Teodoro medita mientras camina por los parajes de su amado Juslibol. Lo hace a la vez con su objetivo y con la mente, que está puesta en él, porque en la naturaleza encuentra respuestas a sus más intimas preguntas, motivo real de la meditación. Teo es un hombre de Dios que quiere a sus congéneres pero observa el paisaje con ojos de milano descubriendo pistilos que se bañan en rocío, tallos que se mecen al compás del viento, campos de mies con borbotones de amapolas, nubes que se enroscan entre sí para promesas de lluvias, mariposas efímeras que desplegan sus postreros colores. Color y río. El Ebro cercano que da vida. Teo Félix es un fotógrafo naturalista que entre la enseñanza y la oración encuentra siempre el tiempo para capturar los momentos.
Teodoro, el cura, envía cada noche a alumnos, amigos y feligreses una serie de fotografías que sólo pretenden mostrar un mundo real, tal como es si no lo olvidáramos tan fácilmente. Ese mundo donde el detalle pierde la importancia en beneficio de un todo natural y mágico. Nos descubre cada noche lugares, paisajes, paisanajes, nuevas ventanas al exterior.
Ahora nos sugiere un cambio de estrategia. Se vuelve abstracto geométrico para rescatar la superficie de la textura de la piedra, la enea o el bodegón de esas mazorcas que conforman un ir y venir de ángulos y esferas.
fotos Teo Félix
Curiosas e interesantes fotos... alguna corresponde al parque del agua... otras son puros fractales.
ResponderEliminarMariano Ibeas