Guillermo Gúdel es uno de esos frutos mágicos que la ubérrima cosecha de la Tertulia del Niké regaló a la sociedad a modo de cataplasma que aliviara las heridas del alma de aquella España enferma y desencantada en los siniestros años de la mera supervivencia. La Oficina Poética Internacional permitió a sus fundadores, intelectuales, artistas y escritores, el lujo del sarcasmo en un mundo tutelado por la burocracia omnipresente del régimen. En su seno se cobijó la Peña Niké o Tertulia del Niké, en honor al histórico café en el que se reunían.
A ésa atmósfera de locura creativa se une Gúdel, llegado desde Huesca después de una infancia perdida y una juventud recuperada día a día. Era, en su humanidad, un prudente silencioso que pareciera caminar de puntillas. Vino al Niké poco tiempo después de fundar la revista *Poemas* con Luciano Gracia.
Su poesía mantuvo hasta la muerte en el 2001, una dolorosa melancolía en la que reafirma su interés por el ser humano y sus más íntimas epopeyas. Su natural estoicismo nace del mismo estupor que la vida le produce. Generoso en su ayuda a los jóvenes poetas a los que procuró las páginas de la Hoja del Lunes. Generoso con el mundo. Discreto. Arquitecto de palabras y anhelos. Filósofo del silencio.
De sus más de cuarenta libros, en el titulado "Las Voces Permanentes", editado en 1981, el poema que tuve el honor de recitar:
Mi corte terrenal alza la corte
de mi propia sustancia: barro, hierba,
un poco de carbón, otro de agua,
algo de garra y pluma al mismo tiempo.
Hombre -principio y fin- doy mi mensaje
veraz. Sólo he tomado anotaciones
de la unidad salvaje de la tierra,
del sentido común y de los cinco
sentidos arraigados de mi carne.
De todo lo que he visto he procurado
guardar algún estambre misterioso
para que mi pasión fuera tejiendo
los sueños que acompañan a los seres.
Deseando mis horas de alegría,
he dado a la tristeza mis memorias,
dejándome arrastrar por los ocasos,
reclinándome en mí como en un fondo
hecho de clara noche y día oscuro.
Por estos ojos míos han pasado
muchos goces distintos, muchas penas
distintas, muchos ecos anhelantes,
todos como este impulso que sostengo
para poder seguir como esa nube
que flota sobre el cielo y se deslíe
en un punto cualquiera del espacio
Guillermo Gúdel. 1919-2001 |
En la tarde del jueves, 17 de Mayo, en la Biblioteca de Aragón, tuvo lugar la conferencia y recital: "Ningún poeta de la Peña Niké sin nuestro recuerdo: Guillermo Gúdel" organizado por la Tertulia Fuentes de la Mentira. Se leyó una glosa sobre la vida del poeta a cargo de las presentadoras, Inma Marqueta y María Otal. Posteriormente los miembros de la Tertulia del Van Gogh declamaron varios de sus poemas.
Finalizado el recital, subieron a la mesa los escritores Berta Lombán y Emilio Gastón, ambos amigos y compañeros de Gúdel, (Emilio Gastón fué miembro de la O.P.I y de la Peña Niké), que manifestaron su sincero aprecio y admiración hacia la figura humana y la obra poética que Guillermo Gúdel que nos dejó en legado. No evitaron la emoción cuando los dos recitaron sendos poemas, Berta en el turno de lectura de la Tertulia Van Gogh. Emilio, al final del acto, como broche de oro.
Legado del que hoy se ha reivindicado en la sala su recuperación del ostracismo en el que duermen indeterminadas cantidades de libros del autor, en la más absoluto olvido que lleva camino de hacerse eterno. No haría mal la Administración por realizar un inventario de los bienes culturales existentes en los almacenes y rescatar todos los libros,sean de quien sean, de los que por cierto los autores jamás pudieron sospechar el triste destino que recibirían los desvelos que enterraron pacientemente en cada una de las páginas, y ponerlos a la disposición de los lectores, que somos en definitiva los verdaderos destinatarios. El día que se haga, y esperamos que sea pronto, no se hará mas que devolver a la memoria lo que nunca se debió olvidar. Una cuestión de sentido común.
fotos recital- E.Mateo
Eres un genio, haces unos repotajes super-interesantes, cada día te superas. ¡Bravo! Besicos.
ResponderEliminarGracias Mateo, está muy bien tu comentario, aunque yo también leí.
ResponderEliminarTe quiero decir que ya en vida de Guillermo se dedicó un espacio con su nombre en la Biblioteca de Aragón. Otra cosa es lo estúpido que parece que el legado que entregamos en ese mismo sitio a la que estaba de directora no se pueda ni fotocopiar. El,que era tan generoso, que hacía sus libros para regalar.
Un beso, Berta
Gracias, Guillermo, por tu magisterio de tantas tardes en tu casa.
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