El Populismo como acepción no
pretende cambiar la estructura del estado, social, política y económica, sino preservar el poder y la hegemonía
política a través de la popularidad
entre los ciudadanos utilizando mensajes y medidas que complazcan a los que
votan en un ejercicio de equilibrio imposible
porque satisfacer a todos es una quimera. En este axioma anida el truco de que
todo vale si me siguen votando, con lo que se consigue un protagonismo
dictatorial del líder que acaba yendo en contra precisamente de los que dice
defender. La formación intelectual de la población es importante, aunque la
dejadez y sumisión también cooperan para el desenvolvimiento de estas figuras,
que según las latitudes, van desde el mentiroso conspicuo al payaso con
escolta. Pero también en Europa hemos visto a cretinos con el poder de la
comunicación a su servicio, cayendo en el más esperpéntico de los ridículos
hasta hartar a los que lo llevaron a la cima. Quiere esto decir que en un
sistema político de democracia occidental al uso también tienen cabida
prestidigitadores que abundan en el hecho de que la excepción no hace la regla.
En España, desde la democracia no ha habido demasiados
políticos populistas. En el anterior régimen, donde se practicaba con fruición, uno de los máximos exponentes pudo haber sido Solís Ruiz, quién con su sonrisa sempiterna estaba
siempre en todos los saraos. La Sonrisa del Régimen, le llamaron. Era un
populista de corte paternalista que
pretendía ser el nuevo José Antonio. Se quedó en lo de “Sonrisas” en un régimen
donde pocos sonreían de verdad. Tampoco él. Al dictador supremo, su jefe, no le
hacía falta disimular, lo arreglaba por decreto, pesara a quién pesara.
Desde la transición, quizá Fraga tenía algunos tics del perfil.
Guerra practicó el populismo intelectual disfrazado de ironía pero no lo fue en
la esencia. Bono aparentaba lo que era: un manchego listo con cara de bueno.
Puyol lo quiso ser pero se le notó mucho que tenía bien cogida la buchaca.
Rodriguez Ibarra amagaba, si bien lo hacía para muy pocos. Posiblemente
Tierno Galván llevaba un populista en su interior pero su altura como pensador
lo dejó en simpático ocurrente. En definitiva, actores que no dieron el papel
para ser encasillados bajo esa definición. Todo esto parecía indicar que en nuestra
democracia no tiene cabida un político populista y menos en el poder.
Hasta ahora.
Hay un personaje, con
una larga trayectoria política, que siempre ha demostrado ambición de poder. Ha
disfrutado de cargos prominentes y ahora mismo es Presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid.
Su demostrada habilidad de regate le ha permitido enseñar los
dientes, en más de una ocasión, al propio presidente de su partido sin salir
dañada. Pareciera que es la oposición desde dentro pero con su estrategia hace
guiños a los que ella sabe. Famosas son sus intervenciones, contundentes como
un latigazo, dirigidas al consumo de un sector de la derecha que considera
débiles a los que les representan, y que
espera oír justamente lo que quiere oír aunque la onda expansiva que provoca
alcanza a la mayoría que dice aquello de no ser de derechas ni de izquierdas,
estupendo caldo de cultivo para mayor gloria de estos políticos espabilados. Su
escalada de meteduras de dedos en los
ojos va en proporción a la oportunidad del momento y su repercusión. La
situación de intenso deterioro favorece la problemática social y unas opiniones
suyas levantan de inmediato un eco mediático que multiplica su efecto a ras de
suelo. En los bares se abren dos bandos: los que le dan la razón y los que la
llaman de todo. Cuando hago recuento me salen más de los de a favor. Claro,
supongo que a lo mejor en Cataluña o en Euskadi sale al revés. Intuyo que esta
señora tiene mucho futuro por delante. El hecho que con sus gestos postule una
opinión general hace pensar que conoce bien lo que la gente piensa, dice o
hace; teoría que se confirma cuando pone en su boca lo que corre por muchas
como un mantra. Si hemos de ser sinceros, esta táctica política se viene
practicando desde Roma por lo que su aprendizaje entra en el término de Perogrullo pero hay que reconocer que se
necesitan varias aptitudes naturales para ser un buen populista.
La Presidenta de Madrid parece pretender que quiere serlo
para llegar más arriba. El tiempo marcará los ritmos; la sociedad será la
espectadora de los hechos pero me cabe la duda, llegado el hipotético caso de
que la veamos aupada, si tanto mensaje oportunista no conseguirá el efecto
contrario pues ya se sabe que somos un pueblo desconfiado. Sin embargo, no
hacen falta muchos análisis para temer que cuando las cosas pintan “chungas” la
gente se agarra al clavo ardiente del patriotismo si se lo ofrecen, aunque por
otro lado, sí que hay que pensar mucho sobre el patrioterismo que busca la
patria de unos pocos. Demagogia se hace mucha, sólo hay que escuchar los
discursos pero no conviene confundirla con populismo, cuyas manifestaciones de
cara a la galería se hacen buscando el beneplácito popular para mantenerse
subido al carro con las cartas marcadas que convengan en cada momento.
Sé que estoy haciendo un ejercicio de ciencia ficción a plazo
imprevisible. Si yo hubiera sido de los Rolling Stones, en lugar de titular
como lo hicieron a aquella canción en la que homenajeaban al rock’roll, hubiera
escrito * it’s only science fiction but I don’t like it*
¡Oh, yeah!
regate corto ,, de bola larga,, en estos momentos esta metida en una aventura que mas bien es una desventura ,, llamada EURO LAS VEGAS .. que es como la versión de GRAN SKALA .. que pretendían meternos en los MONEGROS
ResponderEliminarSON UNA BANDA DE CÍNICOS Y MAFIOSOS ,, QUE CONTAR DE PILLAR- cacho- TODO VALE - total como luego te confiesas ,, con dos padrenuestros y una avemaría ... todo perdonado
Que miedo dan personas como ésta. Espero que la inteligencia popular la deje en mujer promesa permanente.
ResponderEliminarEL POPULISMO ES UN CONVITE A BASE DE RANCHO RAMPLÓN Y GRASIENTO REGADO CON VINO RANCIO Y ASPRO
ResponderEliminarAL QUE , POR DESGRACIA, ACUDEN GENTES HAMBRIENTAS, VARIADAS Y DE TODA CONDICIÓN SOCIAL.
! ABAJO EL POPULISMO !