre,
con tantos camaradas a los que la suerte
eligió para sembrar de recuerdos
su postrer memoria
Pocos acabarán acudiendo a la llamada
para vencer las dudas de avanzar
o los temores de dura resistencia
y terminaremos siendo un ejército obsoleto,
carne de cañón, pólvora mojada
en el que las referencias ya no servirán
de nada en el único Archivo
Nos van dejando solos,
irremediablemente solos
con las miradas extraviadas
en los saludos sin manos tendidas,
con los cuerpos rotos al fin
por el tiempo implacable
y seguiremos cargando contra el enemigo
que espera al final de la inútil cabalgada
nuestra derrota sin condiciones.
AUSENCIAS
E.Mateo Otto. 09
Soy de los que piensan que las personas debemos mantener nuestros criterios a pesar de lo que nos toque vivir; por eso, a través de este blog pretendo compartir vivencias, situaciones, anhelos y hasta frustraciones con todos a los que les gusta lo mismo que a mí, casi todo ...
viernes, 31 de julio de 2009
miércoles, 29 de julio de 2009
COMIDA DE AMIGOS DE ARRUDI EN IBONCIECHO
Como una imagen vale por mil palabras me he permitido bajar unas cuantas fotos,necesarias para comprender el acontecimiento del sábado 26 de julio, en su totalidad y confiando no cansar demasiado vuestros ojos.
El hecho fue la invitación que nos hizo Miguel Angel Arrudi para celebrar una comida en el Refugio de Ibonciecho a la que nos apuntamos Mariano Longás, Manolo Ara, Yelina, Sofía Sierra y yo mismo.
El día, espléndido, no pudo ser mejor, pues por la ubicación del refugio y su altura a 2000m., la panorámica que tuvimos fue increíble y la temperatura ideal, sobre todo pensando que en el llano la gente se estaba cociendo. No faltó nada pues de la sabias manos de Sofía aparecieron unas ensaladas tan ilustradas que parecían de Salamanca. El Arrudi tenía la brasa preparada cuando llegamos, despuès de una vertiginosa ascensión de más de media hora con los todoterrenos por una buena pista, no apta para miedosos. Manolo y Mariano habían comprado la carne y longanizas en Escarrilla y el pan en Lanave. Perfecto. Para regar todo unas cuantas botellas de vino, el más joven del 99, ¡ que se puede añadir !
Las pruebas aquí están, el lugar donde Arrudi se refugia se puede ver, claro, después de una caminata de más de tres horas desde Sallent porque la consabida cadena lo aconseja. No me extraña que de la inspiración que tiene este nido de águilas, surjan consiguientes locuras, como querer volar, anotar los horarios del vuelo de las aves o jugar al golf empleando de hoyos a las marmotas y a las vacas de caddies. ¡ Que te dure la suerte, amigo !
26.7.09 Eugenio Mateo
ARRUDI PRESENTA NUEVA EXPOSICION
INTERCAMBIADOR DE SIGNOS. EL PAISAJE SUMERGIDO
Con este sugerente título, MIGUEL ANGEL ARRUDI inauguró ayer, 27 de julio en el Ayuntamiento de SALLENT DE GALLEGO, una exposición donde las propuestas van desde las composiciones geométricas formadas con cajas de plástico, utilizadas para la fruta, hasta pequeños formatos sobre baldosa, de esmaltes con las siluetas de los principales picos de esta zona pirenaica, pasando por telas de reciente creación y que recuerdan los paisajes que tenía Sallent antes de que el Río Gállego fuese disuelto en el pantano de Lanuza, así como pequeñas esculturas de la famosa Rana de Zaragoza.
Arrudi nos tiene acostumbrados a su especial universo, donde mezcla con ironía y desparpajo sus demonios y su constante reivindicación a una Naturaleza sin peajes, pero esta vez ha querido traer a su lugar de nacimiento, un proyecto que ha tenido una azarosa andadura y que finalmente abortó por" dificultades burocráticas"; la instalación en el Pantano de Lanuza de una gran escultura efímera compuesta por más de 150 cajas de plástico para frutas, de diversos colores y tamaños, que iba a permanecer hasta Septiembre y que sería vista desde cualquier lugar en torno a ese pantano, con la intención de golpear nuestra atención, usando un producto tan globalizado como las cajas de frutas, y provocar en la memoria colectiva el hecho irreparable de que el paisaje está alterado, que no es el original, que hubo gente que allí sufrió para que el futuro aluvión de visitantes tuviese panorámicas que contar a la vuelta .
El acto fue presentado por la Presidenta de la Asociación de Artistas Plásticos Goya, Mariela Garcia Vives y contó con la intervención de Mª Luisa Grau Tello, licenciada en Bellas Artes, que glosó una magnífica conferencia sobre el proyecto, trayectoria y carrera de Arrudi, que consiguió la atención del numeroso público asistente, entre los cuales, el alcalde Jose Ignacio Urieta, manifestó en los corrillos. la intención del Ayuntamiento de poder contar con un espacio cultural permanente. Varios artistas y amigos llegados de Zaragoza, Sabiñánigo y Alemania dieron su calor al artista, quien, en su línea, aderezó con perlas de humor montañés las intervenciones .
Un buen vino dulce calentó la noche que empezaba a refrescarse y algún sallentino recio dijo en voz alta aquello de – este Socotor va siempre dos pasos delante – que resume el respeto que goza el artista entre sus paisanos.
Eugenio Mateo
Con este sugerente título, MIGUEL ANGEL ARRUDI inauguró ayer, 27 de julio en el Ayuntamiento de SALLENT DE GALLEGO, una exposición donde las propuestas van desde las composiciones geométricas formadas con cajas de plástico, utilizadas para la fruta, hasta pequeños formatos sobre baldosa, de esmaltes con las siluetas de los principales picos de esta zona pirenaica, pasando por telas de reciente creación y que recuerdan los paisajes que tenía Sallent antes de que el Río Gállego fuese disuelto en el pantano de Lanuza, así como pequeñas esculturas de la famosa Rana de Zaragoza.
Arrudi nos tiene acostumbrados a su especial universo, donde mezcla con ironía y desparpajo sus demonios y su constante reivindicación a una Naturaleza sin peajes, pero esta vez ha querido traer a su lugar de nacimiento, un proyecto que ha tenido una azarosa andadura y que finalmente abortó por" dificultades burocráticas"; la instalación en el Pantano de Lanuza de una gran escultura efímera compuesta por más de 150 cajas de plástico para frutas, de diversos colores y tamaños, que iba a permanecer hasta Septiembre y que sería vista desde cualquier lugar en torno a ese pantano, con la intención de golpear nuestra atención, usando un producto tan globalizado como las cajas de frutas, y provocar en la memoria colectiva el hecho irreparable de que el paisaje está alterado, que no es el original, que hubo gente que allí sufrió para que el futuro aluvión de visitantes tuviese panorámicas que contar a la vuelta .
El acto fue presentado por la Presidenta de la Asociación de Artistas Plásticos Goya, Mariela Garcia Vives y contó con la intervención de Mª Luisa Grau Tello, licenciada en Bellas Artes, que glosó una magnífica conferencia sobre el proyecto, trayectoria y carrera de Arrudi, que consiguió la atención del numeroso público asistente, entre los cuales, el alcalde Jose Ignacio Urieta, manifestó en los corrillos. la intención del Ayuntamiento de poder contar con un espacio cultural permanente. Varios artistas y amigos llegados de Zaragoza, Sabiñánigo y Alemania dieron su calor al artista, quien, en su línea, aderezó con perlas de humor montañés las intervenciones .
Un buen vino dulce calentó la noche que empezaba a refrescarse y algún sallentino recio dijo en voz alta aquello de – este Socotor va siempre dos pasos delante – que resume el respeto que goza el artista entre sus paisanos.
Eugenio Mateo
viernes, 24 de julio de 2009
EXPOSICION EN BERLIN. ARTE VS MUROS
El incansable Gorgonio está ultimando los detalles de la exposición internacional de arte que tendrá lugar en una superficie de más de 2000m2 en Berlín, conmemorando el vigésimo aniversario de la caída del Muro y que tendrá como título ARTE versus MUROS , convocando a artistas de todo el mundo.
Como aperitivo ha creado un blog http://artevsmuros.blogspot.com/ en el que junto con otras colaboraciones, ha tenido a bien incluir un escrito mio sobre el tema y que os presento
¿ SOLO UN MAL RECUERDO ?
Que todos los muros tienen dos caras es una obviedad, pero cada una de ellas encierra tan diferentes perspectivas, que no guardan relación sobre la impresión que se recibe al situarse delante o detrás. Se podría aplicar una versión del famoso dicho “ nada es verdad o mentira, siempre depende del lado desde el que se mira “.
Cuando los humanos, desde sus albores a nuestros días, antepusieron a cualquier otra medida la construcción de un muro, estaban buscando en el aislamiento que les procuraba, la protección de sus vidas y bienes ante el mundo exterior y desconocido. También marcaban la delimitación de su espacio vital como sociedad que les confería identidad ante el resto de clanes o tribus. Finalmente, el objetivo común de defensa.
Tras los muros, las civilizaciones prosperaron pero se interrelacionaron para comerciar fuera de ellos, para intercambiar, para anexionarse o dominarse pese a ellos y cuánto más tuviesen que perder mas altos y sólidos se irguieron. Acabaron siendo instrumentos de filtro y control y lo más importante, peajes y aduanas para beneficio del dueño, pues no conviene olvidar que todos los muros tienen amo; están intrínsicamente unidos en la esencia del Poder.
Con el transcurso de los siglos dejaron de tener importancia capital y tomó forma un sutil y radical cambio de concepto para convertir al aislamiento, que otrora servía de defensa, en el arma definitiva de represión de todo lo no deseado y de esta manera el muro se instituyó fatalmente como la representación indecente de los represores, al servicio de una idea única que aborta a todas las demás ideas.
Estos muros son perfectamente identificables, tanto para víctimas como para verdugos, y no tienen nada en común con esos otros que recogen tras de sí el sosiego y amparan el estudio o ensalzan lo espiritual y lo artístico, que guardan del calor en sus umbrías o que acogen patios con fuentes y naranjos. No tienen nada en común tampoco, con esos muros lisos como lienzos donde la mano del hombre describe con colores sus deseos y sus rabias.
El muro de la represión estrangula la autoestima de los que están dentro para convertirlos en seres sin esperanza, cercenados sus derechos y sus ansias. Separa con el dolor de la ausencia. Margina con la soberbia del vencedor. Anula con el peso del decreto, que calza botas de acero.
El Muro de Berlín fue construido bajo el eufemístico nombre de Muro de Protección Antifascista ( Antifaschistischer Suchtzwall ) y sus 43,7 km. de extensión se cobró demasiadas vidas para caer en la trampa de la controversia sobre cuántos realmente, ¿ doscientos setenta? ¿más? ¿menos? Ni una vida mereció el castigo del estúpido hormigón. Todos fueron mártires, incluso los que no murieron en el intento. Todos y cada uno pesarán como losas en la conciencia de la Humanidad, pues nadie movió un dedo por los atrapados, aparte de protestar. Durante veintiocho años la impunidad se adueño de la razón y la ignominia segó vidas, cortó lazos, destruyó futuros.
La gran chapuza de la Guerra Fría se disolvió como un azucarillo en un café y la cronología es juez de la Historia.
El cuatro de noviembre de 1989, quinientos mil ciudadanos de la R.D.A. se congregaron en Alexander Platz para gritar en voz alta a sus gobernantes y al mundo su firme determinación a ser libres ya.
El seis de noviembre el Gobierno del Partido Socialista Unificado presentó un proyecto de nueva legislación para viajar a la R.F.A.
El nueve de noviembre, un miembro del Partido dio una conferencia de prensa a las 18.57 pm en la que habló de la inmediatez de unas medidas para poder cruzar el Muro a Berlín Occidental. A las 23.00, la radio occidental dió la noticia de la apertura y las gentes de ambos lados, como una riada incontenible, se precipitaron sobre el muro con picos y martillos para derribarlo, mientras los esbirros guardianes, sin órdenes que cumplir, los dejaron hacer.
Como en un decorado de cartón piedra carcomido por ratas y termitas, todo se vino abajo en instantes. Al final siempre queda la sospecha de que los que dictan la Historia son analfabetos.
Personalmente, tuve la ocasión de viajar a Berlín Este en 1990, seis meses después de estos hechos y todavía la R.D.A. se mantenía como nación. Seis meses más tarde se disipó en el olvido, como un mal sueño, sin agonía, por la puerta de atrás. Mi llegada al Stadt Hotel, luego Forum, en Alexander Platz, me dio la posibilidad de asomarme a ese mundo desde el piso 17 y la espectacular panorámica me mostró dos mundos distantes y distintos. A mi derecha, la noche estaba sembrada con millones de luces y colores; a mi izquierda, la misma noche empequeñecía por un alumbrado sin relieves, vaciándose por Karl Marx Strasse. En el Oeste la ciudad bullía, en este lado parecía que esperaran un milagro.
Atisbos de milagro descubrí sobre el tejado de un edificio enfrente, al otro lado de la plaza, donde estaban acabando de instalar un gran rotulo luminoso, con la marca sonora de una multinacional japonesa. Signos de cambio contemplé, viajando en metro sobre la superficie de enormes y desnudos barrios casi en ruina, donde entre las casas derruidas, asomaban desafiantes los primeros grafittis. Soplos de esperanza respiré cuando ví las primeras velas a la puerta de la casa de KATHE KOLLWITZ, como rogando por su memoria.
Volví a Berlín nuevamente el año 2001 y entonces en cada esquina, en cada plaza, en cada puerta, la libertad de crear, el arte en suma, paseaba sin prisa por los rincones. Sobre los restos del Muro, en East Side Gallery, los turistas se hacían fotos con el graffiti que rezaba TOTAL DEMOKRATIE.
El edificio del Reichstag estaba escondido en un truco de CHRISTO.
Era primavera .
¿ SOLO UN MAL RECUERDO ‘?
Eugenio Mateo Otto
24.07.09
Cuando los humanos, desde sus albores a nuestros días, antepusieron a cualquier otra medida la construcción de un muro, estaban buscando en el aislamiento que les procuraba, la protección de sus vidas y bienes ante el mundo exterior y desconocido. También marcaban la delimitación de su espacio vital como sociedad que les confería identidad ante el resto de clanes o tribus. Finalmente, el objetivo común de defensa.
Tras los muros, las civilizaciones prosperaron pero se interrelacionaron para comerciar fuera de ellos, para intercambiar, para anexionarse o dominarse pese a ellos y cuánto más tuviesen que perder mas altos y sólidos se irguieron. Acabaron siendo instrumentos de filtro y control y lo más importante, peajes y aduanas para beneficio del dueño, pues no conviene olvidar que todos los muros tienen amo; están intrínsicamente unidos en la esencia del Poder.
Con el transcurso de los siglos dejaron de tener importancia capital y tomó forma un sutil y radical cambio de concepto para convertir al aislamiento, que otrora servía de defensa, en el arma definitiva de represión de todo lo no deseado y de esta manera el muro se instituyó fatalmente como la representación indecente de los represores, al servicio de una idea única que aborta a todas las demás ideas.
Estos muros son perfectamente identificables, tanto para víctimas como para verdugos, y no tienen nada en común con esos otros que recogen tras de sí el sosiego y amparan el estudio o ensalzan lo espiritual y lo artístico, que guardan del calor en sus umbrías o que acogen patios con fuentes y naranjos. No tienen nada en común tampoco, con esos muros lisos como lienzos donde la mano del hombre describe con colores sus deseos y sus rabias.
El muro de la represión estrangula la autoestima de los que están dentro para convertirlos en seres sin esperanza, cercenados sus derechos y sus ansias. Separa con el dolor de la ausencia. Margina con la soberbia del vencedor. Anula con el peso del decreto, que calza botas de acero.
El Muro de Berlín fue construido bajo el eufemístico nombre de Muro de Protección Antifascista ( Antifaschistischer Suchtzwall ) y sus 43,7 km. de extensión se cobró demasiadas vidas para caer en la trampa de la controversia sobre cuántos realmente, ¿ doscientos setenta? ¿más? ¿menos? Ni una vida mereció el castigo del estúpido hormigón. Todos fueron mártires, incluso los que no murieron en el intento. Todos y cada uno pesarán como losas en la conciencia de la Humanidad, pues nadie movió un dedo por los atrapados, aparte de protestar. Durante veintiocho años la impunidad se adueño de la razón y la ignominia segó vidas, cortó lazos, destruyó futuros.
La gran chapuza de la Guerra Fría se disolvió como un azucarillo en un café y la cronología es juez de la Historia.
El cuatro de noviembre de 1989, quinientos mil ciudadanos de la R.D.A. se congregaron en Alexander Platz para gritar en voz alta a sus gobernantes y al mundo su firme determinación a ser libres ya.
El seis de noviembre el Gobierno del Partido Socialista Unificado presentó un proyecto de nueva legislación para viajar a la R.F.A.
El nueve de noviembre, un miembro del Partido dio una conferencia de prensa a las 18.57 pm en la que habló de la inmediatez de unas medidas para poder cruzar el Muro a Berlín Occidental. A las 23.00, la radio occidental dió la noticia de la apertura y las gentes de ambos lados, como una riada incontenible, se precipitaron sobre el muro con picos y martillos para derribarlo, mientras los esbirros guardianes, sin órdenes que cumplir, los dejaron hacer.
Como en un decorado de cartón piedra carcomido por ratas y termitas, todo se vino abajo en instantes. Al final siempre queda la sospecha de que los que dictan la Historia son analfabetos.
Personalmente, tuve la ocasión de viajar a Berlín Este en 1990, seis meses después de estos hechos y todavía la R.D.A. se mantenía como nación. Seis meses más tarde se disipó en el olvido, como un mal sueño, sin agonía, por la puerta de atrás. Mi llegada al Stadt Hotel, luego Forum, en Alexander Platz, me dio la posibilidad de asomarme a ese mundo desde el piso 17 y la espectacular panorámica me mostró dos mundos distantes y distintos. A mi derecha, la noche estaba sembrada con millones de luces y colores; a mi izquierda, la misma noche empequeñecía por un alumbrado sin relieves, vaciándose por Karl Marx Strasse. En el Oeste la ciudad bullía, en este lado parecía que esperaran un milagro.
Atisbos de milagro descubrí sobre el tejado de un edificio enfrente, al otro lado de la plaza, donde estaban acabando de instalar un gran rotulo luminoso, con la marca sonora de una multinacional japonesa. Signos de cambio contemplé, viajando en metro sobre la superficie de enormes y desnudos barrios casi en ruina, donde entre las casas derruidas, asomaban desafiantes los primeros grafittis. Soplos de esperanza respiré cuando ví las primeras velas a la puerta de la casa de KATHE KOLLWITZ, como rogando por su memoria.
Volví a Berlín nuevamente el año 2001 y entonces en cada esquina, en cada plaza, en cada puerta, la libertad de crear, el arte en suma, paseaba sin prisa por los rincones. Sobre los restos del Muro, en East Side Gallery, los turistas se hacían fotos con el graffiti que rezaba TOTAL DEMOKRATIE.
El edificio del Reichstag estaba escondido en un truco de CHRISTO.
Era primavera .
¿ SOLO UN MAL RECUERDO ‘?
Eugenio Mateo Otto
24.07.09
viernes, 17 de julio de 2009
EL ILUSTRE J. L. ARAMENDÍA
A manera de presentación,quiero que veais esta web que adjunto,en la que se hace una referencia a nuestro amigo, Jose Luis Aramendia
http://www.castillodeloarre.org/amigos/012-SociosHonor-Aramendia.htm
Si hay alguien con quien podría estar charlando durante horas, ése es Aramendia, pues tiene en la cabeza no una, sino mil enciclopedias y su amenidad contiene los suficientes elementos que distingue a los genios despistados, pues todos los genios tienen su punto, y le hace cercano, como el profesor bonachón que siempre te aprobaba, para no cansar nunca por exceso de sabiduría.
Hay que decir que su ingente labor cientifica le hace recorrer todo el Pirineo y Prepirineo para tomar nota y describir e inventariar todas y cada una de las iglesias, ermitas, ruinas y cenobios Rómanicos y así , a golpe de calcetín, como quien se va a la montaña de picnic, pero con un tesón que dió como resultado cinco mágnificos tomos sobre el Románico Aragones que son un legado a las generaciones venidoras, donde la Historia de nuestro pueblo se teje y descubre merced a los
vestigios religiosos que tan unidos al pasado van en nuestra cultura.
Pero yo me siento más cercano al Aramendia lúdico, con esa guasa y sorna única, capaz de confundir citas y no saber manejar bien el teléfono móvil, conversador y que tiene en vilo a la audiencia que rodeamos su prédica en torno a una mesa con tapas y vino.
Gracias, Maestro, seguiremos hablando de lo divino y lo humano, en tu caso más de lo divino...
http://www.castillodeloarre.org/amigos/012-SociosHonor-Aramendia.htm
Si hay alguien con quien podría estar charlando durante horas, ése es Aramendia, pues tiene en la cabeza no una, sino mil enciclopedias y su amenidad contiene los suficientes elementos que distingue a los genios despistados, pues todos los genios tienen su punto, y le hace cercano, como el profesor bonachón que siempre te aprobaba, para no cansar nunca por exceso de sabiduría.
Hay que decir que su ingente labor cientifica le hace recorrer todo el Pirineo y Prepirineo para tomar nota y describir e inventariar todas y cada una de las iglesias, ermitas, ruinas y cenobios Rómanicos y así , a golpe de calcetín, como quien se va a la montaña de picnic, pero con un tesón que dió como resultado cinco mágnificos tomos sobre el Románico Aragones que son un legado a las generaciones venidoras, donde la Historia de nuestro pueblo se teje y descubre merced a los
vestigios religiosos que tan unidos al pasado van en nuestra cultura.
Pero yo me siento más cercano al Aramendia lúdico, con esa guasa y sorna única, capaz de confundir citas y no saber manejar bien el teléfono móvil, conversador y que tiene en vilo a la audiencia que rodeamos su prédica en torno a una mesa con tapas y vino.
Gracias, Maestro, seguiremos hablando de lo divino y lo humano, en tu caso más de lo divino...
HAIKUS O LA SUTILEZA POETICA
En el año 2001, mis hijos Lorena y Juan, me regalaron un libro de Haikus, sabedores de mis gustos poeticos y desde entonces la dura disciplina de las 17 sílabas ordenadas en tres versos de estuctura rígida de cinco,siete,cinco sílabas me ofreció enfrentarme a un reto en lo que me parecía un desafío a la hora de escribir, tanto por el concepto de ser en si mismo un poema mínimo y no obstante completo y su obligada brevedad. Como dice Benedetti, por su condición de chispazo, a veces su toque de humor o de ironía, trasmiten la serena filosofia de lo inmediato, de lo cotidiano, de la pura sensación de vivir el momento.
Resume las principales virtudes de las cosas aparentemente pequeñas, Naturalidad, Sencillez, Sutileza, Austeridad, permitiendo al poeta medir universos inabarcables en tres ráfagas, en paralelismo con el Zen para concretar el mensaje sin lugar a dudas. También yo, imitando a Don Mario, empezé a trazar Haikus como un juego para descubrir inmediatamente las posibilidades de la nueva estructura, de esta manera la dificultad formal pasa a ser un aliciente y la brevedad una provocadora forma de síntesis.
Espero que os gusten los que a continuación os presento; iré colgando más.
la necesidad
es una triste herencia
que se transmite
&
los dictadores
dictan normas a todos
menos para sí
&
los amigos
son los peores problemas
que te encuentras
&
si tomas algo
tendrás que devolverlo
que te lo donen
&
me siento viejo
ya sólo me excito
una vez cada día
&
los tres toreros
pasean por el albero
su propio miedo
&
en la maleta
llevo tres pesos / temor
rencor y muerte
&
tres es uno más dos
cuatro es el dos doble
cinco multitud
&
cortando troncos
devastarán el Globo
azul y verde
&
escucha el rio
seguro que te habla
pez escondido
&
vivan los novios
desde una copa brindé
por mi, por ellos
&
me gustan mucho
las fiestas / reconozco
que puedo mentir
&
cientos de vidas
se malgastan despacio
miles deprisa
&
besé otra vez
tu boca voraz / sin ver
que mutilabas
&
este saltito
al cruzar la calle / te
delata, loba
&
sin compromisos
sales de gratis total
vuelves de vacio
&
haikus originales de Eugenio Mateo.
Resume las principales virtudes de las cosas aparentemente pequeñas, Naturalidad, Sencillez, Sutileza, Austeridad, permitiendo al poeta medir universos inabarcables en tres ráfagas, en paralelismo con el Zen para concretar el mensaje sin lugar a dudas. También yo, imitando a Don Mario, empezé a trazar Haikus como un juego para descubrir inmediatamente las posibilidades de la nueva estructura, de esta manera la dificultad formal pasa a ser un aliciente y la brevedad una provocadora forma de síntesis.
Espero que os gusten los que a continuación os presento; iré colgando más.
la necesidad
es una triste herencia
que se transmite
&
los dictadores
dictan normas a todos
menos para sí
&
los amigos
son los peores problemas
que te encuentras
&
si tomas algo
tendrás que devolverlo
que te lo donen
&
me siento viejo
ya sólo me excito
una vez cada día
&
los tres toreros
pasean por el albero
su propio miedo
&
en la maleta
llevo tres pesos / temor
rencor y muerte
&
tres es uno más dos
cuatro es el dos doble
cinco multitud
&
cortando troncos
devastarán el Globo
azul y verde
&
escucha el rio
seguro que te habla
pez escondido
&
vivan los novios
desde una copa brindé
por mi, por ellos
&
me gustan mucho
las fiestas / reconozco
que puedo mentir
&
cientos de vidas
se malgastan despacio
miles deprisa
&
besé otra vez
tu boca voraz / sin ver
que mutilabas
&
este saltito
al cruzar la calle / te
delata, loba
&
sin compromisos
sales de gratis total
vuelves de vacio
&
haikus originales de Eugenio Mateo.
jueves, 16 de julio de 2009
EXPOSICION DE GOYART
Gorgonio Sanjuan es un mago sin chistera.
¿Porqué hago esta aseveración? Pues porque ayer en la Sala de Exposiciones de la Asociación de Artistas Plásticos Goya,se sacó de la manga unos trucos que nos dejaron a todos boquiabiertos. Vino arropado por una trouppe de jóvenes y ya grandes artistas que no tienen nada que temer en este mundo de competencia desaforada y que con el desparpajo que les proporciona su rabiosa creatividad, se pusieron por montera las normas y fueron capaces de llevarnos con decisión a sus respectivos universos, en los que crecen la inspiración vital, la irreverencia y la rebeldia a la sumisión.
¿Porqué hago esta aseveración? Pues porque ayer en la Sala de Exposiciones de la Asociación de Artistas Plásticos Goya,se sacó de la manga unos trucos que nos dejaron a todos boquiabiertos. Vino arropado por una trouppe de jóvenes y ya grandes artistas que no tienen nada que temer en este mundo de competencia desaforada y que con el desparpajo que les proporciona su rabiosa creatividad, se pusieron por montera las normas y fueron capaces de llevarnos con decisión a sus respectivos universos, en los que crecen la inspiración vital, la irreverencia y la rebeldia a la sumisión.
Pareciera que el vino Lambrusco con que nos obsequió nuestra querida Mariela, Presidenta de la Asociación, lo estuviesemos tomando en cualquier gran Galería de Nueva York o Berlín, acompañados por una obras, en las que destaco las esculturas del catalán Joan Priego que mismamente parecían quejarse de que a ellas no se les diera vino, por su impresionante factura y moviento o los cuadros de retratos sombríos pero descarnados del neozelandés Charles Olsen o las paisajes planiformes sensacionales de la polaca Monika Grygier o las fotos con vida del monegrino Eduardo Giménez y todos y cada uno de los restantes artistas.
Fué magia lo de Gorgonio y todavía le bullen en la cabeza nuevos trucos. Incansable, tenaz, cabezudo como buen montisonense. Un utópico posible y un práctico soñador de nuevas peleas.
Que no decaiga, amigo, y cuida mucho a todos, que tengo ganas de tomar lambrusco en Alexander Platz. Gracias
martes, 14 de julio de 2009
EL VICIO DE COLECCIONAR
Los coleccionistas saben que tienen un problema, yo diría que un serio problema pues estan sumergidos en una peligrosa adicción que necesita de una buena terapia para poder desengarcharse. Es un impulso irrefrenable que comparo con los cleptómanos, ya que cosa que ves , cosa que quieres.
Me imagino a los coleccionistas de mujeres cuando todas a la vez pidan coyunda o los que se inclinan por coleccionar relojes de cuco saliendo disparados antes de que den las 12. Vaya tema.
Mi caso es serio porque empezé, como muchos, guardando cajas de cerillas de todos mis viajes que todavía conservo, no sé bien en que sitio. Después coleccioné vinilos y cuando me entero de que están pagando auténticas morteradas por discos de Michael Jackson, me acuerdo que tengo un LP doble del 91-Dangerous- y luego va y por éste se paga muy poco. Maldita sea mi suerte.
He coleccionado de todo, incluso fósiles, porque resulta que cerca de un lugar conocido, el terreno está formado por las llamadas Margas Arguis-Pamplona y salen a patadas, por lo que creo que es otra colección inútil. Confieso que la más valiosa es una de jaboncillos de hoteles porque en alguno de ellos han ocurrido sucesos truculentos de gran notoriedad y se podrían aportar como pistas...
Pero conozco el caso de un conocido con una colección de Pintura, Cerámica y Obra Gráfica, en la que entró por amor al arte y nunca mejor dicho, sin ningún sentimiento de plusvalía ni siquiera calculando si era o nó buena inversión. Esa adicción la ha atemperado por dos razones.- Por no tener ya paredes y porque su fuente de ingresos ha descendido peligrosamente. Se chuta con exposiciones malas para calmar el mono sin peligro y no acude casi a museos porque con cuatro chavos en el bolsillo es capaz de comprar el MOMA de N.Y.
Sin embargo sus cuelgues observando un nuevo trazo en sus cuadros a su vez colgados son poco explicables pero con el tiempo, todo cansa y ya no encuentra nuevas sorpresas en las telas. Y digo yo, ¿que hace ahora?. No son tiempos de venta, dicen que hay crisis, a él le han coincidido las más gordas,por lo que ¿como va a vender ahora si no le darán lo que vale? Esa es otra. ¿quién le pone el valor a estas cosas?. Complicada diatriba tenemos, Pablo Ruiz.
Al final no me queda más que darle la razón al amigo Pedro Fondevila, quien el otro día y con su peculiar estilo, decía en una inauguración que eso de coleccionar no es inteligente,que tenemos que gastar las pocas perras en vino y mujeres y un poquico para medicinas ,por si acaso. Suscribo sus palabras. Voy a ver como consigo liquidez y me largo a donde no haya para atesorar, ni paredes para colgar, a pelo, aunque claro igual me sale la dependencia por los pelos de barba y me pongo a contármelos, que igual se cotizan luego...
Me imagino a los coleccionistas de mujeres cuando todas a la vez pidan coyunda o los que se inclinan por coleccionar relojes de cuco saliendo disparados antes de que den las 12. Vaya tema.
Mi caso es serio porque empezé, como muchos, guardando cajas de cerillas de todos mis viajes que todavía conservo, no sé bien en que sitio. Después coleccioné vinilos y cuando me entero de que están pagando auténticas morteradas por discos de Michael Jackson, me acuerdo que tengo un LP doble del 91-Dangerous- y luego va y por éste se paga muy poco. Maldita sea mi suerte.
He coleccionado de todo, incluso fósiles, porque resulta que cerca de un lugar conocido, el terreno está formado por las llamadas Margas Arguis-Pamplona y salen a patadas, por lo que creo que es otra colección inútil. Confieso que la más valiosa es una de jaboncillos de hoteles porque en alguno de ellos han ocurrido sucesos truculentos de gran notoriedad y se podrían aportar como pistas...
Pero conozco el caso de un conocido con una colección de Pintura, Cerámica y Obra Gráfica, en la que entró por amor al arte y nunca mejor dicho, sin ningún sentimiento de plusvalía ni siquiera calculando si era o nó buena inversión. Esa adicción la ha atemperado por dos razones.- Por no tener ya paredes y porque su fuente de ingresos ha descendido peligrosamente. Se chuta con exposiciones malas para calmar el mono sin peligro y no acude casi a museos porque con cuatro chavos en el bolsillo es capaz de comprar el MOMA de N.Y.
Sin embargo sus cuelgues observando un nuevo trazo en sus cuadros a su vez colgados son poco explicables pero con el tiempo, todo cansa y ya no encuentra nuevas sorpresas en las telas. Y digo yo, ¿que hace ahora?. No son tiempos de venta, dicen que hay crisis, a él le han coincidido las más gordas,por lo que ¿como va a vender ahora si no le darán lo que vale? Esa es otra. ¿quién le pone el valor a estas cosas?. Complicada diatriba tenemos, Pablo Ruiz.
Al final no me queda más que darle la razón al amigo Pedro Fondevila, quien el otro día y con su peculiar estilo, decía en una inauguración que eso de coleccionar no es inteligente,que tenemos que gastar las pocas perras en vino y mujeres y un poquico para medicinas ,por si acaso. Suscribo sus palabras. Voy a ver como consigo liquidez y me largo a donde no haya para atesorar, ni paredes para colgar, a pelo, aunque claro igual me sale la dependencia por los pelos de barba y me pongo a contármelos, que igual se cotizan luego...
MENSAJE EN UNA BOTELLA
Toda obra escrita tiene la obligación de someterse al juicio y criterio del que la lee,para si es el caso y su calidad no la avala, ir directamente al cubo de la papelera. Pero para lo que no está creada es para reposar en un cajón el resto de los tiempos porque para eso existen los ataudes donde al menos se sabe quién reposa.
Quizá por falta de determinación, por timidez, por indolencia, por cobardía, o tantas cosas más, mis escritos han dormido largos sueños en un cajón carentes de vida propia, como ideas sin valor y he necesitado el empujón del Maese Pacheco para revalorizar su propio concepto: que son parte de mis circunstancias y tienen que vivir conmigo para alimentarme el espíritu o ir al destierro carentes de apoyo y reconocimiento.
El blog es una herramienta genial. Te sientas y si eres capaz, vas soltando todo lo que rumias por las noches en vela o por las cornadas que la vida da, sin saber quién te lee, si es que alguien lo hace, si realmente lo que cuentas le importa a alguno de los seres con quién te mides, con quién te disputas la carroña, con quien compartes los rayos ultravioleta, con quien repartes la escasez.
Pero estoy convencido que lo que no se dice no se puede oir, ni lo que se oculta se puede conocer, y por tanto cuando se abre la jaula, el pájaro se escapa pero encontrará otro pájaro o morirá víctima de un gato, da igual; la cadena se pone en marcha y la reacción se retroalimenta para llegar a un fin, bueno o malo, principio o término.
Quizá por falta de determinación, por timidez, por indolencia, por cobardía, o tantas cosas más, mis escritos han dormido largos sueños en un cajón carentes de vida propia, como ideas sin valor y he necesitado el empujón del Maese Pacheco para revalorizar su propio concepto: que son parte de mis circunstancias y tienen que vivir conmigo para alimentarme el espíritu o ir al destierro carentes de apoyo y reconocimiento.
El blog es una herramienta genial. Te sientas y si eres capaz, vas soltando todo lo que rumias por las noches en vela o por las cornadas que la vida da, sin saber quién te lee, si es que alguien lo hace, si realmente lo que cuentas le importa a alguno de los seres con quién te mides, con quién te disputas la carroña, con quien compartes los rayos ultravioleta, con quien repartes la escasez.
Pero estoy convencido que lo que no se dice no se puede oir, ni lo que se oculta se puede conocer, y por tanto cuando se abre la jaula, el pájaro se escapa pero encontrará otro pájaro o morirá víctima de un gato, da igual; la cadena se pone en marcha y la reacción se retroalimenta para llegar a un fin, bueno o malo, principio o término.
Mi mensaje está en la botella. Nada me asegura que un día alguien lo leera. Si vaga flotando por la nada ya está asumido y la perdida descontada. Siempre merecerá la pena, os lo aseguro.
LOS NIÑOS DE MORELIA HAN VUELTO
LOS NIÑOS DE MORELIA HAN VUELTO
Por Eugenio Mateo
Las neblinas matutinas se resistían a evaporarse y lamían las boscadas de la sierra con lenguas de jirones grises. El pueblo recuperaba la silueta perdida la otra noche y la mañana afloró por las primeras chimeneas humeantes.
La calma se volcó de repente en un estruendo que vino acompañando a un flamante autobús que como un elefante en una cacharrería invadió sin contemplaciones aquella burbuja atemporal deteniéndose a la orilla de la carretera, justo enfrente de una casona donde un cartel anunciaba que allí se vendía pan.
Como de una carroza de hierro fueron bajando en impaciente desembarco unos ancianos venerables portadores de una curiosidad que les rebosaba por los ojos y enfilaron en tropel hacia el caminillo que llevaba al horno con una excitada algarabía. Hombres y mujeres que tendrían siete décadas de difícil transcurrir por veredas intrincadas y con la vida pesándoles más a cada instante.
Yo me encontraba en el minúsculo despacho simple y austero que tenía impregnado el olor amable y ancestral de la masa de harina cocida. Como cada mañana y madrugador me gustaba comprar el pan recién hecho y caliente; la charla con Jesus, el panadero,también formaba parte de la liturgia ordinaria pero en esa mañana casualmente quien servía era Carmen, su mujer. Me estaba despidiendo, cobijando el cálido bulto bajo el brazo cuando el sonido de voces viniendo hacia nosotros me obligó a mirar por la ventana sorprendido por la presencia humana a aquella hora y sobre todo por la aparente cantidad de recién llegados.
No me dio tiempo a escapar. Se abrió la puerta y la avalancha me sepultó contra el mostrador cerrándome la salida.
Como no cabíamos todos en el estrecho habitáculo, los de fuera empujaban a los de dentro y no sé porqué , la escena me recordó a los Hermanos Marx en el camarote, pero me chocó más el acento charro que traían bailando en sus palabras.
Protegida por el mostrador que formaba un dique, una noble alacena de madera mostraba su propuesta con formas de hogazas de lomos tostados y promesas de mordiscos crujientes. Sus efluvios atrajeron miradas de reencuentro.
¡àndele!- una voz de mariachi jubilado ascendió sobre el resto de murmullos. ¡Guadalupe lindo! ¡todito en este lugar esta bendito!
¡ Bendito, bendito! corearon los demás al tiempo que un bosque de manos se levantó pidiendo pan.
Con un reflejo miré a Carmen. En su rostro pude presagiar surcos de zozobra.
Ella mantenía el ritmo acostumbrado de servir y cobrar con parsimonia pero las prisas de estos abuelos meteóricos le mareaba, con lo que lejos de animarla al brío le ralentizó.
Algunos probaron suerte fuera y a través de un mar plateado de cabezas miré por la ventana para verlos caer, como una bandada de estorninos, sobre el magnifico cerezo que a esas horas mantenía el rocío en sus tesoros de rojo pasión. Entonces la panadera giró la cabeza y contempló con inusitada sorpresa el expolio. No reprimió un rediós mientras se dirigía directamente hacia el cerezo que estaba pidiéndole socorro.
Desde la tahona pudimos verla correr con los brazos como aspas giratorias espantándoles y ante la desbandada en retirada de los pajaritos les tiró unas cuantas pedradas con formas de alarido que consiguieron mantenerles quietos a unos pasos mas allá del árbol indefenso. La mujer volvió dentro, detrás del mostrador y le fue creciendo en los labios un temblor imperceptible que acabó asomando por sus ojos con filo de sable a la vez que desde la tripa se le desbocaba la furia montañesa.
-¡ Pero qué prisa traen estos abuelos y quien les da derecho a robarme las cerezas!-
-esto sa`cabao ahora mesmo o cierro y voyme a casa-
-si quieren comprar pan se me ponen en fila afuera y van entrando de uno en uno ¿ansina? – como toquen el cerezo les suelto el perro-
Puso un cartel en sus ojos de no estar de broma. Todos fueron saliendo. Como consecuencia pude al fin recuperar mi espacio vital perdido junto con el resuello.
-No te preocupes – le dije – me voy a quedar fuera a vigilar a esta cuadrilla pero me haría falta una porra.-
Carmen me sonrió a través de su mirada.
Cuando por fin salí lo primero que hice fue respirar con ansia de asmático. Quise tragar la mañana entera. Me pude abrir paso a través de una fila desordenada y tumultuosa hasta llegar al pie del árbol. Una señora con cara de niña arrugada me miró masticando cerezas. - Buenos días señora – le sonreí
Ella se acercó entrañable.- Buenos días mi hijito -
Disculpe mi atrevimiento pero ustedes son mejicanos ¿ verdad?
Respondió con voz de corrido.- Claritito, Mexicanos, pero también somos españolitos.-
Me adivinó la sorpresa antes de que asomara en mis ojos.
Toditos hemos nacido en este país lindo pero ninguno conocemos nuestra patria, no más- dijo llevándose a la boca, pícara, otra cereza.- Somos los chavitos de la guerra a los que la República evacuó muy lejos para proteger nuestra infancia del horror pero se nos cortó a la vez el cordón umbilical que nos unía a lo nuestro para trasplantarnos como esquejes en un país que empezaba en Veracruz. Eramos cuatrocientos cincuenta y uno los que aquel día arribamos en un barco que se llamaba “Mexique” allá por mil novecientos treinta y siete.
- ¡Virgencita de Chiapas! cuanto tiempo ya -
Le dolió la memoria en forma de gotas en sus ojos y en la cara apareció el recuerdo que venía acunando desde casi toda la vida. Me impresionó su emoción contenida por la dignidad. La cola del pan discurría tan lenta como la panadera atendiendo.
Parecía que el tiempo había detenido sus latidos; la voz de la anciana me rescató.
- Yo tenía diez años y llevaba siempre al cuello el pañuelo que me dio mi papá al despedirnos en Burdeos. Era bastante alta para mis años y tenía el cabello cortado a lo chico. Durante mucho tiempo eché de menos a mis papás y mi casita en Robres se fue borrando en mi memoria sin querer, con sufrimiento que no imagina ,señor – y calló, naufragando por oscuras corrientes pero al poco volvió a tocar tierra y se le dulcificó la voz. – Nos recibieron miles de personas al llegar a Morelia, en la provincia de Michoacán . Eramos chamacos y nos creímos héroes ante tantas banderitas y con la música de las bandas acompañando al roce de los bultos que portábamos. Nos hicieron muchas fotografías y hasta el Presidente Cárdenas nos vino a recibir y nosotros no supimos si reír o llorar mientras otros daban vivas a México y a la Republica Española. Pero cuando todo aquello acabó y fueron pasando los días fue peor porque los más pequeños lloraban a todas horas y los talluditos tuvimos que cuidar de ellos y ser sus mamás o papás. Tiempos duros que fueron cerrando puertas y abriendo nuevas ilusiones.
Ahorita acá estamos . Un Gobierno nos lleva y setenta años después otro Gobierno nos trae para que veamos lo que perdimos antes de morirnos.- le salió el sarcasmo sin ensayo.
Habíamos llegado , a pasitos , sin darnos cuenta, a la puerta de la panadería y la ví entrar dispuesta como una niña de comunión a recibir el pan de sus mayores pero antes se volvió para dedicarme una tierna sonrisa y un encargo – Recuérdenos para siempre, somos los niños de Morelia-
El pan que llevaba bajo el brazo ya estaba frío . No había reparado que la mañanada estaba fresca así que desanduve el camino para llegar hasta el autobús que esperaba en la cuneta con el motor en marcha. Hice un amago de saludo al chofer y a la guía que con gestos impacientes reclamaban a las excursionistas pero me pudo más la curiosidad y les pregunté a donde iban. – A San Juan de la Peña- dijeron con amabilidad.
La chica, la guía, más dispuesta, me contó que este era un viaje organizado por el Ministerio de Asuntos Exteriores y que recorría los lugares más significantes de la región para mostrar a aquellos señores que venían de Mejico, la Historia y la realidad
de España, a la que habían tenido que abandonar por la Guerra Civil. También me dijo que el Estado les había invitado a quedarse en el país, si así lo deseaban, que los había visto nacer y que estos ancianos eran los últimos valientes que se llevarán nuestra memoria.
Fueron llegando los susodichos cada uno con un pan o con tortas de anís o con las dos cosas y las manos blancas de harina pues la panadera ni se los había envuelto. Agradecí a la muchacha su atención y a la señora, con quien crucé nuevamente la mirada, le dediqué un beso con los dedos pero ella se movió a mi lado y me dejó un beso en la mejilla que me hizo temblar como a un chiquillo.- Larga vida –dije conmovido y cuando todos hubieron subido a bordo y cerrado las puertas el mastodonte mecánico, me quedé parado y levanté mi mano para decir adiós.
Por las ventanillas unas caritas de niños viejos me miraron con la nariz pegada al cristal al tiempo que una manitas, como mariposas blancas, se fueron alejando con suaves vuelos de despedida. La distancia, poco a poco, consiguió desdibujar sus ojitos.
Recuperé los pasos de mis hábitos que me condujeron al encuentro con el café con leche que la siempre antigua cafetera de Luis todavía era capaz de bordar. En ese instante el mundo cotidiano me recibió en las caras de los pocos parroquianos que como cada mañana apuraban su primer consumición antes del tajo.
En ese instante, Javier se alejaba en cada pedalada, camino del huerto.
En ese instante, en la forja de Mariano se reanimó la llama para domar al hierro
En ese instante Blas desató a su perro y apuntó con prisa a una torcaz sin suerte.
En ese instante, las manos de Miguel mancharon de cemento seco unos planos.
En ese instante la sirena de la serrería descargó un pitido de advertencia.
En ese instante el tren, recién llegado a la estación, silbó con un hasta luego.
En ese instante una pareja de buitres surcó la sierra sin batir las alas.
También en ese instante, la niña del autobús volvió a pensar en Morelia.
FIN. 10/2003
.
Por Eugenio Mateo
Las neblinas matutinas se resistían a evaporarse y lamían las boscadas de la sierra con lenguas de jirones grises. El pueblo recuperaba la silueta perdida la otra noche y la mañana afloró por las primeras chimeneas humeantes.
La calma se volcó de repente en un estruendo que vino acompañando a un flamante autobús que como un elefante en una cacharrería invadió sin contemplaciones aquella burbuja atemporal deteniéndose a la orilla de la carretera, justo enfrente de una casona donde un cartel anunciaba que allí se vendía pan.
Como de una carroza de hierro fueron bajando en impaciente desembarco unos ancianos venerables portadores de una curiosidad que les rebosaba por los ojos y enfilaron en tropel hacia el caminillo que llevaba al horno con una excitada algarabía. Hombres y mujeres que tendrían siete décadas de difícil transcurrir por veredas intrincadas y con la vida pesándoles más a cada instante.
Yo me encontraba en el minúsculo despacho simple y austero que tenía impregnado el olor amable y ancestral de la masa de harina cocida. Como cada mañana y madrugador me gustaba comprar el pan recién hecho y caliente; la charla con Jesus, el panadero,también formaba parte de la liturgia ordinaria pero en esa mañana casualmente quien servía era Carmen, su mujer. Me estaba despidiendo, cobijando el cálido bulto bajo el brazo cuando el sonido de voces viniendo hacia nosotros me obligó a mirar por la ventana sorprendido por la presencia humana a aquella hora y sobre todo por la aparente cantidad de recién llegados.
No me dio tiempo a escapar. Se abrió la puerta y la avalancha me sepultó contra el mostrador cerrándome la salida.
Como no cabíamos todos en el estrecho habitáculo, los de fuera empujaban a los de dentro y no sé porqué , la escena me recordó a los Hermanos Marx en el camarote, pero me chocó más el acento charro que traían bailando en sus palabras.
Protegida por el mostrador que formaba un dique, una noble alacena de madera mostraba su propuesta con formas de hogazas de lomos tostados y promesas de mordiscos crujientes. Sus efluvios atrajeron miradas de reencuentro.
¡àndele!- una voz de mariachi jubilado ascendió sobre el resto de murmullos. ¡Guadalupe lindo! ¡todito en este lugar esta bendito!
¡ Bendito, bendito! corearon los demás al tiempo que un bosque de manos se levantó pidiendo pan.
Con un reflejo miré a Carmen. En su rostro pude presagiar surcos de zozobra.
Ella mantenía el ritmo acostumbrado de servir y cobrar con parsimonia pero las prisas de estos abuelos meteóricos le mareaba, con lo que lejos de animarla al brío le ralentizó.
Algunos probaron suerte fuera y a través de un mar plateado de cabezas miré por la ventana para verlos caer, como una bandada de estorninos, sobre el magnifico cerezo que a esas horas mantenía el rocío en sus tesoros de rojo pasión. Entonces la panadera giró la cabeza y contempló con inusitada sorpresa el expolio. No reprimió un rediós mientras se dirigía directamente hacia el cerezo que estaba pidiéndole socorro.
Desde la tahona pudimos verla correr con los brazos como aspas giratorias espantándoles y ante la desbandada en retirada de los pajaritos les tiró unas cuantas pedradas con formas de alarido que consiguieron mantenerles quietos a unos pasos mas allá del árbol indefenso. La mujer volvió dentro, detrás del mostrador y le fue creciendo en los labios un temblor imperceptible que acabó asomando por sus ojos con filo de sable a la vez que desde la tripa se le desbocaba la furia montañesa.
-¡ Pero qué prisa traen estos abuelos y quien les da derecho a robarme las cerezas!-
-esto sa`cabao ahora mesmo o cierro y voyme a casa-
-si quieren comprar pan se me ponen en fila afuera y van entrando de uno en uno ¿ansina? – como toquen el cerezo les suelto el perro-
Puso un cartel en sus ojos de no estar de broma. Todos fueron saliendo. Como consecuencia pude al fin recuperar mi espacio vital perdido junto con el resuello.
-No te preocupes – le dije – me voy a quedar fuera a vigilar a esta cuadrilla pero me haría falta una porra.-
Carmen me sonrió a través de su mirada.
Cuando por fin salí lo primero que hice fue respirar con ansia de asmático. Quise tragar la mañana entera. Me pude abrir paso a través de una fila desordenada y tumultuosa hasta llegar al pie del árbol. Una señora con cara de niña arrugada me miró masticando cerezas. - Buenos días señora – le sonreí
Ella se acercó entrañable.- Buenos días mi hijito -
Disculpe mi atrevimiento pero ustedes son mejicanos ¿ verdad?
Respondió con voz de corrido.- Claritito, Mexicanos, pero también somos españolitos.-
Me adivinó la sorpresa antes de que asomara en mis ojos.
Toditos hemos nacido en este país lindo pero ninguno conocemos nuestra patria, no más- dijo llevándose a la boca, pícara, otra cereza.- Somos los chavitos de la guerra a los que la República evacuó muy lejos para proteger nuestra infancia del horror pero se nos cortó a la vez el cordón umbilical que nos unía a lo nuestro para trasplantarnos como esquejes en un país que empezaba en Veracruz. Eramos cuatrocientos cincuenta y uno los que aquel día arribamos en un barco que se llamaba “Mexique” allá por mil novecientos treinta y siete.
- ¡Virgencita de Chiapas! cuanto tiempo ya -
Le dolió la memoria en forma de gotas en sus ojos y en la cara apareció el recuerdo que venía acunando desde casi toda la vida. Me impresionó su emoción contenida por la dignidad. La cola del pan discurría tan lenta como la panadera atendiendo.
Parecía que el tiempo había detenido sus latidos; la voz de la anciana me rescató.
- Yo tenía diez años y llevaba siempre al cuello el pañuelo que me dio mi papá al despedirnos en Burdeos. Era bastante alta para mis años y tenía el cabello cortado a lo chico. Durante mucho tiempo eché de menos a mis papás y mi casita en Robres se fue borrando en mi memoria sin querer, con sufrimiento que no imagina ,señor – y calló, naufragando por oscuras corrientes pero al poco volvió a tocar tierra y se le dulcificó la voz. – Nos recibieron miles de personas al llegar a Morelia, en la provincia de Michoacán . Eramos chamacos y nos creímos héroes ante tantas banderitas y con la música de las bandas acompañando al roce de los bultos que portábamos. Nos hicieron muchas fotografías y hasta el Presidente Cárdenas nos vino a recibir y nosotros no supimos si reír o llorar mientras otros daban vivas a México y a la Republica Española. Pero cuando todo aquello acabó y fueron pasando los días fue peor porque los más pequeños lloraban a todas horas y los talluditos tuvimos que cuidar de ellos y ser sus mamás o papás. Tiempos duros que fueron cerrando puertas y abriendo nuevas ilusiones.
Ahorita acá estamos . Un Gobierno nos lleva y setenta años después otro Gobierno nos trae para que veamos lo que perdimos antes de morirnos.- le salió el sarcasmo sin ensayo.
Habíamos llegado , a pasitos , sin darnos cuenta, a la puerta de la panadería y la ví entrar dispuesta como una niña de comunión a recibir el pan de sus mayores pero antes se volvió para dedicarme una tierna sonrisa y un encargo – Recuérdenos para siempre, somos los niños de Morelia-
El pan que llevaba bajo el brazo ya estaba frío . No había reparado que la mañanada estaba fresca así que desanduve el camino para llegar hasta el autobús que esperaba en la cuneta con el motor en marcha. Hice un amago de saludo al chofer y a la guía que con gestos impacientes reclamaban a las excursionistas pero me pudo más la curiosidad y les pregunté a donde iban. – A San Juan de la Peña- dijeron con amabilidad.
La chica, la guía, más dispuesta, me contó que este era un viaje organizado por el Ministerio de Asuntos Exteriores y que recorría los lugares más significantes de la región para mostrar a aquellos señores que venían de Mejico, la Historia y la realidad
de España, a la que habían tenido que abandonar por la Guerra Civil. También me dijo que el Estado les había invitado a quedarse en el país, si así lo deseaban, que los había visto nacer y que estos ancianos eran los últimos valientes que se llevarán nuestra memoria.
Fueron llegando los susodichos cada uno con un pan o con tortas de anís o con las dos cosas y las manos blancas de harina pues la panadera ni se los había envuelto. Agradecí a la muchacha su atención y a la señora, con quien crucé nuevamente la mirada, le dediqué un beso con los dedos pero ella se movió a mi lado y me dejó un beso en la mejilla que me hizo temblar como a un chiquillo.- Larga vida –dije conmovido y cuando todos hubieron subido a bordo y cerrado las puertas el mastodonte mecánico, me quedé parado y levanté mi mano para decir adiós.
Por las ventanillas unas caritas de niños viejos me miraron con la nariz pegada al cristal al tiempo que una manitas, como mariposas blancas, se fueron alejando con suaves vuelos de despedida. La distancia, poco a poco, consiguió desdibujar sus ojitos.
Recuperé los pasos de mis hábitos que me condujeron al encuentro con el café con leche que la siempre antigua cafetera de Luis todavía era capaz de bordar. En ese instante el mundo cotidiano me recibió en las caras de los pocos parroquianos que como cada mañana apuraban su primer consumición antes del tajo.
En ese instante, Javier se alejaba en cada pedalada, camino del huerto.
En ese instante, en la forja de Mariano se reanimó la llama para domar al hierro
En ese instante Blas desató a su perro y apuntó con prisa a una torcaz sin suerte.
En ese instante, las manos de Miguel mancharon de cemento seco unos planos.
En ese instante la sirena de la serrería descargó un pitido de advertencia.
En ese instante el tren, recién llegado a la estación, silbó con un hasta luego.
En ese instante una pareja de buitres surcó la sierra sin batir las alas.
También en ese instante, la niña del autobús volvió a pensar en Morelia.
FIN. 10/2003
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lunes, 13 de julio de 2009
VEN, HERMANO
VEN HERMANO MIO
SUBAMOS LA LADERA VERDE ,
QUE ARRIBA BRILLA EL SOL
EN LOS NEVEROS,
ES UN BUEN DIA PARA CAMINAR
A SALVO DE TORMENTAS
NUNCA TE DIJE QUE EN LOS BOSQUES
HABITAN SUEÑOS
CON FORMAS DE AMANITAS
NO TE CONFIES
PERO HUELE EL AIRE
PORQUE JAMAS ENGAÑA
NO MUESTRA EL SENDERO
SU TRAZADO FACILMENTE
PERDERSE ES PERDER EL TIEMPO
NECESARIO PARA MEDIR
NUESTRA ANDADURA
EL TIEMPO, QUE CREIMOS
QUE ERA NUESTRO,
ES SOLO UN PASO MAS
HASTA LA CUMBRE
SUBAMOS LA LADERA VERDE ,
QUE ARRIBA BRILLA EL SOL
EN LOS NEVEROS,
ES UN BUEN DIA PARA CAMINAR
A SALVO DE TORMENTAS
NUNCA TE DIJE QUE EN LOS BOSQUES
HABITAN SUEÑOS
CON FORMAS DE AMANITAS
NO TE CONFIES
PERO HUELE EL AIRE
PORQUE JAMAS ENGAÑA
NO MUESTRA EL SENDERO
SU TRAZADO FACILMENTE
PERDERSE ES PERDER EL TIEMPO
NECESARIO PARA MEDIR
NUESTRA ANDADURA
EL TIEMPO, QUE CREIMOS
QUE ERA NUESTRO,
ES SOLO UN PASO MAS
HASTA LA CUMBRE
LA ESTACION
LA ESTACION
por EUGENIO MATEO
Era uno de esos días en los que la prudencia dicta no viajar por si acaso; martes, trece de septiembre.
El bullicio sonaba acolchado en aquella estación porque era tan grande que su imponente estructura convertía a la gente en figurillas andantes y todos los sonidos que expelían se elevaban disipados, camino de la soberbia techumbre de metal y cristal, guiados por la geometría minimalista imperante.
Bajo su resguardo las personas que por allí deambulaban notaban que sus conversaciones, quien las tenía, sonaban amortiguadas por la moqueta y los que no tenían con quien comunicarse solamente percibían míseros decibelios. Pero por encima de todo y de todos, una voz monocorde y gris se derramaba a través de los altavoces y llegaba hasta el último rincón de aquel espacio donde morían situaciones y nacían encuentros. La voz anunciaba salidas y llegadas que configuraban en cada corazón un ritmo distinto que afloraba en los rostros con diferentes expresiones como si su monótono ensalmo llegase a las almas en lugar de a los oídos.
Unos gritos se acercaban por el hall .
¡ vamos , corre! - ¡ Corre ¡- ¡ perderemos el autobús ¡
Aquella pareja, el hombre delante que era el que gritaba, se abría paso a través del vestíbulo con la frente perlada de sudor y la angustia lacerando sus rostros juveniles. Cargaban dos grandes maletones que arrastraban por el suelo como si de fardos se tratara y que en más de una ocasión demostraron cuan pesadas eran a alguna rodilla despistada.
Llegaron a la puerta de control de acceso al andén perseguidos por varias miradas doloridamente vengativas. Franqueándola, un guarda jurado les escudriñó de la misma manera que si fuesen a secuestrar el ómnibus que ya no podía esperarles más y les cerró el paso como una pared de carne amasada en horas de gimnasio.
Debió realmente de asustarles por sus caras de sobresalto cuando con una voz chulescamente estridente les pidió los billetes. Tras unos momentos de estupor ambos se interrogaron mutuamente a los ojos sin encontrar respuesta.
Los he puesto en mi bolso -decía ella- y hurgaba histérica entre los infinitos objetos de su interior. Cuando comprobó el fracaso se volvió a él.
- A que los has cogido tú, listo. -
Con la voz revuelta por la bilis él le respondió agrio: lista tu puñetera madre, mírate en los bolsillos que tienes que llevarlos tú pero date prisa, joder, que se nos va.
Viéndose perdido volvió su mirada suplicante hacia el gorila que sin mover un músculo presenciaba la escena como si fuese de otra película.
-Por favor, tenemos los billetes pero déjenos pasar. En el autobús los buscaremos con más calma y se los daremos al conductor. No debería haber problemas.-
Su tono era negociador pero en sus ojos brillaba la espada del arrebato.
- No pueden subir al autobús si no me enseñan los billetes. Son las normas,- masculló el homínido, imperturbable.
“ Ómnibus con destino Madrid va a efectuar su salida por anden cinco” -el aviso en off cayó como una losa.
El joven, desencajado, se enfrentó al energúmeno. -¡oiga! tronó, es nuestro viaje de novios ¿entiende? vamos a bajar porque hemos pagado nuestros asientos y un animal como usted no nos lo impedirá.-
Agarró a la chica de la mano y cuando iba a colisionar contra el guardián de las siete llaves en su afán de cruzar la puerta, la maleta de ella se abrió de repente y su contenido se desparramó por el suelo como un puesto ambulante. Delicadas prendas de seda, excitantes bragas de atrevidos colores, modernos pantalones. Todo su ajuar, amorosamente empacado para su luna de miel en el Caribe, se convirtió en un atrezzo inútil que despertó la morbosidad en algunos espectadores que hacían corro. En otros un punto de envidia y en los demás una simpatía por su causa.
La chica rompió a llorar con un grito que estuvo a punto de rasgar
el velo del templo pero que se coló en los tímpanos del morlaco, que sorprendido al fin, no sabía qué hacer y contra su costumbre fue capaz de darse cuenta de dos cosas a la vez; una, que el autobús se ponía en movimiento y la otra que un tacón de aguja, puntiagudo como un puñal, le atravesaba el cráneo.
El revuelo que se armó fue inenarrable. El bruto cayó envuelto en sangre. La chica se desplomó fulminada por un rayo. El novio no quería creer lo que estaba viviendo. La gente se arremolinó estorbando y quitándoles el aire a los dos inermes. Alguien pidió ayuda y al socaire de esta súbita confusión el caos revoloteó por el vestíbulo.
Como dice el refrán “a río revuelto, ganancia de...” un sujeto que mordisqueaba un bocadillo abandonó precipitadamente la cafetería y en un santiamén se apoderó de un bolso que una curiosa había descuidado en un asiento, huyendo el malvado por una de las puertas hacia el total anonimato.
La mujer curiosa graznó como una oca cuando, dándose cuenta de su caro error, volvió al asiento huérfano del bolso .Presa de un temblor espasmódico se tiró a la moqueta berreando y se arrancó varios pelos bajo un ataque de nervios que la hacía, ora balbucir, ora gritar –“ladrones, mi bolso, Ayyyyy.
Varios miembros del personal que acudían a atender a los tres del andén desviaron su ruta para intentar auxiliarla y levantarla pero la desconsolada señora en sus estertores arrastró en su nueva caída a un factor de servicio y a un negro enclenque que se había acercado a ayudar.
Dos chicos espectadores, con cabellos rasta, aportaron a la inédita situación el fragor de sus carcajadas. Uno de ellos sacó su cámara digital de un zurrón y ni corto ni perezoso se zambulló de cabeza en la zarahunda para fotografíar las ligas y el inmenso culo en pompa de la victima. También retrató al factor que a cuatro patas buscaba su gorra de uniforme. Al negro escuchimizado le inmortalizó una sombra de incredulidad que le asomaba por uno de los grandes ojos.
Después, fue cargando la tarjeta de memoria con imágenes del guarda desplomado con el chichón por el que se escapaba un hilillo de sangre. De la pareja, ella moqueando desconsoladamente intentando recoger sus tangas. El, golpeando la pared con los pies mientras dos guardas intentaban sin éxito, llevárselo a la fuerza. De corros de gente entre impresionadas y divertidas que acudían desde todos los rincones. De lo único que no pudo sacar fotos fue de la voz omnipresente que desde los altavoces pedía calma a los transeúntes.
Pero esta vez otro guarda, más cachas que el yacente, atrapó por detrás al improvisado reportero agarrándole por las trenzas y arrebatándole con la otra manaza la cámara a punto de caerse.
-Dame esa cámara, maricón, ¿qué te has creído? -le escupió las palabras en la oreja – está prohibido sacar fotos. ¿vale?-
El rastafari se volvió lo que el tirón de pelo le permitía y mirándole con los ojos turbios por el hachís, mordió en la nariz al cara de perro y el doberman soltó su presa y atendió a su hocico dolorido. Cuando se vió libre el muchacho pilló el petate y salió corriendo sin despedirse de su colega que seguía riéndose, perseguido por los aullidos del guarda pidiendo ayuda.
En la puerta exterior del edificio se detuvo un taxi. De él descendieron cuatro seminaristas con sotana. Eran unos adolescentes sanos y rosados que portaban maletines negros. En grupo penetraron hacia el vestíbulo sin adivinar cuan excitante sería aquel corto recorrido que la providencia les tenía reservado.
En efecto, un melenudo se les apareció de repente a la carrera y como una bola vertiginosa en una partida de bolos, impactó contra las cuatro figuras negras haciéndoles tambalear hasta caer con sus portafolios incluidos y el causante de este desaguisado, osea el chico rasta, fue dando tumbos sin control hasta que al final se estrelló contra el taxi que todavía seguía allí afuera.
Cuando el taxista oyó el golpe salió del coche con cara de llevársele los vientos, más preocupado por la factura del chapista que del chaval que desde el suelo le miraba con estupor dolorido.
Papa!- dijo éste, noqueado –
- Luisito pero... coño ¡ - farfulló el hombre.
Les cortó a ambos la sorpresa un aullido lejano de sirenas que desbocadas se iban acercando. Una manada de vehículos policiales se abrían paso entre el tráfico con un descomunal estrépito seguidos por las jaurías de unidades móviles de los medios de comunicación.
Rodearon la estación. Varias furgonetas de antidisturbios se vaciaron desordenadamente. El exterior fue ocupado por docenas de guerreros de largas porras y cascos sin rostro.
Como en un acto ensayado, penetraron por todas las puertas a la vez los ángeles exterminadores y avanzando en tropel golpearon a todo lo que se movía como hordas sin dios sedientas de venganza.
Las pobres gentes que se quedaron atrapadas en aquella estación intentaron huir de lo que se les venia encima arrastrando a su paso las sillas, las barreras, los puestos de información y hasta las azafatas.
Ante esta estampida las fuerzas del orden adobaron el desorden con botes de humo. Pronto aquel recinto pareció perder su identidad y se convirtió en niebla que derramaba negruras sobre el antes impoluto suelo de granito y moqueta. Pero fue mano de santo, en menos de una hora se dominó la situación restableciendo el orden. Por tierra yacían algunos alborotadores reconducidos a la senda de la sensatez a punta de porra y humareda. Otros protestaban todavía cuando se los llevaban en volandas fornidos robots expertos en contraterrorismo. Los demás renqueaban magullados con las caras negras por el humo hacia los puestos de sanitarios que instalados fuera procuraban remendar tanto descosido.
Los periodistas avanzaban en aquel campo de batalla interrogando a cuantos encontraban en condiciones de responder pero nadie les dijo nada.
Nadie sabía nada.
Nadie sabía que ocurrió. Nadie entendió nada.
El taxista y su hijo se libraron del horror pero tampoco sabían nada, aunque Luisito sí sabia, pero se calló sabiendo que nadie le creería y se dejó transportar en el taxi hacia su casa.
No se investigó. No se depuraron responsabilidades.
No se pidió perdón.
Nadie olvidó.
Nadie cayó en la cuenta que era martes y trece. Mal día para viajar.
11. 2003
Era uno de esos días en los que la prudencia dicta no viajar por si acaso; martes, trece de septiembre.
El bullicio sonaba acolchado en aquella estación porque era tan grande que su imponente estructura convertía a la gente en figurillas andantes y todos los sonidos que expelían se elevaban disipados, camino de la soberbia techumbre de metal y cristal, guiados por la geometría minimalista imperante.
Bajo su resguardo las personas que por allí deambulaban notaban que sus conversaciones, quien las tenía, sonaban amortiguadas por la moqueta y los que no tenían con quien comunicarse solamente percibían míseros decibelios. Pero por encima de todo y de todos, una voz monocorde y gris se derramaba a través de los altavoces y llegaba hasta el último rincón de aquel espacio donde morían situaciones y nacían encuentros. La voz anunciaba salidas y llegadas que configuraban en cada corazón un ritmo distinto que afloraba en los rostros con diferentes expresiones como si su monótono ensalmo llegase a las almas en lugar de a los oídos.
Unos gritos se acercaban por el hall .
¡ vamos , corre! - ¡ Corre ¡- ¡ perderemos el autobús ¡
Aquella pareja, el hombre delante que era el que gritaba, se abría paso a través del vestíbulo con la frente perlada de sudor y la angustia lacerando sus rostros juveniles. Cargaban dos grandes maletones que arrastraban por el suelo como si de fardos se tratara y que en más de una ocasión demostraron cuan pesadas eran a alguna rodilla despistada.
Llegaron a la puerta de control de acceso al andén perseguidos por varias miradas doloridamente vengativas. Franqueándola, un guarda jurado les escudriñó de la misma manera que si fuesen a secuestrar el ómnibus que ya no podía esperarles más y les cerró el paso como una pared de carne amasada en horas de gimnasio.
Debió realmente de asustarles por sus caras de sobresalto cuando con una voz chulescamente estridente les pidió los billetes. Tras unos momentos de estupor ambos se interrogaron mutuamente a los ojos sin encontrar respuesta.
Los he puesto en mi bolso -decía ella- y hurgaba histérica entre los infinitos objetos de su interior. Cuando comprobó el fracaso se volvió a él.
- A que los has cogido tú, listo. -
Con la voz revuelta por la bilis él le respondió agrio: lista tu puñetera madre, mírate en los bolsillos que tienes que llevarlos tú pero date prisa, joder, que se nos va.
Viéndose perdido volvió su mirada suplicante hacia el gorila que sin mover un músculo presenciaba la escena como si fuese de otra película.
-Por favor, tenemos los billetes pero déjenos pasar. En el autobús los buscaremos con más calma y se los daremos al conductor. No debería haber problemas.-
Su tono era negociador pero en sus ojos brillaba la espada del arrebato.
- No pueden subir al autobús si no me enseñan los billetes. Son las normas,- masculló el homínido, imperturbable.
“ Ómnibus con destino Madrid va a efectuar su salida por anden cinco” -el aviso en off cayó como una losa.
El joven, desencajado, se enfrentó al energúmeno. -¡oiga! tronó, es nuestro viaje de novios ¿entiende? vamos a bajar porque hemos pagado nuestros asientos y un animal como usted no nos lo impedirá.-
Agarró a la chica de la mano y cuando iba a colisionar contra el guardián de las siete llaves en su afán de cruzar la puerta, la maleta de ella se abrió de repente y su contenido se desparramó por el suelo como un puesto ambulante. Delicadas prendas de seda, excitantes bragas de atrevidos colores, modernos pantalones. Todo su ajuar, amorosamente empacado para su luna de miel en el Caribe, se convirtió en un atrezzo inútil que despertó la morbosidad en algunos espectadores que hacían corro. En otros un punto de envidia y en los demás una simpatía por su causa.
La chica rompió a llorar con un grito que estuvo a punto de rasgar
el velo del templo pero que se coló en los tímpanos del morlaco, que sorprendido al fin, no sabía qué hacer y contra su costumbre fue capaz de darse cuenta de dos cosas a la vez; una, que el autobús se ponía en movimiento y la otra que un tacón de aguja, puntiagudo como un puñal, le atravesaba el cráneo.
El revuelo que se armó fue inenarrable. El bruto cayó envuelto en sangre. La chica se desplomó fulminada por un rayo. El novio no quería creer lo que estaba viviendo. La gente se arremolinó estorbando y quitándoles el aire a los dos inermes. Alguien pidió ayuda y al socaire de esta súbita confusión el caos revoloteó por el vestíbulo.
Como dice el refrán “a río revuelto, ganancia de...” un sujeto que mordisqueaba un bocadillo abandonó precipitadamente la cafetería y en un santiamén se apoderó de un bolso que una curiosa había descuidado en un asiento, huyendo el malvado por una de las puertas hacia el total anonimato.
La mujer curiosa graznó como una oca cuando, dándose cuenta de su caro error, volvió al asiento huérfano del bolso .Presa de un temblor espasmódico se tiró a la moqueta berreando y se arrancó varios pelos bajo un ataque de nervios que la hacía, ora balbucir, ora gritar –“ladrones, mi bolso, Ayyyyy.
Varios miembros del personal que acudían a atender a los tres del andén desviaron su ruta para intentar auxiliarla y levantarla pero la desconsolada señora en sus estertores arrastró en su nueva caída a un factor de servicio y a un negro enclenque que se había acercado a ayudar.
Dos chicos espectadores, con cabellos rasta, aportaron a la inédita situación el fragor de sus carcajadas. Uno de ellos sacó su cámara digital de un zurrón y ni corto ni perezoso se zambulló de cabeza en la zarahunda para fotografíar las ligas y el inmenso culo en pompa de la victima. También retrató al factor que a cuatro patas buscaba su gorra de uniforme. Al negro escuchimizado le inmortalizó una sombra de incredulidad que le asomaba por uno de los grandes ojos.
Después, fue cargando la tarjeta de memoria con imágenes del guarda desplomado con el chichón por el que se escapaba un hilillo de sangre. De la pareja, ella moqueando desconsoladamente intentando recoger sus tangas. El, golpeando la pared con los pies mientras dos guardas intentaban sin éxito, llevárselo a la fuerza. De corros de gente entre impresionadas y divertidas que acudían desde todos los rincones. De lo único que no pudo sacar fotos fue de la voz omnipresente que desde los altavoces pedía calma a los transeúntes.
Pero esta vez otro guarda, más cachas que el yacente, atrapó por detrás al improvisado reportero agarrándole por las trenzas y arrebatándole con la otra manaza la cámara a punto de caerse.
-Dame esa cámara, maricón, ¿qué te has creído? -le escupió las palabras en la oreja – está prohibido sacar fotos. ¿vale?-
El rastafari se volvió lo que el tirón de pelo le permitía y mirándole con los ojos turbios por el hachís, mordió en la nariz al cara de perro y el doberman soltó su presa y atendió a su hocico dolorido. Cuando se vió libre el muchacho pilló el petate y salió corriendo sin despedirse de su colega que seguía riéndose, perseguido por los aullidos del guarda pidiendo ayuda.
En la puerta exterior del edificio se detuvo un taxi. De él descendieron cuatro seminaristas con sotana. Eran unos adolescentes sanos y rosados que portaban maletines negros. En grupo penetraron hacia el vestíbulo sin adivinar cuan excitante sería aquel corto recorrido que la providencia les tenía reservado.
En efecto, un melenudo se les apareció de repente a la carrera y como una bola vertiginosa en una partida de bolos, impactó contra las cuatro figuras negras haciéndoles tambalear hasta caer con sus portafolios incluidos y el causante de este desaguisado, osea el chico rasta, fue dando tumbos sin control hasta que al final se estrelló contra el taxi que todavía seguía allí afuera.
Cuando el taxista oyó el golpe salió del coche con cara de llevársele los vientos, más preocupado por la factura del chapista que del chaval que desde el suelo le miraba con estupor dolorido.
Papa!- dijo éste, noqueado –
- Luisito pero... coño ¡ - farfulló el hombre.
Les cortó a ambos la sorpresa un aullido lejano de sirenas que desbocadas se iban acercando. Una manada de vehículos policiales se abrían paso entre el tráfico con un descomunal estrépito seguidos por las jaurías de unidades móviles de los medios de comunicación.
Rodearon la estación. Varias furgonetas de antidisturbios se vaciaron desordenadamente. El exterior fue ocupado por docenas de guerreros de largas porras y cascos sin rostro.
Como en un acto ensayado, penetraron por todas las puertas a la vez los ángeles exterminadores y avanzando en tropel golpearon a todo lo que se movía como hordas sin dios sedientas de venganza.
Las pobres gentes que se quedaron atrapadas en aquella estación intentaron huir de lo que se les venia encima arrastrando a su paso las sillas, las barreras, los puestos de información y hasta las azafatas.
Ante esta estampida las fuerzas del orden adobaron el desorden con botes de humo. Pronto aquel recinto pareció perder su identidad y se convirtió en niebla que derramaba negruras sobre el antes impoluto suelo de granito y moqueta. Pero fue mano de santo, en menos de una hora se dominó la situación restableciendo el orden. Por tierra yacían algunos alborotadores reconducidos a la senda de la sensatez a punta de porra y humareda. Otros protestaban todavía cuando se los llevaban en volandas fornidos robots expertos en contraterrorismo. Los demás renqueaban magullados con las caras negras por el humo hacia los puestos de sanitarios que instalados fuera procuraban remendar tanto descosido.
Los periodistas avanzaban en aquel campo de batalla interrogando a cuantos encontraban en condiciones de responder pero nadie les dijo nada.
Nadie sabía nada.
Nadie sabía que ocurrió. Nadie entendió nada.
El taxista y su hijo se libraron del horror pero tampoco sabían nada, aunque Luisito sí sabia, pero se calló sabiendo que nadie le creería y se dejó transportar en el taxi hacia su casa.
No se investigó. No se depuraron responsabilidades.
No se pidió perdón.
Nadie olvidó.
Nadie cayó en la cuenta que era martes y trece. Mal día para viajar.
11. 2003
ARTE. Poema
ARTE
Discurriendo por cauces imposibles ,
determinado a desembocar ,
a unir su caudal con la gran riada
que acabará por precipitarse a borbotones
por el abismo incoloro de la realidad
para teñirla de sienas y cobaltos.
Es el tendón agazapado
que atrapa en el aire un escorzo ,
acaso un buen ángulo
incluso el hueco en un volumen
o el brillo de un reflejo
en unos cabellos desbocados .
Mano que conforma y se recrea
impulso que imagina
arrebato que secuestra
locura que desborda
arte y vida
luz y claroscuros.
15.04.09
Eugenio Mateo Otto
Discurriendo por cauces imposibles ,
determinado a desembocar ,
a unir su caudal con la gran riada
que acabará por precipitarse a borbotones
por el abismo incoloro de la realidad
para teñirla de sienas y cobaltos.
Es el tendón agazapado
que atrapa en el aire un escorzo ,
acaso un buen ángulo
incluso el hueco en un volumen
o el brillo de un reflejo
en unos cabellos desbocados .
Mano que conforma y se recrea
impulso que imagina
arrebato que secuestra
locura que desborda
arte y vida
luz y claroscuros.
15.04.09
Eugenio Mateo Otto
CUENTO DEL AIRE
Según se cuenta todavía en conspicuos corros, hubo un país con interminables secanos y montes chaparrudos donde, desde siempre, el viento soplaba permanente desbocado y era sufrido por sus gentes como una condena asumida, que a veces se cobraba días en blanco y les regalaba la atmosfera mas pura pero volvía de nuevo con saña para colarse por cualquier resquicio y azotarles.
También cuentan que a aquel país arribó el progreso y al socaire nacieron mil y un nuevos negocios que en el nombre de unos pocos vinieron a tomar posesión del paisaje como si fuera suyo. Empresa de poderosos fue domar al viento y para ello sustituyeron los árboles que no había, pero que debía de haber habido, por troncos de acero con brazos de gigante, como en las alucinaciones del Quijote.
Cambió la faz del campo. Hasta donde los ojos pueden volar, alineadas formaciones se hicieron horizonte, esparciendo en el girar de sus guadañas un halo de amenaza. Al final, no quedaron horizontes donde perseguir un sueño.
Dicen que un día, el cierzo, cansado e irritado de tantos regates fallidos, decidió no volver nunca al país de los molinos y se fue a cabalgar sobre olas y dunas a través de bosques animados y ramas complacientes. Incrédulos al principio, los resignados habitantes se vieron indultados de repente del secular castigo. Incrédulas, detuvieron sus aspas las enhiestas torres, sin briznas de brisa para empujarlas.
Pasó el tiempo y el óxido herrumbró las tripas de los monstruos sembrando con su chatarra los páramos. Colonias de cigüeñas anidaron en lo alto; bandadas de grajos hacían equilibrios sobre los afilados bordes de la guillotina; las madreselvas y los zarzales escalaron las inútiles atalayas. El olvido cayó sobre los parques eólicos y el capital huyó a otros pagos para atrapar nuevos aires.
Los más viejos recuerdan aún como batía el cierzo al revolver una esquina; los más jóvenes no saben por qué los horizontes están llenos de hierros viejos con forma de ventilador; los de siempre, callan, como siempre.
Eugenio MATEO
También cuentan que a aquel país arribó el progreso y al socaire nacieron mil y un nuevos negocios que en el nombre de unos pocos vinieron a tomar posesión del paisaje como si fuera suyo. Empresa de poderosos fue domar al viento y para ello sustituyeron los árboles que no había, pero que debía de haber habido, por troncos de acero con brazos de gigante, como en las alucinaciones del Quijote.
Cambió la faz del campo. Hasta donde los ojos pueden volar, alineadas formaciones se hicieron horizonte, esparciendo en el girar de sus guadañas un halo de amenaza. Al final, no quedaron horizontes donde perseguir un sueño.
Dicen que un día, el cierzo, cansado e irritado de tantos regates fallidos, decidió no volver nunca al país de los molinos y se fue a cabalgar sobre olas y dunas a través de bosques animados y ramas complacientes. Incrédulos al principio, los resignados habitantes se vieron indultados de repente del secular castigo. Incrédulas, detuvieron sus aspas las enhiestas torres, sin briznas de brisa para empujarlas.
Pasó el tiempo y el óxido herrumbró las tripas de los monstruos sembrando con su chatarra los páramos. Colonias de cigüeñas anidaron en lo alto; bandadas de grajos hacían equilibrios sobre los afilados bordes de la guillotina; las madreselvas y los zarzales escalaron las inútiles atalayas. El olvido cayó sobre los parques eólicos y el capital huyó a otros pagos para atrapar nuevos aires.
Los más viejos recuerdan aún como batía el cierzo al revolver una esquina; los más jóvenes no saben por qué los horizontes están llenos de hierros viejos con forma de ventilador; los de siempre, callan, como siempre.
Eugenio MATEO
desmanes urbanisticos en el Balneario de Panticosa
El Balneario de Panticosa es uno de esos rincones privilegiados con los que todavía cuenta Aragón y goza de un marco inigualable donde la Montaña enseña su verdadera cara, entre poderosa y amable pero siempre omnipresente.
Llevaba un tiempo que no acudía por aquí a pesar de que hace años tuve una residencia en el pueblo,abajo,en Panticosa y gozé de su paisaje y de su nieve. Tenía interés en ver el estado de la reforma y gran inversión para lograr un centro termal sin parangón. Todos los días en la prensa cuentan cosas sobre grandes filántropos que a cambio de nada se comprometen a acometer maravillosas utopías. Esta vez, el magnate da señales de debilidad y abandona el proyecto, arruinado dice, y deja el paraje como lo encontró, sin mácula, con un riguroso respeto a la Naturaleza, dispuesto para que otros continuen su labor sin ánimo de lucro. ¡ cuantas idioteces tenemos que esperar todavía de nuestros gobernantes, cuantas tomaduras de pelo !
Os presento imágenes del viernes 10.07.09. Se han ido dejando hasta herramientas abandonadas; las termas de Tiberio, en su proyecto magníficas en la firma de Moneo, lucen principios de degradación en la construcción ( a su favor el estupendo circuito termal, porque el agua curativa y milagrosa ya esta allí, sin constructores, mecenas o chupatintas de alto Negociado ). En fin, tomas un café en los nuevos edificios de factura Bauhaus y oyes a los empleados preguntarse entre sí sobre sus salarios que no han cobrado. Todo amenaza cierre y esperaran al último minuto y entonces vendrá un tiburón de subasteros y se lo quedarán por cuatro duros para descanso de nuestros próceres, que entonces dirán en voz alta que han salvado el Balneario. ¡ que lo salven mejor Las Argualas, que desde arriba vigilan !
MONIKA GRYGIER
Conocí a Monika en Beart, la feria de arte en Monzón que nuestro amigo Gorgonio Sanjuan lleva gestionando con un empeño que pocos se atreverían a imitar. Estaba muy cercana al stand donde Arrudí y yo exponíamos, yo de satélite y él de artista comprometido. La primera impresión al ver su obra fué la de sorpresa y la segunda, no poder evitar lanzar continuas miradas que se estrellaban en sus telas, como haciéndome buscar las referencias que sus cuadros escondían. Recuerdo que le dije,una vez habíamos roto el fuego de la comunicación personal,que me parecía distinguir calles y tejados,ciudades planas a vista de pájaro. Monika se rió - claro , es lo que son - y añadió que los arbolitos también estaban. De verdad no había leido nada sobre sus trabajos pero que un pintor pueda hacerme descubrir su mundo sin preguntarle es para mí definitivo para valorarle. Luego he seguido su carrera y va derecha como una moto hacia el triunfo. La tendremos en Zaragoza en Septiembre , en el Espacio Cultural Adolfo Dominguez y el próximo dia 15 de julio en una colectiva que organiza nuevamente Gorgonio en la Asociación de Artistas Plásticos Goya, en la Avda. de Goya.
Oiremos mucho sobre ella, y si no , al tiempo.
Oiremos mucho sobre ella, y si no , al tiempo.
LA NATURALEZA DEVASTADA
En el aniversario del devastador incendio que se tragó la casi totalidad de los pinares de Castejón de Valdejasa, tuve la curiosidad de ver cómo un año después, este paraje , antaño destino de muchos zaragozanos,hacía frente a su destrucción.
Se agarrota el alma cuando te internas por los bosques inanimados de troncos quemados y todavía se respira el olor a hoguera y humo. Hasta el aire ejerce una presión extraña. La desolación se extiende lo que la mirada alcanza y pequeños signos de vida rebrotan , coscojos que aderezan con verdes incipientes la negrura , para cumplir el ciclo y renovar el suelo , pero habrá que esperar ¿ cuantos años ? ¿cuantas generaciones ? cuantas vidas ? Pero , ¿ nos queda tiempo realmente ?
En medio del desastre surge la huella ancestral de la Calzada Romana, que unía Caesar Augusta con Pompaelo (hoy Pamplona ) que mandó construir Augusto. Qué ironia resulta ver sus blancas piedras cruzar indiferentes ante los negros tizones de los pinos. Para terminar la ruta y poder descubrir placeres de diario, me llegué a Castejon de Valdejasa, patria del escabechado, y en su único restaurante me dí el gustazo de comerme una perdiz en escabeche,que mitigó en parte el disgusto del dasayuno con olor a chamusquina. No os lo perdais.
AMOR ACUATICO: PARADA NUPCIAL DE LOS TRITONES PIRENAICOS
Hay muy contadas ocasiones es las que la casualidad te brinda la posibilidad de ser un espectador especial y sobre todo afortunado. En las fotos que os muestro, una pareja de tritones del Pirineo estaban tranquilamente a lo suyo en la alberca de riego de mi finca y pensé que esa oportunidad no la debía dejar pasar, de manera que inmortalicé su parada nupcial sobre el agua. Quizá convenga aclarar que estas duran hasta tres días. Espero que este encuentro "TRITONFASICO" traiga como consecuencia nuevos ejemplares de esta preciosa especie en extinción. Amén.
entorno. Prepirineo. Huesca.
estación. primavera
FOTOS . Eugenio Mateo
EXPOSICION DE ARRUDI
Hasta Septiembre, Miguel Angel Arrudi ha presentado una exposición llamada LOS VENTILADORES SON PARA EL VERANO, en la que presenta bocetos y trabajos relacionados con la idea que tiene sobre el mundo de los molinos eolicos y su clara afección al medio ambiente.
Para colaborar en su concepto hemos colgado en la pared del Espacio Cultural Adolfo Dominguez, en Puerta Cinegia, Plaza de España, una fábula que titulo Cuento del Aire y que he escrito para esta ocasión.
Os la presento a continuación.
jueves, 9 de julio de 2009
Mi HIJO JUAN Y EL CINE
Juan Mateo Piera es mi hijo y posiblemente el mejor documentalista de cine social que existe. El amor de padre se nota pero posiblemente no me paso en esta apreciación. Podréis ver en el enlace con su nombre la última obra que se llama VENTANAS y fué rodada en Buenos Aires sobre las actividades teatrales de un grupo de discapacitados fisicos y psiquicos. La emoción que se destila en cada plano nos acerca a una realidad desconocida para casi todos, como es la lucha por la integración social de estas personas. Podeis ver el documental completo. Espero que
os guste y que sobre todo os sobrecoja.
Mi amigo Joaquin Pacheco
Algunos de vosotros no conoceis a Joaquin Pacheco por lo que no podeis saber como es. Yo, en mi larga vida, he conocido a todo tipo de seres pero confieso que pocos me han demostrado una categoria personal tan fuera de lo común. Para empezar, tiene el reto añadido de tener que desplazarse en silla de ruedas, que tiene su tela... pero el muy cabrito encima es uno de nuestros mejores atletas paralimpicos y en sus sillas (sofisticadas máquinas más bien) es capaz de moverse a más de 30km/h. por lo que si un dia vais por una acera y un obús os arrolla, ahí tendreis al Maese Pacheco. Para seguir es un artista polifacético, como un genio del Renacimiento pinta, esculpe, escribe, diseña, etc. etc. Y encima le gusta el vemouth con anchoas. Toma ya ! Buen tipo, vive Dios. Me honra con su amistad y le agradezco la ayuda en este blog, que es casi suyo.
Espero, amigo mio, que podremos tomarnos muchos vinos juntos y hablar de todo y de todos si se tercia. Junto a ti añado a Arrudi, el genio convertido en Ranillas, al Conejo, Javier Sanz, con su vocación iconoclasta pero un pedazo de pan... duro. No me olvido de Jose Luis Aramendia, el estudioso del Rómanico más ilustre de Aragon y de Europa, con quien se puede hablar hasta del diablo, a Mariano Longás, arquitecto que iba para terrateniente pero su mujer decidió que no y mutó en un ser libre como el viento. A tantos amigos de los que os hablaré y que tienen un denominador común , que les aburre el "aggiornamiento ".
Seguid así, queridos , no rebleis ni una miaja.
miércoles, 8 de julio de 2009
BIENVENIDOS A MI BLOG OPINIONES Y HECHOS
A pesar de mi reticencia inicial a crear este blog, tengo que culpar a mi amigo Joaquín Pacheco de haberme convertido a la nueva religión en forma de comunicación total y una vez que por mis venas ya corre la nueva Fe, quiero dar la bienvenida a todos los vecinos de esta aldea global para que sin que traigan presentes, montemos una fiesta de intercambio personal donde nunca corra el reloj y los días se enlacen . No sé si podré dedicar el tiempo necesario pero lo intentaré. No sé si mis opiniones merecerán vuestra atención. No sé si podré estar a vuestra altura pero perdonar mis torpezas , al fin y al cabo nuestra dimensión no es propia sino la que los demás nos otorgan , pero por lo menos nos divertiremos o lo vamos a intentar.
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