VISITAMOS EL ESTUDIO DE PILAR MORÉ

Ser recibidos en el estudio de los artistas supone entrar en su sancto sanctorum, en su mundo privado y candente en el que se plasman las ideas, la inspiración, en definitiva su esencia creativa. Esto sentimos cuando fuimos invitados por Pilar Moré y su esposo, José Luis, a su estudio donde pasan horas en la turbulenta calma de la lucha con la tela y las materias. Pilar lleva más de 50 años en la brecha, no en vano es una de las artistas aragonesas más reconocidas, dentro y fuera de nuestra Comunidad. Hemos convenido realizar una exposición para el día 3 de Octubre en el Espacio de Arte Nazca, traerá una colección de telas y cartones realizados de propio para la ocasión. Una muestra más de su intensa capacidad de reflejar un mundo interior que visiona en la pintura la fusión de la vanguardia y la técnica. Va a ser una exposición magnífica, espléndida, generosa, en su linea después de tantos años. Mujer inquieta, estudiosa del color y de las formas, ha querido llamarla "INCONFORMISTA", como una tarjeta de visita de su periplo vital por encima de lo convencional o anecdótico.

Estamos muy contentos, por tantas razones, pero sobre todo por compartir con ella una pequeña parte de su mundo.

                                                                               

Pilar Moré. Foto web

A los doce años asiste a clases de dibujo en el estudio de Joaquina Zamora  y con posteridad ingresa en la Escuela de Artes y oficios  de Zaragoza, graduándose en Decoración y Artes Decorativas. Obtiene una beca del Ayuntamiento de Zaragoza, viajando un año a París para ampliar estudios sobre la pintura actual y los impresionistas Franceses. A su regreso reside un año en Barcelona, trabajando en el dibujo de estampación de telas. Viaja por Alemania y Suiza, siempre en contacto con el arte. Realiza dos años de estudios y prácticas del grabado artístico en el Taller Libre de grabado en Zaragoza. Vive en Zaragoza .

Aunque desde 1959 se interesa por la abstracción, tiene obra figurativa de 1973 a 1980. En su primera etapa no figurativa destaca su escaso tamaño, dentro de un expresionismo con oscuras tonalidades para mostrar un sentir misterioso y nostálgico, fuerza y dramatismo. Con posteridad incorpora toques llamativos y planos de absoluta libertad. Al mismo tiempo tiene unos colages extraordinarios, y así continúa hasta el año 2000, compuestos impecablemente y fusionando delicadeza y fuerza. A partir de 1986 se decide por unas abstracciones de gran formato, que nacen por una progresiva eliminación de las formas figurativas. La obra se basa en una estructura geométrica de alegres coloridos, escaso grosor matérico y agilidad en el trazo que surca el espacio en dispares direcciones. Combina lo estático con lo dinámico y un toque espacial con formas redondas que pueden evocar a soles. Hasta el año 2000 mantiene lo expresionista pero controlado por una trama geométrica perfectamente articulada como gran pivote sustentador del soporte. Añádase la variedad colorística, la riqueza de texturas, los trazos signales, el estallante color y la sugerencia espacial. Obra, vista en conjunto, que se interactiva mediante múltiples recursos formales y colorísticos, sin olvidar el cambiante espacio sugerido y las alusiones cósmicas, de manera que se aprecia la intachable fusión de las partes, para mostrar una turbulencia expresiva, dinámica, que moviliza la racional estructura geométrica.

 Gran Enciclopedia Aragonesa

Fotos Eugenio Mateo