miércoles, 6 de octubre de 2010

LA FLECHA QUE ROZÓ EL CORAZÓN. DIONISIO SANCHEZ

CAFÉ MONEGRO
La flecha que rozó el corazón

Queridos amigos, compañeros y camaradas:

A principios del mes de Agosto, andaba mosqueado con mis amigdalas. Desde hacía tiempo, casi todos los enfriamientos que cogía siempre hacían mella en ellas inflamándolas para convertirlas en unas extraordinarias anginas. Pero….unas buenas cervecitas frías, un buen atracón de tabaco y un vaporizador que se llama comercialmente "anginovag", hacían el milagro y desaparecía la molestia. Y a seguir…..

Pero esta vez, pasaba demasiado tiempo y la dolencia no desaparecía.

A pesar del mosqueo que, indudablemente escondía otros miedos, decidí ir a ver a mi otorrino y amigo Alejandro Tejero. Me exploró con una camarita de video y no puso buena cara. Las amigdalas estaban ulceradas y había que hacer rápido una biopsia para descartar problemas. ¡Ja! La biopsia cantó la gallina: tumor canceroso…. Y con el temple de su diagnóstico también me animó a luchar y me dio sabios consejos.

En dos días, el mundo se me cayó encima. La palabra maldita, ésa que rehuía escuchar o leer sabedor de que tarde o temprano caminaba hacia su entorno por lógica de probabilidades, se me había estampado en mitad de los ojos ¡Joder y tampoco soy tan viejo- pensaba yo desarmado de argumentos-! ¡Vaya putada, amigos míos!

Me puse rápidamente al habla con mi amigo Juanjo Rivas, Jefe del Servicio de Cirugía Torácica de los Hospitales Miguel Servet y Lozano Blesa de Zaragoza. Como siempre, generoso hasta la médula, se volcó en mi y así pude aprender que el cáncer no es sinónimo de muerte, porque: "Naturalmente que eso se cura, si no qué hacemos leyendo, estudiando, aprendiendo de otros y en algún caso, enseñando a otros" . Y puestos a meterle mano "el objetivo de este proceso que está al comienzo del camino, es la curación total, y a eso tienen que ir encaminadas todas las actuaciones. Esto es como una batalla, el enemigo es un cabronazo de cojones, pero enfrente se va a encontrar gente muy preparada sobre todo a ti".

Bueno, pues ¡hala!, camarada, pecho fuera y a emprender la caminata ¿Qué hay que hacer?..... De nuevo, mi amigo, sacando tiempo de dónde no lo tenía, me acompañó por pasillos y consultas, pedimos papeles, me sacaron sangre. Mi mujer, Cristina, a la que nunca le agradeceré su valentía y su amor, hizo equipo desde el primer minuto. Y, como no, mi hijo que ya es un hombre y al que menudos días le esperaron…. pobre….

En un tiempo record estaba en capilla bajo la tutela de mi amiga Lola, la reina de la anestesia (a la que todavía debo unas buenas raciones de sesos rebozados) y quien me aplicó un chute del que tardé dos días en regresar a vida, experimentando un colocón como no lo había tenido en toda mi vida de drogadicto festivo ¡Qué viaje! El artista de la operación (había que sacar el tumor limpiamente y sus ramificaciones y, encima, si era posible y como una deferencia estética, no dejarme con un cuello de pavo que diera pena a los indigentes somalíes) fue el Jefe del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Miguel Server, Alberto Ortiz García. Su trabajo fue excelente, su modestia apabullante y mi agradecimiento inmenso y de todo corazón.
Fueron 20 días duros de hospital, alimentándome -como es lo propio de estos casos- primero por vía intravenosa y luego mediante una horrible sonda a través de la naríz. Amarrado a los goteros, los paseos se hacían interminables contando baldosas, viendo atardecer sobre la ciudad y otra vez amanecer, asistiendo impasible y adormecido a la rutina de las curas y a los cóctails de fármacos y anestésicos. Y en el silencio de la noche, la lectura de los correos de los amigos y lectores del pollo que eran una fortísima y agradecida maroma que me unía a la realidad que había dejado afuera, tras las batas blancas y los pijamas azules.

Cuando terminó el proceso hospitalario, comenzó el temible mundo que sigue a la cirugía en estos procesos llamados de "tratamiento combinado": cirugía + quimioterapia y radioterapia. Unas modernísimas técnicas que -al parecer- salvan vidas pero a costa de meterle a los cuerpos humanos unos viajes cercanos al límite de la resistencia. Después de 20 días de tratamiento radiológico y de una buena dosis quimioterápica en vena (desde las 8 de la mañana hasta las 6 de la tarde de un día cualquiera atado a un soporte lleno de bolsas de plástico con líquidos hidratantes y también ¡como no! el veneno protocolario) estoy escribiendo este breve relato dedicado a mis amigos y lectores para responderles de golpe por tanto interés y cariño por mis huesos como han demostrado durante los aciagos días pasados.

Ahora mismo, la felicidad por verme entero y convencido de que saldré adelante, sólo se ve empañada por una importante secuela que mantengo a resultas de la aplicación radiológica: he perdido la capacidad de las papilas gustativas y a día de hoy, me es lo mismo comerme un berberecho que una suela de zapatilla de jotero. Hay otras menores: perdida de apetito, nauseas, llagas en la boca, etc, pero la pérdida del gusto es para mi, que he sido (y espero volver a ser) un degustador apasionado de los almuerzos y vermutes, un suplicio superior al de abandonar el tabaco, al que, por suerte, apenas hecho de menos aunque he de decir que cuando voy por la calle, si puedo, me coloco tras la estela de algún fumador de tabaco rubio….¡Aaag, que placer, madre mía!....

En fin, lectores, amigos y camaradas, creía que este mes os debía estas explicaciones . La flecha rozó el corazón pero seguimos vivos ¡A caballo! ¡Yiihiiiiii! ¡Salud!

La flecha que rozó el corazón








Mi amigo y Director del Pollo Urbano, http://www.elpollourbano.net/ , DIONISIO SANCHEZ, publica en el último número de su revista de Octubre, este sincero artículo, en el que cuenta sin  ambages, cómo la parca le ha tirado los tejos pero que él se ha hecho el sueco. Debe ser su habilidad para hacer fintas a lo imposible, pero lo cierto es que mala yerba nunca muere y Dionisio no puede, ni debe, marcharse de rositas, porque tiene una responsabilidad, que los tumores y males varios, no pueden entender y que no es otra que mantener a nuestra conciencia despierta, a salvo de patrañas encubiertas y falsos profetas. Desde 1977 ha sido, a través de las páginas del Pollo, antes en linotipia, ahora virtuales, la voz que llamaba a las cosas por su nombre para desazón y acojono de los que se sentían con patente de corso. No tuvo miedo nunca en denunciar lo denunciable, como tampoco lo tuvo para llamar a más de uno, lo que nadie se atrevía.

Camarada, no te hubiéramos consentido la putada de dejarnos, que lo sepas. Así que toma muchos caldicos pero pocos cigarricos. Déja que te crezca el pelo, aunque eso será difícil, pero al menos el bigote. No cantes demasiado y cambia el grito por el sutil, "pschh", "pschh".  A ver si al final, tus pocos enemigos te han hecho vudú para hacerte callar, pero que se jodan, que les ha salido mal.

Hala, Có, que aún me acuerdo cuando salíamos del colegio después de escuchar a D. Felipe intentando explicar lo inexplicable en Formación del Espiritu Nacional.

¡SALUD!

1 comentario:

  1. !!! Larga Vida al Bufón de Aragón !!!
    (o que vaya buscando un heredero) ja!

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