Los coleccionistas saben que tienen un problema, yo diría que un serio problema pues estan sumergidos en una peligrosa adicción que necesita de una buena terapia para poder desengarcharse. Es un impulso irrefrenable que comparo con los cleptómanos, ya que cosa que ves , cosa que quieres.
Me imagino a los coleccionistas de mujeres cuando todas a la vez pidan coyunda o los que se inclinan por coleccionar relojes de cuco saliendo disparados antes de que den las 12. Vaya tema.
Mi caso es serio porque empezé, como muchos, guardando cajas de cerillas de todos mis viajes que todavía conservo, no sé bien en que sitio. Después coleccioné vinilos y cuando me entero de que están pagando auténticas morteradas por discos de Michael Jackson, me acuerdo que tengo un LP doble del 91-Dangerous- y luego va y por éste se paga muy poco. Maldita sea mi suerte.
He coleccionado de todo, incluso fósiles, porque resulta que cerca de un lugar conocido, el terreno está formado por las llamadas Margas Arguis-Pamplona y salen a patadas, por lo que creo que es otra colección inútil. Confieso que la más valiosa es una de jaboncillos de hoteles porque en alguno de ellos han ocurrido sucesos truculentos de gran notoriedad y se podrían aportar como pistas...
Pero conozco el caso de un conocido con una colección de Pintura, Cerámica y Obra Gráfica, en la que entró por amor al arte y nunca mejor dicho, sin ningún sentimiento de plusvalía ni siquiera calculando si era o nó buena inversión. Esa adicción la ha atemperado por dos razones.- Por no tener ya paredes y porque su fuente de ingresos ha descendido peligrosamente. Se chuta con exposiciones malas para calmar el mono sin peligro y no acude casi a museos porque con cuatro chavos en el bolsillo es capaz de comprar el MOMA de N.Y.
Sin embargo sus cuelgues observando un nuevo trazo en sus cuadros a su vez colgados son poco explicables pero con el tiempo, todo cansa y ya no encuentra nuevas sorpresas en las telas. Y digo yo, ¿que hace ahora?. No son tiempos de venta, dicen que hay crisis, a él le han coincidido las más gordas,por lo que ¿como va a vender ahora si no le darán lo que vale? Esa es otra. ¿quién le pone el valor a estas cosas?. Complicada diatriba tenemos, Pablo Ruiz.
Al final no me queda más que darle la razón al amigo Pedro Fondevila, quien el otro día y con su peculiar estilo, decía en una inauguración que eso de coleccionar no es inteligente,que tenemos que gastar las pocas perras en vino y mujeres y un poquico para medicinas ,por si acaso. Suscribo sus palabras. Voy a ver como consigo liquidez y me largo a donde no haya para atesorar, ni paredes para colgar, a pelo, aunque claro igual me sale la dependencia por los pelos de barba y me pongo a contármelos, que igual se cotizan luego...
Me imagino a los coleccionistas de mujeres cuando todas a la vez pidan coyunda o los que se inclinan por coleccionar relojes de cuco saliendo disparados antes de que den las 12. Vaya tema.
Mi caso es serio porque empezé, como muchos, guardando cajas de cerillas de todos mis viajes que todavía conservo, no sé bien en que sitio. Después coleccioné vinilos y cuando me entero de que están pagando auténticas morteradas por discos de Michael Jackson, me acuerdo que tengo un LP doble del 91-Dangerous- y luego va y por éste se paga muy poco. Maldita sea mi suerte.
He coleccionado de todo, incluso fósiles, porque resulta que cerca de un lugar conocido, el terreno está formado por las llamadas Margas Arguis-Pamplona y salen a patadas, por lo que creo que es otra colección inútil. Confieso que la más valiosa es una de jaboncillos de hoteles porque en alguno de ellos han ocurrido sucesos truculentos de gran notoriedad y se podrían aportar como pistas...
Pero conozco el caso de un conocido con una colección de Pintura, Cerámica y Obra Gráfica, en la que entró por amor al arte y nunca mejor dicho, sin ningún sentimiento de plusvalía ni siquiera calculando si era o nó buena inversión. Esa adicción la ha atemperado por dos razones.- Por no tener ya paredes y porque su fuente de ingresos ha descendido peligrosamente. Se chuta con exposiciones malas para calmar el mono sin peligro y no acude casi a museos porque con cuatro chavos en el bolsillo es capaz de comprar el MOMA de N.Y.
Sin embargo sus cuelgues observando un nuevo trazo en sus cuadros a su vez colgados son poco explicables pero con el tiempo, todo cansa y ya no encuentra nuevas sorpresas en las telas. Y digo yo, ¿que hace ahora?. No son tiempos de venta, dicen que hay crisis, a él le han coincidido las más gordas,por lo que ¿como va a vender ahora si no le darán lo que vale? Esa es otra. ¿quién le pone el valor a estas cosas?. Complicada diatriba tenemos, Pablo Ruiz.
Al final no me queda más que darle la razón al amigo Pedro Fondevila, quien el otro día y con su peculiar estilo, decía en una inauguración que eso de coleccionar no es inteligente,que tenemos que gastar las pocas perras en vino y mujeres y un poquico para medicinas ,por si acaso. Suscribo sus palabras. Voy a ver como consigo liquidez y me largo a donde no haya para atesorar, ni paredes para colgar, a pelo, aunque claro igual me sale la dependencia por los pelos de barba y me pongo a contármelos, que igual se cotizan luego...
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